Discografía clásica del metal colombiano

Discografía clásica del metal colombiano

Les preguntamos por su disco favorito de metal colombiano, y les presentamos la historia de los seleccionados.
Martes, 13 Octubre, 2020 - 02:03

Por: María Camila Ulloa

A finales de los 70 y comienzos de los 80, discos piratas de agrupaciones de metal extranjeras aterrizaron en el país. Gracias al voz a voz, el intercambio de música y las recomendaciones de buenos amigos, en Colombia se comenzó a construir una propuesta lírica y una identidad propia que dio vida al metal nacional.

A los sonidos que llegaban del exterior, heavy metal, death metal, thrash metal, speed metal, punk y black metal, se les dio el toque local creado por agrupaciones que al dia de hoy siguen inspirando a las legiones de "greñudos" que continúan cabeceando y manteniendo vivo el legado del metal colombiano. 

Los tildados “satánicos”, “ruidosos” y “problemáticos” por un sector de la sociedad que aún hoy no los entiende, plasmaron en sus líricas reflexiones sobre la realidad social en la que ha estado sumergida la Nación y con su contenido crítico y desafiante, dieron vida a trabajos y canciones que son himnos de la escena subterránea.    

Hace algunos meses le preguntamos a los usuarios de Radiónica por su disco de metal colombiano favorito. Recibimos más de 150 respuestas, y de esa sencilla interacción les presentamos -sin ningún orden de preferencia- los discos seleccionados. Cuéntenos cuál nos queda faltando y acompáñenos en Radiónica 2, una plataforma dedicada las 24 horas del día a los sonidos extremos del metal y el punk.

 

“Reqviem” de Masacre
Osmose Productions, 1991

En una época en la que las compañías discográficas en Colombia no estaban interesadas en publicar metal, el grupo de Medellín Masacre dio a conocer su primer LP titulado “Reqviem” (1991), producido por el sello francés Osmose Productions.

Alex Oquendo, líder de Masacre, cuenta que “El contacto con el sello se dio en parte por enviar diferentes trabajos de otras agrupaciones. Luego el sello nos propuso ser una de las bandas con las que quería abrir”. Posteriormente, la distribución del disco comenzó de manera artesanal, directo con la banda y movido por el voz a voz: “Nosotros repartíamos unos volantes con la información del trabajo”, añade Oquendo.

El sonido visceral del death metal caracterizado por una voz gutural, se siente con toda su fuerza en canciones como: “Brutales Masacres”, “Ola de Violencia”, “Justicia Ramera”, “Tiempo de Guerra”, “Conflictos de Paz”, “Escoria” y “Sepulcros en Ruinas”. En estas composiciones se habla sin tapujos de la realidad en la que Colombia sigue inmersa: guerra, desigualdad e inconformismo, acompañado de sentimientos de angustia por la violencia que sacudía al país y las muertes de inocentes a manos de diversos grupos armados. 

Este disco fue grabado por Alex Oquendo (voces), Juan Carlos Gómez (guitarra), Dilson Díaz (bajo) y Mauricio "Bull Metal" Montoya (batería), quienes valiéndose de un sonido crudo, guitarras distorsionadas y conceptos sobre muerte, guerra y religión, lograron expresar lo que sentían y vivían en su ciudad. Según Oquendo: “Masacre no es una banda política, nosotros reflejamos esa realidad que estamos viviendo”.

Desde sus primeros trabajos, el EP “Ola de Violencia” (1990) y los demos “Colombia... imperio del terror” (1989) y “Cáncer de nuestros días” (1990), Masacre ha trabajado una clara propuesta estética, lírica y conceptual.

“Todo tiene una intención, nosotros usamos ropa negra por el luto, nuestros pantalones camuflados, botas y cinturones, por la guerra que se vive. Hasta el cabello largo, que en su momento, si la ley decidía cortarle el cabello, pues se lo cortaba”, explica Oquendo.

La portada del disco es tomada de una  pintura del artista francés Georges Rochegrosse conocida como “The Death Of Caesar” que se exhibió en el Salón de París en 1887, en ella se muestra una pelea de senadores sobre el cuerpo del emperador Julio Cesar en el interior del Senado romano. Esta se usó como portada, porque en 1991 se estaba terminando de armar la Constitución Política de Colombia y según Oquendo, “había muchas similitudes con las leyes romanas”.

 

“Verdun 1916” de Neurosis
Talismán, 1995

La banda bogotana de thrash y death metal Neurosis, publicó en 1995 a través del sello Talismán su segundo álbum de estudio titulado “Verdun 1916”. En ese momento el grupo estaba conformado por Jorge Mackenzie (guitarra), Arley Cruz (voces) y Camilo Rodríguez (bajo). La agrupación se inspiró para la producción del disco en la batalla de Verdún, en la que combatieron los ejércitos de Alemania y Francia del 21 de febrero al 18 de diciembre de 1916, y por eso es considerada como la batalla más larga de la Primera Guerra Mundial. Jorge Mackenzie, fundador de la agrupación, comenta: “Verdún es un pueblo francés, puedes ir allá y ver el cementerio, hay praderas de cruces blancas. Fans de la banda me han enviado fotos estando ahí”.

En principio la producción del disco fue autofinanciada e independiente, posteriormente, cuando el disco terminó su grabación, el sello Talismán Music propuso lanzarlo al mercado, distribuyendo el trabajo en las discotiendas de la calle 19 en Bogotá y a nivel nacional. Adicionalmente, se hicieron cuñas de promoción en la emisora 88.9 fm. El resultado de este proceso fue de gran repercusión y el número de ventas fue elevado. 

Con “Verdun 1916” (1995), la escena subterránea de Colombia escuchó canciones sobre política, guerra y violencia: “The Eyes Of The Soul”, “Politicians”, “Deprived of the Liberty”, “Military Sacrifice”, “Full of Thorns” o “Bautizados en Rencor”. En las letras se encuentran críticas hacia la iglesia y se revela la postura de la banda ante la guerra. También hay canciones como “Marea Negra”, basada en un derrame de petróleo en las costas de Alaska a finales de los 80; y se lanzan mensajes a favor del cuidado del medio ambiente. 

