‘Mario Bros: La película’, desmenuzando la fórmula del éxito
Una de las cualidades más interesantes de la historia de la franquicia de Mario Bros, es que durante casi cuatro décadas este plomero de nariz grande y poblado bigote ha protagonizado el inicio de varias eras de la industria del entretenimiento. Así lo hizo en 1985 cuando apareció el primer juego para la mítica consola NES (Nintendo Entertainment System) y revolucionó el mundo de los videojuegos; lo mismo pasó con la llegada del Super Nintendo y juegos como Super Mario World y Super Mario Kart; cuando salió Super Mario 64 inauguró los juegos en 3D y así podemos quedarnos horas rememorando los logros de Nintendo y su mascota; que ahora da un salto muy interesante ya que de nuevo está inaugurando una nueva etapa, pero esta vez en la industria del cine.
Hace décadas Mario salió de los píxeles y se instauró en la cultura popular con juguetes, ropa, series y varias películas que en su momento no fueron muy exitosas pero ahora son de culto como la de 1993. Pero con esta nueva producción de Universal Pictures, la apuesta es muy grande ya que está pegando duro. Muy duro. Solo en su segunda semana en cartelera recaudó 678 millones de dólares y se volvió el estreno de una película animada más exitoso de la historia, superando por mucho a Frozen 2 (2019) que recaudó 85,9 millones.
Nunca antes se había visto un largometraje basado en un juego que fuera tan exitoso, y tal vez la razón de esto es que nunca antes se había presentado una producción tan bien lograda. El éxito de Mario Bros: La película no se debe del todo a su trama, sino que responde a un cálculo muy bien pensado y ejecutado. Es una fórmula perfecta que seguramente abrirá una nueva saga de películas que durante los próximos años invadirá las carteleras.
El momento indicado
Cuando hablamos de cine industrial, es claro que la última década y media ha estado dominada por las películas de superhéroes. El universo cinematográfico de Marvel (MCU) y el Universo extendido de DC han producido decenas de largometrajes, series, juegos y demás, que han sido un éxito y a la vez un fracaso. Pero todo lo que sube tiene que bajar y si bien sigue siendo una parte muy relevante del mercado, ya no tienen tanto peso porque el público siempre va a querer cosas nuevas, pero que sean familiares.
Tramas sencillas, personajes divertidos, buenos efectos especiales, comedia, la dosis necesaria de drama, universos fantásticos, nostalgia, villanos que amas odiar y muchas referencias a la cultura popular. A todo eso apela esta película; que llega en momento muy fértil para plantar su fórmula.
Las últimas fases de los universos de superhéroes no han sido tan aclamadas y en cambio el descomunal éxito de la serie The Last of Us, demostró que se puede hacer un producto audiovisual basado en un juego que respete la esencia de este y además presente una historia atrapante. Justo ahí llega Mario para robarse toda la atención y abrir la puerta a una unión entre los videojuegos y el cine que no habíamos visto antes. O por lo menos quienes no somos gamers.
Una nueva forma de abordar la nostalgia
Tal vez la mayor cualidad que tiene esta franquicia es que logra hablarle a un público enorme, porque quien jugó por primera vez Mario en el 85 sintió la misma emoción que los niños y niñas que compraron su primer juego en estos días. Gracias a esto, esta película, de forma muy inteligente, logra viajar al pasado, al presente y al futuro. No solo se queda en la referencia clásica, sino que nos presenta personajes como Lumalee, introducido en Super Mario Galaxy (2007), que apela a un público más jóven, al tiempo que pone una secuencia de acción en 2D que rememora el modo de juego de los primeros cartuchos y ambas son entendidas y disfrutadas por toda la sala de cine.
Aparte, el uso de la música es muy interesante porque toma todas las tonadas que hemos tarareado durante décadas, pero le da la novedad de ser interpretadas por una orquesta sinfónica y la banda sonora la complementa con rock ochentero que siempre funciona en términos de nostalgia.
Y para complementar esta idea de unir el pasado, el presente y el futuro junta un cast que une lo que ya son clásicos del cine, sobre todo el de humor, como: Jack Black, Keegan-Michael Key o Seth Rogen con las nuevas grandes estrellas como Chris Pratt y Anya Taylor-Joy que es una de las actrices más cotizadas de Hollywood.
