Sonidos emergentes del Caribe ¿Genéricos o convencionales?
Con una deliciosa mezcla de libertad y disciplina creativa, estas agrupaciones costeñas llegan a Bogotá sin perder autenticidad, promoviendo su música como uno de los grandes valores que fomentan el progreso cultural y económico de la región.
Con algo más de 10 millones de habitantes, el Caribe registra tal abundancia sorprendente de artistas influenciados por su tradición musical -a su vez influencia para la música colombiana de otras regiones- que es fácil encontrar bogotanos tocando cumbia y vallenatos sonando en la Carrera Séptima de un domingo capitalino; pero bien resulta casi imposible ver a un costeño interpretando bambucos, guabinas o torbellinos frente al mar.
Fuera de tradicionalismos o regionalismos aferrados, surge un grupo de artistas que vienen detrás de la onda expandida por Pernett, Systema Solar o Bomba Estéreo, quienes a pesar de pertenecer a una escena fácilmente reconocible, se han dado a la tarea de alejarse de las etiquetas sin perder su autenticidad.
Empieza a ser común encontrarse con estos artistas emprendedores en los festivales y mercados culturales más importantes del país. Por citar algunos ejemplos, Tribu Baharú estuvo haciendo showcase en BOmm y en el Mercado Cultural del Caribe, y representará a la música colombiana en la próxima edición del WOMEX en Santiago de Compostela, España.
Colectro, por su parte, hizo lo suyo en el Circulart del 2014; El Otro Grupo participó en el Hermoso Ruido en Bogotá, y muchos más siguen luchando por un cupo dentro de estos espacios, ya sea en los showcases, franjas académicas o ruedas de negocios.
Gustavo Prieto de Colectro manifiesta que “las bandas emergentes caribeñas invierten mucho ‘camello’ y algunas tenemos que salir de la Costa, con el pecho y la cabeza adelante para lograr los objetivos. Perseverancia, trabajo y disciplina son las vainas que nos han ayudado a generar resultados como estar en un showcase como el de Circulart 2014.”
Boris Nelson y Pocho de Tribu Baharú no toman la noticia de su participación en el WOMEX 2014 solo para celebrar, sino que expresan su compromiso de representar a toda Colombia, buscando que sigan pasando buenas cosas. “Sentimos que nuestro producto está listo y que debemos mostrarlo al público de todo el mundo. Tomamos nuestras agrupaciones como empresas y trabajamos con el objetivo de hacernos autosostenibles. No es necesario salir de la Costa para lograr que la región emerja”.
Para Prieto, sin embargo, es obligatorio “montarse en el tren, llegar a la capital y seguir encarrilados hacia donde el esfuerzo nos lleve”.
Moisés Silva de El Otro Grupo, quien pasó también por el Festival Centro de Bogotá en enero, expresa su agradecimiento a los procesos institucionales: “la radio pública es una gran ventana para poder visibilizar nuestros logros, y las convocatorias que nos han traído a las ruedas de negocios son abiertas y ciertamente exigen demostrar un trabajo real que hemos podido construir desde que LASO llegó a la región. Es necesario olvidar eso de que las cosas son difíciles y hacerse a la idea de que cuando las ciudades son vírgenes en procesos musicales son áreas en las que se puede iniciar una labor mucho más transparente y efectiva.”
Edgar Benítez Fuentes Dr. Tiger, fundador del colectivo Picosonic (quien participó recientemente en el l Foro Internacional de Músicas Tradicionales en México 2014), agrega que “decidirse a ser músico alternativo o de nuevas sonoridades en Colombia, y más en la región Caribe, es muy arriesgado. Por eso es necesario hacer parte de estos espacios de visibilidad para la música independiente, ser constante y no olvidar para qué estamos haciendo lo que hemos optado como estilo de vida.”
“Ser caribeño no necesariamente implica hacer cumbia o música tradicional”, agrega Adolfo Arteta de The Jaars. “Tenemos una costa por donde recibimos muchos ecos sonoros de otras partes y los transformamos a nuestro estilo; el rock en el caribe suena diferente… es caribeño”.
Un fuerte movimiento sonoro se gesta en el Caribe colombiano, una revolución de música independiente que no parece tener vuelta atrás. Los artistas son testigos y actores de un Caribe, que a pesar de sumergirse en tambores y gaitas, no tiene nada de genérico o convencional