“Hay tantas cosas que nosotros podemos manifestar para poner a consideración y reflexión del público, tantas cosas que están mal en el mundo. Tenemos que explorar todos esos temas”, añade Mackenzie, quien se crió en un colegio británico en Madrid, España, por lo que siempre estuvo en contacto con el inglés y la cultura de la primera y segunda guerra. Por este motivo las canciones están escritas mitad en inglés y mitad en español. 

Este disco fue la realización de un sueño para Mackenzie, y después de su debut con “Más Allá de la demencia” (1991), “Verdun 1916” (1995) fue el trabajo que dio a conocer a Neurosis en todo el país y en el extranjero. Incluso el video del sencillo “Verdun 1916''  tuvo rotación en MTV Latino.

Para la creación de la portada Mackenzie se inspiró en una imagen de un libro de historia. “Había una foto de unos soldados alemanes caminando bajo la niebla, cabizbajos, en medio del frío y se me ocurrió la idea de ponerle a uno de los soldados la cara de la muerte mirando a la persona que sostuviera la carátula.”  Dicha imagen correspondía a la Operación Barbarossa (cuando los alemanes intentaron invadir la URSS). Gilberto Villamil, amigo de Mackenzie, pintó la carátula del disco a mano.

 

“Kraken I” de Kraken
Codiscos, 1987

El legado de Elkin Ramírez como cantante y compositor comenzó con “Kraken I” (1987), primer álbum de estudio de Kraken, lanzado el 7 de diciembre de 1987 a través de Codiscos. Para ese momento lo acompañaban Hugo Restrepo (guitarra), Ricardo Posada (guitarra), Jorge Atehortúa (bajo) y Gonzalo Vásquez (batería).

Codiscos le confió la división de rock de la empresa al periodista Carlos Alberto Acosta, quien ya conocía el trabajo de la banda cuando grabó el demo “Todo Hombre es una Historia” (1986). Acosta hizo varias gestiones frente a la junta directiva para que grabaran a Kraken, pero esta propuesta fue negada en varias ocasiones porque en esa época era más común grabar vallenato o música tropical. Andrés Ramírez, hijo de Elkin Ramírez, cuenta que “Un fin de semana no había nada programado para grabar y casi que a escondidas les prestaron el estudio”. El resultado fue un primer EP que contenía dos canciones: “Todo Hombre es una historia” y “Muere libre”, posteriormente grabaron un segundo EP con las canciones “Escudo y espada” y “Soy Real”.

Según Andrés, “el primer EP se vendió bien. Decía mi papá que ellos mismos vendían las copias en una cajita. Una señora que se llamaba Doña Gloria, dueña de un local, les guardaba las cajas de los discos en la noche y al otro día ellos llegaban a recogerlas para vender los EP”. Cada semana Codiscos revisaba las ventas y al darse cuenta del éxito logrado con los EP decidieron grabar el álbum, pero para poder hacer este trabajo les pusieron una meta: debían recolectar más de 500 firmas de fans que prometieran comprar el disco. “Papá me contaba que salía a buscar amigos para que le llenaran ese formato y dejaran grabar el primer trabajo”, recuerda Andrés. Finalmente, el disco fue firmado por 10.000 copias. 

El proceso final del disco es descrito por Andrés como agradable, interesante y nuevo; por otro lado, al escuchar el resultado no fue tan favorable para la banda porque lo había mezclado el ingeniero de Codiscos que estaba acostumbrado a grabar otro tipo de música, así que tuvieron remezclarlo todo. 

En el trabajo se incluyeron las canciones de los dos primeros EP y cuatro nuevas: “No me hables de amor”, “Nada ha cambiado aún”, “Fugitivo” y “Aves negras”. Andrés comenta: “En 'Kraken I', mi papá compuso toda la letra y la lírica. De hecho, él compuso todas las canciones de Kraken mientras vivió. En la composición todos los músicos participan pero siempre hay uno que lleva la batuta, en el caso del ‘Kraken I’ fue Ricardo Posada, él llevó el liderazgo y a partir de esa composición todos iban aportando. Así ha sido siempre, como cuando el maestro Hugo Restrepo hizo las famosas guitarras de ‘Vestido de Cristal’”

El “Kraken I” se publicó a finales del 87, a partir de ese momento la banda comenzó una gira por todo el país. Este trabajo significó algo distinto para los músicos de Kraken, “para papá fue definitivamente el norte de su vida, ahí decidió que ese iba a ser su proyecto para siempre. Antes del ‘Kraken I’ ya lo sabía, pero esa fue la piedra angular de la discografía y así pudo definir más eso que quería hacer”, asegura Andrés Ramírez.

Elkin era pintor y realizó la imagen de la carátula, la llevó a Codiscos y a todos les gustó, estuvieron de acuerdo en que fuera el diseño definitivo. Al ser el primer álbum de la banda, Elkin pensó que debía tener la imagen del kraken como figura mitológica, acompañada de un texto escrito por él mismo. 

 

“Dios Ha Muerto” de Acutor
Mort Discos, 1998

El trío bogotano de thrash metal, conformado en ese momento por: Carlos Montoya (voces y guitarra), Francy Helena Polo (bajo) y Moisés Lugo (batería, teclados y coros), publicó su primer y único trabajo titulado “Dios ha Muerto” en 1998, a través del sello Mort Discos.

Acutor no solo es recordada por este disco clásico, sino también por ser la agrupación encargada de abrir la primera edición del festival Rock al Parque, en el año 95. Luis Ramírez, baterista actual de Acutor, recuerda que ese día, “sale Carlitos con el grito de 'Brutal Existencia' y al final con 'Dios ha Muerto'. Nadie había escuchado en Colombia una banda que dijera 'Dios ha Muerto', con toda esa parafernalia. Cuando nos bajamos de la tarima, empieza la crítica, las personas decían: 'esos están locos, vea todo lo que dicen'”.  