Una canción pensada para lo viral
Jack Black hace años no hacía nada realmente relevante. Si bien siempre ha estado por ahí, no había tenido el éxito que en su momento le dio School Of Rock (2003), básicamente porque este es un actor que por lo general interpreta el mismo papel, es más simpático que talentoso y su apariencia bonachona y buena onda logra que funcione para ciertos papeles. Pero, algo que no se puede negar es que es un muy buen músico. Sabe cantar, tocar la guitarra, el piano y tiene muy claro cómo imprimirle humor a todo lo que hace.
Aaron Horvath y Michael Jelenic, directores de la película, han comentado que desde el principio estuvo la idea de que Black cantara. Según ellos por la emoción de verlo darle vida a Bowser, pero bien sabemos que las redes funcionan con música viral, así que tenían claro que había que sacar una composición que funcionara y “Peaches” funcionó muy bien. Esta corta canción hecha por Eric Osmond, John Spiker y el propio Black se ha tomado las redes por completo e incluso llegó al top 100 de Billboard, que mide la música más consumida del momento. Es un éxito instantáneo que nadie esperaba porque de forma muy inteligente, cambió la línea de Bowser y lo mostró como un ser enamorado capaz de crear belleza de una forma muy chistosa.
Una polémica innecesaria pero que mueve entrañas
Es muy osado decir que entre las estrategias de promoción de la película estaba crear debates y escándalos en redes, tal vez esto solo paso de forma orgánica porque así funciona el internet: dramas, peleas, provocaciones, bots que invaden tus muros y demás. Por alguna razón hay gente debatiendo si la película tiene inclusión forzada o no, si es lo mejor que se ha hecho en la historia del cine o no, si “Peaches” hace apología al acoso o no, entre otras peleas. Lo cual es absurdo porque Mario es todo menos político y es curioso ver cómo el público intenta meterle a la fuerza los debates del presente, a una producto hecho para olvidarse de todo por un par de horas.
Aún así no existe cosa como la mala publicidad y mientras los internautas se desgastan a punta de comentarios, la franquicia sigue facturando.
Poca profundidad pero mucha emoción
Es absurdo pretender juzgar a Mario por su trama. Esta es una historia plana y predecible con poca profundidad y con arcos muy básicos para sus personajes principales, que básicamente son Mario y Luigui.
Esta es lo que se conoce como una historia de orígen que nos presenta a dos héroes; uno aguerrido, orgulloso, terco y que todo lo puede; y uno torpe, tímido, asustadizo que siempre necesita ayuda, pero que al final sale de su caparazón.
Ambos después de apostar todo su futuro en un trabajo de plomería que sale mal, están en un lugar oscuro hasta que la aventura llama y terminan, por coincidencia, entrando a un mundo mágico donde deben usar sus habilidades para ayudar a una princesa guerrera a salvar su reino de un villano enamorado de ella, a la par que ambos fortalecen su relación de hermanos.
Nada del otro mundo y realmente no es necesario que la historia sea compleja porque esta película tiene dos finalidades: entretener y facturar. Lo que realmente hace interesante a esta película es la animación y la espectacularidad de sus secuencias de acción. La pelea con DK Kong, la persecución en el arco iris, la batalla final son momentos sacados de los juegos que mantienen al espectador pegado a la pantalla. Pero, esto también es su mayor debilidad porque en un punto la película es demasiado saturada.
En ningún momento hay un descanso, todo el tiempo está pasando algo muy escandaloso o colorido . Es como comerse un algodón de azúcar sumergido en caramelo y cubierto de chocolates. A veces la película es una sobredosis de estímulos que deja huecos en la historia y preguntas como: ¿por qué ese universo está conectado con Nueva York? ¿cómo una niña llegó al fondo de las cloacas de la ciudad sola y entró al reino de los hongos? ¿por qué Mario es tan atlético en el mundo real si no existen las cajas de poder? ¿Cuántos muertos hubo en Brooklyn después que se juntaron los mundos?
Seguramente las respuestas llegarán en las secuelas y la verdad no vale tanto la pena ponerse filosóficos con Mario Bros, simplemente porque funciona. Está buena para pasar un rato con la familia o distraerse un domingo lluvioso o ver algo en un bus, y por eso hay que siempre pensarla como lo que es: un producto bien construido que sin duda logró impactar la historia del cine.