
La experiencia de migración de Ali A.K.A. Mind hecha canciones
El rap, en su esencia más profunda, es crónico, es testimonio y es verdad. Y en el caso de Ali A.K.A. Mind, el rapero colombiano oriundo de Bogotá, es también un acto de memoria y resistencia frente a la experiencia migrante.
Su primer álbum como solista, Rap Conciencia, lanzado en 2008, marcó un antes y un después en la historia del hiphop colombiano y encapsuló en sus letras el peso emocional de abandonar el hogar, reinventarse en tierras ajenas y construir identidad desde el desarraigo.
Las canciones “Refugiados” y “Pasaporte colombiano” condensan la experiencia migrante de Ali en un relato íntimo que traspasa lo personal para convertirse en un canto colectivo.
Son piezas que emergen del desarraigo, del tránsito por Ecuador y Argentina, y que registran con sensibilidad los dilemas de quienes viven entre territorios físicos y emocionales. Más que simples narraciones, estas canciones son testimonio de una identidad que se reconfigura con cada frontera cruzada.
Ali lo dice sin ambigüedades: “Uno nunca deja de ser migrante. Porque vuelves a Colombia y hay cosas que descubriste afuera, que aquí no pasan igual, y viceversa. Te vuelves habitante del mundo”, confesó en entrevista con Radiónica.
La migración, para él, no se resume en el acto de irse, sino en todo lo que ese desplazamiento remueve: las certezas, los afectos, la manera de estar en el mundo.
Su experiencia personal, iniciada con apenas 200 dólares en el bolsillo, se parece a la de muchos otros: trabajos esporádicos, ciudades ajenas, y una constante lucha por sostenerse sin perder el vínculo con la tierra natal. Esa tensión se vuelve materia prima en “Refugiados”, donde retrata el drama de quienes parten por necesidad, sin papeles ni garantías, pero con la decisión de resistir:
“Quedarme y demostrarles que vengo de tierra de grandes y que lo llevo en la sangre”, canta, dejando claro que la migración también es una forma de afirmación.
Por su parte, “Pasaporte colombiano” es una declaración de identidad forjada en la distancia. En ella, Ali evoca territorios con por medio de símbolos culturales, pero lo hace desde la emoción y no con imágenes superficiales. Ser colombiano, sugiere, no es una condición geográfica: es una nostalgia que lo atraviesa, un dolor que también se canta, una raíz que persiste incluso cuando todo lo demás cambia.
Rap Conciencia fue grabado y producido con los aprendizajes que Ali adquirió en Argentina, donde estudió mezcla y producción musical. En ese entonces, la escena del rap era aún incipiente, por lo que se acercó a productores del ámbito del rock y la cumbia para encontrar un sonido propio.
Más de quince años después de su lanzamiento, el disco que surgió de la introspección de Ali sigue definiendo una nueva etapa del rap colombiano. El artista reconoce que su música aún lo representa, y la respuesta entusiasta del público colombiano en el extranjero al escuchar estas canciones demuestra un profundo arraigo por su tierra.
El valor de su obra radica en que no recurre al nacionalismo fácil ni a los estereotipos del migrante heroico. Su relato es honesto, a veces áspero, pero siempre desde un lugar humano.
Ali no canta solo por él: canta por los que no tienen voz, por los que dejaron todo atrás, por los que sueñan con volver. Su rap es conciencia, es memoria, y sobre todo, es una declaración de amor a un país que duele, pero también abraza.