La génesis del disco, que ya cuenta con siete reediciones, fue un largo viaje que comenzó con un programa radial. “Este programa era conducido por Andrés Durán y Lucho Barrera, ellos tenían un vínculo con el estudio Audiovisión y se inventaron un concurso nacional llamado ‘Grabe Rock Gratis’ en el que participaron alrededor de 200 bandas de todo el país. Por esa época teníamos un mánager y con él presentamos dos canciones”, recuerda Carlos Montoya. Esa noche Montoya escuchó el programa, pero no imaginó que serían los ganadores del concurso que les permitió grabar dos canciones en estudio. Una parte (económica) de este proyecto la puso Audiovisión, otra parte la banda y otros dos aportes fueron de José Filiberto Ramírez (Mortdiscos) y Gonzalo Valencia (Gonz - N - Joss). 

El disco se compone de diez canciones y un cover de “Remember the Fallen” de la agrupación alemana de thrash metal, Sodom. Las letras tocan temas sobre sentimientos de agonía, odio, rabia, desesperanza, suicidio, dolor, crítica a la religión y existencialismo. Las líricas del trabajo fueron una adaptación literaria del libro “El Anticristo” de Friedrich Nietzsche. Montoya estudió la filosofía de Nietzsche por más de diez años y se enganchó con sus propuestas filosóficas, estéticas y su preocupación por la música planteada en su libroEl nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música” (1872), donde Nietzsche aborda todos los temas de la tragedia humana representados en la música. “Hay tres temas que son muy directos, que yo llamo La Triada de la Muerte: ‘Muerte en Vida’, ‘Dios ha Muerto’ y ‘El Gran Anhelo’, que están  bien encaminadas a la filosofía de Nietzsche”, agrega Montoya.

De la realización de este trabajo Carlos Montoya y Luis Ramírez se llevaron la posibilidad de engancharse a la libertad de poder interpretar algo con lo que se sienten relacionados e identificados de manera poética y literaria. 

La técnica utilizada para crear la portada del disco fue pintura al óleo sobre tela, realizada por la artista plástica y pintora Janet Castañeda. “La llamé, nos reunimos, discutimos asuntos conceptuales, le entregué el disco para que ella lo escuchara y se empapara del concepto lírico y estético de la banda”, recuerda Montoya.

 

“La Muerte... Un compromiso de todos” de La Pestilencia.
Mort Discos, 1989

Muchos de los usuarios de Radiónica postularon a La Pestilencia con su disco “La Muerte... Un compromiso de todos” (1989), el primer álbum de la banda, publicado en 1989 por el sello independiente Mort Discos.

La agrupación, en su momento conformada por Héctor Buitrago (bajo), Dilson Díaz (voces), Jorge León Pineda (batería) y Francisco Nieto (guitarra), comenzó con su música a expresar de manera directa una denuncia al mal social que atormentaba a Colombia. El disco fue autoproducido por la banda y financiado por un dinero prestado por la mamá de Héctor. Dilson Díaz recuerda que “Héctor era uno de los dueños de Mort-discos y le dijimos: Ponga ahí a Mort-discos, ponga el sello sin problema, pero no fue por la disquera que lo hicimos. Fuimos nosotros mismos”.

Tras tres años de estar tocando y moviéndose en la escena bogotana, Jorge León Pineda se acercó a Arturo Astudillo, de la banda de rock Los Flippers, quien les dio un buen precio para grabar. “Pasaron muchas cosas durante la grabación, una de ellas fue que me quedé sin voz y tocaba terminar como fuera porque teníamos que entregar el disco en una fecha límite o si no se subía un montón el precio del prensaje. A veces pongo el disco y escucho la voz débil, sin embargo era tanto el deseo y las ganas de comunicar y sacar el disco que eran más huevos que otra cosa lo que nos hizo grabar”, cuenta Dilson.

En este disco se encuentran canciones que muchos han pogueado en vivo: “Olé”, “Sangre por Sangre”, “Vive tu Vida”, “Sicairos” o “Sed de Poder”, canciones hechas a conciencia, con una visión clara de lo que estaba pasando en el país y en la sociedad; de ese ambiente hostil nació el nombre del disco, lanzado en uno de los años más violentos que registra la historia del país. “Esta fue una manera de decirle a la gente, 'mire, no hay muchas esperanzas, pero igual, la muerte es un compromiso de todos' porque las esperanzas eran y han sido muy remotas en Colombia”, añade Dilson. Tres meses después del lanzamiento la banda hizo el primer concierto de ese trabajo en el Coliseo Menor de Pereira, ése fue también también el último concierto que La Pestilencia dio con su formación original.

Cuando llevaron el disco a Medellín no esperaban tan buena recepción, según Dilson, “llegaba un grupo de Bogotá que tocaba punk, pero entonces nosotros no éramos punk, pero tampoco éramos metal. Tocábamos algo de punk, metal, thrash, algo de hardcore. Ese álbum era todo lo que nos influenciaba en esa época, entraba algo a la banda y aportaba cosas para hacer música”.

Dilson recuerda también que, Tomás Cipriano Álvarez, quien fue baterista de agrupaciones como La Crisis, Libra y Parabellum, le comentó: “hermano, que álbum tan bien hecho, me parece muy bacano y la verdad la técnica de ese baterista no la había sentido en ningún disco de rock hecho en colombia”

Para Dilson, este trabajo fue el comienzo del cambio que dio su vida: “La Pestilencia cambió todo, hasta mi forma de vivir. Me cambió de ciudad, yo soy mitad amor por Medellín y amor por Bogotá. Me sensibilizó aún más con aquello de tener que escribir canciones, letras, y ver qué tipo de situaciones encontraba uno en la calle”, cuenta.

Del proceso creativo de la carátula Dilson añade: “sentados, tomando café, dijimos: hagamos como una viejita que sin darse cuenta está matando pollitos en una licuadora. La muerte para Colombia es así, fácil”. 

 

“Sacrilegio” de Parabellum
Discos Fuentes, 1987

La agrupación Parabellumconformada en ese momento por Carlos Mario Perez “La Bruja” (guitarra), Ramón Reinaldo Restrepo (voces), Tomás Cipriano Álvarez (batería) y Jhon Jairo Martínez (guitarra), publicó su primer EP titulado “Sacrilegio” bajo Discos Fuentes en 1987.

