‘Movimientos para soltar el alma’, el quinto álbum de Oh’laville, ya está disponible
Movimientos para soltar el alma es un álbum que arriesga y a la vez consolida el lenguaje de Oh’laville. A lo largo de 9 canciones, el trío bogotano atraviesa universos como el rock alternativo, el disco-pop, el post-punk y el trip-hop sin dejar de volver a los orígenes de un Oh’laville guitarrero, audaz y explosivo.
Este quinto disco de estudio -a diferencia de los demás- se concibió desde el principio bajo una idea central que cobijó sus nueve canciones: el movimiento. “Este disco es una especie de manual de nueve canciones, en el que cada movimiento invita a un tipo de liberación que invita a soltar y a fluir desde el baile. Escribir desde un concepto ayudó mucho a darle unidad al disco, como un 'set de reglas' para responder preguntas sobre el ritmo, el tempo, el género y la letra de cada canción”, dice Mateo París, voz líder.
El disco se grabó en dos encierros creativos que la banda realizó en El Alto Estudio, en medio de las montañas antioqueñas, entre 2024 y 2025. La producción estuvo a cargo de Francisco “Kiko” Castro, presente en toda la discografía de la agrupación. “Se sintió muy bien volver al estudio. Fue evidente que llevamos muchos años haciendo discos y que hemos entendido lo que nos gusta y lo que funciona dentro del lenguaje que hemos desarrollado”, dice Andrés Sierra, bajista.
Antes de su lanzamiento, el álbum ya había revelado cuatro sencillos: “Las olas” (que llegó al #1 en el Top25 de Radiónica), “Tantos universos”, “Gravedad” y “Crucemos” ft Fer Casillas. Con la salida del disco se suman cinco temas inéditos: “El presente”, “Futuro”, “No hay amor sin alma”, “Ven a visitarme” y el nuevo sencillo “Un baile en la orilla”.
“Un baile en la orilla” es el quinto single de Movimientos para soltar el alma y agrega una descarga de energía que reafirma el ADN sonoro de Oh’laville, en donde brillan las líneas de bajo, los riffs de las guitarras y la voz desgarradora de Mateo París.
Su letra describe un desfile en donde se reúnen espíritus y humanos, un ritual de baile que resume la promesa del disco. “Esta es una canción para saltar, que está pensada para el en vivo. De alguna forma es una evolución de esa calidez desbordada que exploramos en Gigantes, a la que le sumamos diez años de hacer canciones y texturas electrónicas que la llevan a otro nivel”, dice Andrés Toro, guitarrista.