El proceso de grabación inicialmente fue con Discos Victoria, donde la banda experimentó cosas curiosas: les cambiaran el operador de sonido porque al primero le fue mal. Carlos Mario Pérez “La Bruja”, quien ha tocado en más de 22 grupos desde la disolución de la banda, cuenta que “el primer operador de sonido era cristiano, él decía que tenía sueños malvados, que se le apagaban las luces y que lo asustaban mucho”. La segunda vez que intentaron grabar en Discos Victoria se dañó el sonido, se quemaron los aplicadores y cuando pusieron el disco se dañó el cabezote principal con el que hacían los álbumes, “estaban muy tocados con nosotros, hasta hicieron misa para sacar la mala energía” añade La Bruja. 

Una semana después de esos hechos, Discos Victoria los llamó para devolver el material porque no querían publicarlo, pero a último momento hicieron una excepción y hablaron con Discos Fuentes para que ellos fueran los que publicaran el disco. “Eso fue a la brava, fue muy difícil, de hecho Discos Fuentes nos dejó las cajas afuera del estudio para que recogiéramos los álbumes”, comenta La Bruja. Al año siguiente fueron nuevamente a Discos Fuentes porque querían grabar otro trabajo, pero no les abrieron sus puertas.

“Sacrilegio” cuenta en principio con dos canciones: “Madre Muerte” y “Engendro 666”, composiciones que Parabellum le atribuye a Tomás Cipriano. Para hacer este proceso se encerraban en una pieza que no tenía ventanas en la casa de las tías de Carlos Mario, así quedaban totalmente a oscuras y se ponían a improvisar, Cipriano con unos cojines y un taburete y, por su lado, Carlos Mario con una guitarra eléctrica pirata. Así fue saliendo la música que posteriormente fue vetada por sus letras y su estilo.

“Colombia ha sido un país religioso y moralista. Nosotros cogimos esa Virgen del Carmen de la portada y la arreglamos. Éramos de frente, no nos importaba lo que pensara la gente. La religión y la mala política le han hecho daño a esta humanidad”, afirma La Bruja. 

La realización de conciertos también era un asunto complicado, pero ellos se las arreglaban juntándose en casas viejas, bodegas y en sitios subterráneos. Eran muy reservados cuando hacían conciertos, ponían a una persona en la entrada para que vigilara y así no entrara nadie que quisiera interferir. Según La Bruja “fue difícil hacer toques, fuimos nosotros mismos los encargados, fue casi imposible”

En cuanto a la distribución, fue directamente con Parabellum. La Bruja recuerda que “vendíamos a las personas que considerábamos eran verdaderamente rockeros, nos fiamos mucho de eso. A mí eso no me importaba porque andaba muy elevado, pero el grupo pensaba así”. El que más copias compró y más distribuyó fue Mauricio Montoya, “Bull Metal mandó copias al exterior y por eso conocieron la música en Europa. Piolín compró copias y las mandó al exterior también, si no estoy mal”.

Por las copias enviadas al exterior comenzaron a recibir cartas: “De Inglaterra recuerdo que nos llegó una carta preguntando que cómo habíamos hecho para grabar el álbum, para salir de la ‘aldea’ y grabar esa música tan pesada. La carta era muy charra porque era como si fuéramos indios con taparrabos, era chistoso”. Se tardaron casi diez años para vender 500 copias a 2.500 pesos, “a lo último ni nos pagaron. Ya no hay copias y la gente ahora las pide a 500.000 pesos o más”, añade La Bruja. 

La atmósfera cruda del ultra metal colombiano ha inspirado a bandas conocidas en la escena internacional, “el ultra metal salió de las mismas personas, nosotros no planeamos eso, nosotros decíamos que era metal vulgar, metal grosero, metal pesado”, aclara La Bruja, que agrega que “nos dijeron que cuando escucharon a Parabellum se dieron cuenta de que lo que ellos tocaban era heavy metal”.

Para la carátula pensaron en un sacrilegio, Carlos Mario compró dos imágenes religiosas en la Iglesia San José en San Ignacio y Tomás Cipriano se encargó de finiquitar el diseño.

 

“Javhe karma” de Kilcrops
Independiente, 1996

En 1996 la banda bogotana Kilcrops publicó su primer trabajo titulado “Javhe karma” (1996). El grupo conformado en el momento de la grabación del disco por Hooseman Adame (voces), Carlos Alberto Marín (guitarra), Pacho Lozano (guitarra / bajo) y John De Beltrán (batería y teclados), comenzó a hacer averiguaciones para grabar su primer trabajo porque ya el material estaba listo. Para ese entonces hubo un concurso en 88.9 f.m. llamado “Nuestro Demo”, ahí se ganaron una buena cantidad de horas de grabación en el estudio de Audiovisión. Como resultado se publicaron 1.100 copias aproximadamente que fueron en un principio distribuidas por Talisman Music, sobre todo en la Calle 19 de Bogotá.

El disco cuenta con canciones como “Alquimia”, “La Casa del Dolor”, “Caos Mental” o “Mil Mentiras” que se basó en un documental de UNICEF sobre la niñez abandonada en América Latina. “La conclusión era que un niño en América Latina ya no nacía con el pan o la arepa debajo del brazo, sino que nacía endeudado con mil dólares por los bancos de fomento industrial”, explica Hooseman. 

Por otra parte, la canción “Infiel a dos mentiras” se inspiró en el libro “Saulo, el incendiario” (1991) del escritor francés Gérald Messadié, que narra la historia del apóstol Pablo, cobrador de impuestos, nacido judío pero con nacionalidad romana, quien se denominaba como un apóstata a su raza y que fue escrito en la canción como un infiel a dos mentiras. “En realidad eran tres mentiras, era Judío, Romano y luego se volvió  cristiano”, cuenta Hooseman.

La segunda parte de la canción fue la última letra que se grabó del disco, la inspiración estaba abandonando a Hooseman, luego de tres meses sin lograr terminar la canción. “Me invitaron a cine. Yo llegué a la cita y tuve que pasar un puente peatonal, iba muy angustiado porque tenía que entregar esa canción y la letra al pasar al puente prácticamente quedó escrita. Para que no se me olvidara había un puestito de una chica que vendía dulces y le pedí un esfero, un papelito y lo anoté. Si me preguntas qué película vi ese día, no reacuerdo, yo quería salir rápidamente para mi casa a ver cómo quedaba la letra”, recuerda Hooseman.

El metal despertaba molestia en algunas instituciones y miembros de comunidades religiosas, Hooseman cuenta que una vez salieron en el programa “Panorama” donde se realizó un reportaje, que según recuerda Hooseman, fue muy crudo, amarillista y sensacionalista: “Buscaban mostrarle a la gente que los que escuchaban metal eran drogadictos, satánicos y viciosos. A nosotros no nos gustó, pero curiosamente sí hubo una que otra reacción de familiares y una nota de protesta por un cura hacia el programa, pero no logró mayor dimensión”.

Posteriormente sucedió lo mismo en un concierto en Ibagué en el que “la alcaldesa no quería que tocáramos, era una señora integrante de una congregación religiosa. Entró, apagaron los equipos, prendieron la luz y un policía o no recuerdo si fue ella misma, se fue hasta la tarima, encontró un pick de tocar guitarra y lo primero que hizo fue decir que era un cursor de la tabla ouija. Nos dio mucha risa, ahí se acabó el concierto, entró la policía y chao lo que estaba sonando”

Este trabajo sigue teniendo repercusión, tanto que actualmente la banda ha pensado en una posible remasterización, pero por el momento se concentra en un nuevo álbum: “A veces pienso que debería hacer una remasterización, a veces digo 'sí' o 'no sé', es esa dicotomía, esa decisión se ha venido aplazando y mas ahora porque estamos haciendo material nuevo. Tal vez podríamos probar con una canción”, añade Hooseman.

La portada del disco la realizó el baterista John de Beltrán, quien se estaba graduando de diseñador gráfico. Él tenía el diseño a color, pero por cuestión de presupuesto quedó solo a dos tintas, en cyan. 

 

“Niño Gigante” de Ekhymosis
Codiscos, 1993

La banda de thrash metal formada en Medellín, e integrada -al momento de grabar el disco- por Andrés García (bajo), Esteban Mora (batería), José Uribe (guitarra) y Juan Esteban Aristizábal “Juanes” (voces), publicó su primer álbum de estudio en 1993 a través de Codiscos. Andrés García, cuenta que “la novia de un productor musical trabajaba en Codiscos, a ella le gustó el sonido que tenía la banda y esa fue la apertura con la casa disquera. La producción estuvo a cargo de Federico ‘Habichuela’ López ”.

La influencia sonora del disco se le atribuye al metal de los 80 que miembros de la agrupación escuchaban: “Juanes siempre fue por el estilo de Metallica, yo era más de Anthrax, Testament y Slayer, creo que eso hizo que el ‘Niño Gigante’ tuviera ese cuerpo que grabamos en el estudio”, comenta Andrés.

El disco cuenta con diez canciones, entre las cuales están “Depresión”, “Limpios de Fe”, “El Tiempo” y “Cultura Fuerte”. De las letras, influenciadas por el entorno y lo que sucedía en Medellín, Andrés recuerda que “la ciudad estaba muy aporreada por el narcotráfico. Pablo Escobar fue inspiración de muchos artistas en la ciudad, era imposible no tocar el tema”.

La radio difundió varios cortes de este disco, entre esas Veracruz Estéreo: “esa fue la emisora más metalera en la ciudad y no duró mucho. Los medios y el contacto era underground. Si Bull Metal no hubiera existido en la ciudad, gran parte de la música no hubiera sido conocida”, recuerda Andrés. El éxito de la canción “Niño Gigante” hizo eco en Bogotá, mientras “Solo” fue la canción más movida en el Eje Cafetero.

Eran muy jóvenes, Andrés estudiaba artes y tenía una visión negativa de la situación en la que la ciudad estaba sumergida, y esa crisis se ve reflejada en las letras. “Juanes era como la parte romántica, yo siempre he sido rebelde e inconforme, siempre fui la ironía de las letras, así que nos complementábamos. Juanes escribía una frase y yo le negaba todo ese romanticismo, así funcionaban las letras”, añade Andrés.

La canción “Niño Gigante” se relaciona con un sicario, en Medellín se hablaba todos los días sobre ellos, de ahí también surgió la idea original de la carátula que posteriormente fue censurada. Andrés visitaba con frecuencia a una amiga y en el camino que realizaba veía en un semáforo a un niño vendiendo chicles. “Lo contratamos, lo llevamos para un estudio y conseguimos un revólver calibre 38. La foto era muy violenta porque era un peladito con una pistola más grande que él. Esa fue la foto, era macabra. Al hacer el lanzamiento de la canción con esa portada, fue censurada”, cuenta. 

Al no poder publicar el trabajo con esta portada, la cambiaron: “El metal, como todo el rock, cumple dos papeles, ser rebelde y anarquista, porque a los jóvenes así se les impongan ritmos, lo mantienen vivo. Para mí, el ‘Niño Gigante’ sigue siendo actual, no ha cambiado en nada, no ha crecido, no ha sido educado y no ha tenido las oportunidades que podría tener en otra sociedad”, añade Andrés.

Mi arma suena bien
Y ya no lo hago mal
Mi piel se destiño
Mi corazón murió.
Se acabó
Se terminó
Se acabó
Se terminó.

Niño Gigante - Ekhymosis 

 

“Espías Malignos” de Darkness
Rock - Ola Discos, 1989

La agrupación bogotana de thrash metal Darkness, publicó su primer EP en 1989 bajo el nombre de “Espías Malignos”. Este disco fue grabado por Rodrigo Vargas (guitarra), Carlos Olmos (bajo), Óscar Orjuela (batería) y Jake Cruz (voces/guitarra), con el apoyo de Gustavo Arenas, uno de los pioneros de la radio rock en Colombia, conocido como Dr. Rock, bajo su sello Rock - Ola Discos, de cuya distribución también se encargó. Óscar Orjuela comenta que “Gustavo Arenas vio a la banda en un ensayo, escuchó una canción y decidió que Darkness era la banda que él quería impulsar. Para nosotros fue algo que nos impresionó muchísimo, algo que no pasaba por nuestras cabezas”.

Ensayaban en la casa/finca de un amigo de Gustavo, a la que para llegar debían atravesar la ciudad. Posteriormente fueron a un estudio de salsa por Chapinero: “sentíamos un poco de temor por cómo se podría llevar a cabo, pero nos sorprendimos porque el estudio a pesar de no trabajar la música, estaba muy bien hecho”, añade Óscar. En ese estudio de salsa se completó el proceso en la Semana Santa del año 89.

El disco está integrado por cuatro canciones: “Espías Malignos”, “Neurótica”, “Metalero” y “Agresiva”; sus letras abordan temas como violencia, desigualdad, guerra, inconformismo y, por supuesto, el metal. “La canción 'Metalero' habla sobre la persecución que había en ese momento”, aclara Oscar. 

El proceso de composición de la banda se le atribuye a Jake Cruz y Óscar Orjuela, quienes se reunían a ensayar tres días a la semana en un salón comunal prestado: “Nos reuníamos  desde las 3:00 p.m. y ahí nos poníamos a jugar con las ideas que le habían surgió a Jake y que me habían surgido a mí”, cuenta Óscar, después se juntaban con Rodrigo Vargas y Carlos Olmos para el ensamble.

El lanzamiento del disco fue en Bogotá y asistieron muchas personalidades de farándula, tv y radio. El resultado fue una buena impresión y de ahí en adelante se presentaron muchas propuestas, entre ellas, moverse en el país y llegar a Ecuador. Según Óscar: “cuando fuimos a Quito, Ecuador, pensábamos que nadie conocía la música. Para nosotros fue sorpresa llegar a un local totalmente lleno, con unas 800 personas o 1000. La gente cantó a pulmón las canciones”. Más adelante, Jake Cruz se retiró por convicción de religión y los tres integrantes restrantes quedaron con la tarea de completar la promoción del disco. “Fue una tarea bastante larga de hacer, terminamos como un trío por un buen tiempo, pero pudimos completar la parte de promoción”, añade Óscar.

Con diversas propuestas sobre la mesa y algunas sugerencias de amigos muy cercanos, comenzó la planeación de la carátula. La idea surgió por una presentación en Cafam de la Floresta, un viernes a las cuatro de la tarde.“Tenían un ciclo de entretenimiento para el supermercado. Comentamos con Jake y Carlos que el público que teníamos no era de rock, porque no era la hora, ni el lugar para el metal. Como público teníamos a una señora con un carro de mercado mirándonos sorprendida, un par de policías, y más tarde un grupo de metaleros. También fueron algunos punks de aquella época”, relata  Óscar, quien le contó la experiencia a su amigo Yuri Vargas, diseñador gráfico, para realizar un boceto. “Se veía la tarima y a estos personajes mirándonos, como juzgandonos o dando una opinión. Ese boceto se le pasó a otro amigo encargado de realizar la carátula, quien fue retratando a estos personajes en una caricatura y los puso en un marco cuadriculado”, recuerda Óscar.

Este trabajo fue una sorpresa para la banda y, para Óscar, el comienzo de un sueño: “es un sueño que tenía a los seis años, un sueño de chiquito, de querer formar una agrupación”.

Están tras de ti, siguiendo tu andar
Buscan tu sangre con furia animal
Esperan tener, control sobre ti
Debes huir, escapar de allí.
Espías malignos, destino fatal
Tu vida sigue huyendo y tú solo estás.

Espías Malignos - Darkness

 

“888 Metal” de Reencarnación
Independiente de 1988

La banda de Medellín publicó en 1988 su primer LP titulado “888 Metal”. Víctor Raúl Jaramillo “Piolín” cuenta que una de los primeras dificultades que tuvo que superar para grabar este disco fue “conseguir los instrumentos adecuados, que no eran muy adecuados para comenzar”.

En aquella época Reencarnación era Germán Villa “El Gato” (batería) Víctor Raúl Jaramillo “Piolín” (bajo/efectos), mas un violín ejecutado por David Rivera y una guitarra acústica a cargo de Ricardo Amaya. “Agregamos una guitarra acústica que iba a quedar en principio como un asunto atmosférico en una parte de los temas, pero era tan atmosférico que ni se quedó oyendo, no se distingue esa guitarra”, comenta Piolín.

Consiguieron un estudio donde se grababa música carrilera y de despecho, y allí se presentaron varios percances. La consola tenía seis canales y en medio de la grabación se fundió uno de estos, y además la persona que estaba al cuidado del sonido y del registro no tenía conocimiento de rock. “Esas fallas técnicas de instrumentación en la grabación y en ejecución produjeron el sonido identificado ahora como ultra metal”, aclara Piolín.

El disco se conforma por ocho canciones, el contenido de las letras es fuerte, contestatario y busca generar una clarificación de conciencia y apertura del pensamiento crítico inspirado en las reflexiones de Nietzsche y de otras lecturas con un planteamiento filosófico/poético.

Según Piolín: “En los últimos diez años muchas personas de la época me han confesado que cuando escuchaban ‘El Canto de los Sepulcros’ les daba un miedo el hijueputa y lo apagaban. A muchos, las familias los echaban de la casa o les quemaban los discos porque era satánico y se los iba a llevar el demonio, también me lo han escrito personas de otros países”.

Este trabajo ya se ha reeditado y relanzado múltiples veces, pero en su momento se difundió por voz a voz y teléfono, y costó 1.000 pesos. “Cuando el LP salió, había un concierto, creo que era en el Polideportivo de Envigado, yo llegué con una caja como con 50 discos y comencé a mover eso por ahí y la gente lo recibía de buena manera”, recuerda Piolín.

Pero el disco no fue recibido de buena manera por todo el mundo, algunos sectores conservadores lo estigmatizaron e incluso hubo persecuciones e intentos de asesinato. “En la época en que salió el LP se publicó un libro de tradición, familia y propiedad, de una organización del Opus Dei, ultra conservadora. No recuerdo bien el nombre del libro, nombraban a Reencarnación como una banda fantasmal, anárquica, con contenidos antirreligiosos y como la nueva venida del anticristo”, cuenta Piolín.

Debido a la amistad epistolar que existió entre Euronymous y Bull Metal, el metal colombiano comenzó a expandirse en Europa. Eran ambientes diferentes, culturas diferentes y educaciones diferentes, pero hubo resonancia. “Kjetil Manheim (Mayhem), cuando vino a vernos tocar en Rock al Parque, nos comentó que escuchaban mucho a la banda, a Parabellum, y que a ellos sí les ayudó a hacer lo que hacían”, comenta Piolín.

Este trabajo le dio a Víctor Raúl la posibilidad de conocer a muchas personas y establecer nexos en su vida, haber conocido lugares de Colombia y últimamente del exterior, “a veces pienso que debería hacer otras cosas, pero ahí vamos. Estamos componiendo y vamos a ver qué pasa con el trabajo nuevo”.

Víctor estudió pintura y fotografía. Y para el diseño de la portada “Casi que me robé esa imagen de una caricatura de unos comics de Batman, donde un personaje iba a visitar a una bruja y me gustó la bruja.” En principio escogió un cuadro de Caravaggio, pero se arrepintió. 

 

“El vuelo de las almas” de Tenebrarum
Independiente, 1994

Cuando grabar era una odisea, Tenebrarum publicó su primer demo, titulado “Visiones del Horror” (1992), David Rivera, violinista y líder de la banda cuenta que “Sacar la carátula impresa fue una hazaña, era muy difícil acceder a litografías. No teníamos el conocimiento, ni el dinero”. Posteriormente, en 1994, lanzan su primer trabajo full titulado “El vuelo de las almas”, este disco fue grabado por: David Rivera (violín), Walter Tamayo (bajo), Daniel Builes (batería), Juan Ochoa (teclados), Mario aponte (voces) y Dora Vélez (voces). Con este disco quisieron cambiar el estilo del metal clásico de su primer demo a lo que ellos denominaron death metal ambiental, lo cual se considera el inicio del metal gótico en Colombia.

El trabajo fue grabado por Federico López “Habichuela”, pionero de la producción musical e ingeniería de sonido en el país. “El vuelo de las Almas” (1994) se convirtió en el primer trabajo prensado hecho en Colombia que cuenta con violín, teclado y cantante lírica. “El papel de lo femenino ha estado presente desde el principio, ese elemento femenino le da a la música y a cualquier entorno algo distinto, lo cambia”, comenta David.

El proceso creativo lo llevaba en primera mano David Rivera, quien aclara que “Las letras son más etéreas, sin un enfoque político y social”. En el disco encontramos canciones como “Prisionera Gótica”, “A Sangre y Fuego”, “Ilusa”, “Sol Negro” o “El Cristo”, canción que se compuso pensando en una visita que hizo David a la Catedral de Girardota, muy visitada por un monumento que se conoce como “El Cristo de Girardota”. Según David, “Cuando lo visité me impresionó mucho el monumento. Tiene pelo natural y una mirada de agonía que uno cree que le dice algo, pero no le dice nada porque es una estatua”.

La fecha de estreno del disco fue el 17 de Junio 1994 y se publicaron 500 copias, 200 se enviaron a Europa y 300 se vendieron en Colombia. El encargado de la distribución en Bogotá fue José Filiberto Ramírez en Mort-discos. La promoción y el contacto era principalmente por el voz a voz, los comentarios en revistas, reseñas, entrevistas y el acercamiento directo con la banda. “Yo miro hacia atrás y me parece una hazaña haber logrado hacer ese disco. Los discos de Tenebrarum se hicieron con mucho cariño, se hicieron bajo circunstancias difíciles porque se hicieron en una tierra muy árida y sin embargo, como el cactus, contra todo pronóstico, floreció”, añade David. 

El disco se iba a llamar "Cóndores", una propuesta del antiguo vocalista, quien se inspiró en una serie de cuadros de Alejandro Obregón del mismo nombre. “Ya había un concepto de seres volando y yo pensé que esos seres volando eran almas que pasaban encima del bien y del mal, de ahí sale el título del disco y de la canción. Tenebrarum habla mucho de lo humano y lo divino, si uno ve las letras de los discos todo tiene que ver con eso, lo que yo quise hacer con el “Vuelo de las Almas” fue inyectar un poco de ese mensaje”, aclara David.

David es un violinista con formación clásica que hace metal, fue con esta producción que comenzó el músico de conservatorio a pedir pista. “Yo en ese momento ya era miembro de la orquesta sinfónica de Antioquia, tenía el viaje de las grandes orquestaciones y obras de la literatura musical, digamos ‘música culta’ entre comillas, y quería ese viaje en la banda, pero no tenía la habilidad para entenderlo y maquinarlo como era”, cuenta David.

Han pasado casi 30 años de este trabajo que fue grabado sin un peso y con ocho horas como límite, “si yo hubiera tenido la experiencia que tengo hoy, cuando grabé "El Vuelo de las Almas", ese disco hubiera sido una sinfonía, pero en ese momento no tenía ni los recursos, ni el conocimiento. Pero tenía las ganas y lo hice”, añade David.

Sobre la carátula, el pintor y fotógrafo Edgar Trujillo, novio de la cantante Dora Vélez, proyectó en una pared blanca un cuadro suyo inspirado en Dora: “La foto original es una mano tocando la mano de Dora, fue al final cuando Daniel Builes creó una sombra en la pared como si fuera a agarrar a Dora”.

 

*Bonus Track

“Balística” de La Pestilencia
El Buitre Song Records, 2001

“Balística” (2001) cumple 20 años, es el cuarto álbum de La Pestilencia, fue publicado por El Buitre Song Records y es un disco que sigue contando una realidad que trascendió la época. Este trabajo fue grabado por Dilson Díaz (voces), Carlos Marín (guitarra), Marcelo Gómez (batería) y Juan Carlos Gómez (bajo). Dilson cuenta que “Es un álbum rabioso, donde estamos pidiendo nuevamente un cambio para el país. Es uno de mis favoritos, nos permitió salir del país e ir a un estudio muy grande”.  

Lo llamaron “Balística” porque crecieron en barrios de Medellín donde se vivía mucha violencia. “Pasaban cosas a diario, cada dos días había muertos. Una de las herencias de Pablo Escobar. Teníamos esa necesidad de comunicar lo que estábamos viviendo en ese entonces”, aclara Dilson.

Para ese momento, la agrupación ya había tocado en todo el país y la distribución del disco fue mucho más sencilla que la de sus trabajos anteriores. “Cuando salió el 'Amarillista' (1997), en una tarde, ponle de 2:00 p.m. a 7:00 p.m., vendimos 1.500 copias. En esa época, un montón para nuestro estilo y para venderlo nosotros mismos. Teníamos los discos guardados en un carro, los sacábamos y los vendíamos”, recuerda Dilson.

Por esa época se estaban creando las páginas web y Dilson cuenta que: “nos metimos al Indigo Ranch, por recomendación de un amigo, pensábamos que era carísimo pero les escribimos, al otro día nos respondió Richard Kaplan, productor del disco y dijo que sí, que podíamos ir a grabar allá”. Fernando y Jimmy Duzán, los ayudaron para la producción, se contactaron con Richard Kaplan y cuadraron todo para viajar, al llegar a Los Ángeles los recibió Richard en el aeropuerto.

Fue una experiencia única para la banda. “Era la primera vez que estábamos con un productor de ese calibre, en los discos anteriores prácticamente nosotros habíamos hecho toda la producción. Él nos dio otras directrices, más bacanas, y por eso el álbum tiene esa energía”. Kaplan les decía que quería que tocaran como si estuvieran en el Rock al Parque rodeados por 100.000 personas. Meses después de la venta del disco Universal Music llegó para distribuirlo y firmar a La Peste; otra puerta más que se abrió a lo hecho en Colombia. “Estábamos muy emocionados, nos prensó Mercury, el mismo sello de Metallica”, cuenta Dilson.

En La Pestilencia, el proceso creativo es amplio, cada uno aporta, arman la letra, el sonido, y Dilson cuadra la forma de cantar. Con Soñar Despierto”, “Cordero Arrepentido”, “Metralla” y “Hasta Cuándo!???..Hasta Siempre!”, sonaron en la radiodifusora y ocuparon los primeros puestos. Otras canciones como “Desasosiego”, “P.I.R.U.M.”, “Pestilente Asesino”, también forman parte del disco. “En esa época yo estaba pasando por una crisis interna, bajones que tuve y estuve en una racha de composición y salieron un montón de ideas como ‘Soñar Despierto’ y ‘Metralla’. Marcelo hizo ‘Cordero Arrepentido’, Juancho hizo ‘Anuncia tu Muerte’. Todo el mundo andaba en esa necesidad”, cuenta Díaz.

Sin duda "Balística" es el reconocimiento de casi 30 años de trabajo de la banda. “Siento que la gente entendió que hacemos las cosas serias, no hacemos las cosas porque suenen bacanas. Hemos sido cuidadosos con el contenido. “Balística” dio ese tipo de resultado, el impacto en el público. Lo que se siembra, sí se recoge”, añade Dilson.

La portada fue una composición que Dilson hizo con Javier Valencia, amigo muy cercano de la banda. Les gustó la bala y lo que estaba sobre la mesa, tomaron la foto y al ver el resultado les gustó más.

 

“Huella y camino” de Kraken
Athenea Producciones, 2002

“Huella y Camino” es el primer álbum en directo de Kraken, fue publicado en 2002 a través de Athenea Producciones. La agrupación estaba conformada en ese momento por Elkin Ramírez (voces), Juan Esteban Echeverry (guitarra), Luis Ramírez (bajo), David Mejía (teclados) y Alejandro Gutiérrez (batería).

El primer concierto que la banda dio con el “Kraken I” fue en Bogotá, allí el recibimiento fue inmenso, Andrés Ramírez, hijo de Elkin Ramírez, cuenta que “los fans en Bogotá decían: 'Elkin, ¿Por qué no sacas un álbum en vivo?' y le compartían imágenes que ellos habían tomado en conciertos y a él le quedó sonando eso”.

Elkin se puso en la tarea de buscar a una persona para que se encargara de la producción, y el eligido fue Orion Vargas, que tenía los equipos para hacer esa grabación. El disco se grabó en dos partes, la primera en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán. La segunda fue el 29 de Julio de ese mismo año, en Medellín, en el Coliseo Carlos Mauro Hoyos.

Para el proceso de selección de canciones, Elkín se concetró en el “Kraken I” porque quería darle la oportunidad a ese álbum y lograr que las canciones seleccionadas de ese trabajo quedaran mejor grabadas, dándoles un sonido más actual.

Las canciones que aparecieron en este disco son “No me hables de amor”, “Escudo y espada”, “Aves negras”, “Soy real” y “Muere libre”, posteriormente incluyeron otras canciones del proceso como “Vestido de cristal”, “Hijos del sur”, “Silencioso amor”, “Lenguaje de mi piel”, “Frágil al viento y dos nuevas, “Revolución” y “Corazón felino”.

"Fue una tarea titánica, papá quedó muy contento con ese trabajo no solo por el resultado sino por el recibimiento de la gente, tuvo más el control del proceso y pudo sacarse el clavo de la mala grabación de “Kraken I” que él quería superar”, aclara Andrés.

Elkin se contactó con Fernando Sierra, diseñador de la primera época de Kraken, para realizar esta carátula, “la portada también fue pintada por papá, pero como él quería devolverse a la época del “Kraken I”, buscó a Fernando y con él hicieron el diseño, la 'K' se conserva más redonda y está el concepto del eclipse como el sol que vuelve a renacer”, comenta Andrés.