
Los Prisioneros, la banda que burló la dictadura de Pinochet
Tras liderar un golpe de Estado, Augusto Pinochet inició la dictadura chilena un 11 de septiembre de 1973. Al mismo tiempo, en un colegio de San Miguel, tres jóvenes interesados por hacer música comenzaban a ser críticos con su entorno y a quererlo exteriorizar con arte, uno de los escapes que ha tenido la humanidad históricamente.
Jorge González, Miguel Tapia y Claudio Narea, quienes se conocían desde hace años, formaron una banda musical llamada Los Vinchukas, que en 1983, con el trío ya graduado, se llamó de manera oficial y para la historia Los Prisioneros.
La música contestataria en ese momento en Chile era muy importante, pero también parecía ser una sentencia de muerte o una condena al olvido. Basta con ver el caso de artistas como Víctor Jara, quien fue asesinado por el régimen militar el 16 de septiembre del 73, o bandas como Los Pinochet Boys, quienes fueron censurados y de quienes hay un escaso registro musical.
Pero, ¿qué hizo especiales a Los Prisioneros que escaparon de ese destino?
¿Cómo Los Prisioneros burlaron la dictadura de Pinochet?
Los Prisioneros aparecieron en la segunda mitad de la dictadura, ya cansados de muchas cosas que implicaban vivir en un régimen como el de Pinochet, como por ejemplo la pobreza, la falta de educación, la desigualdad y la negación a la posibilidad de decidir el rumbo de su país. Toda la inconformidad social fue lo que terminaron plasmando en las canciones más relevantes de su discografía.
Desde su primer álbum, La voz de los 80' (1984), dejaron entre líneas su mensaje.
Canciones como “La voz de los 80’” llamaban directamente a dejar de lado la actitud pasiva frente a lo que pasaba y a actuar, con un mensaje dirigido especialmente a los jóvenes. También con canciones como “¿Quién mató a Marilyn?”, iban mostrando su característico estilo de decir las cosas con sarcasmo e ironía. Un estilo que requería sentarse a prestarle atención a las letras, cosa que los militares no harían.
Por subestimarlos de tal manera, este álbum pasó desapercibido para el gobierno que estaba ocupado persiguiendo a los artistas que quedaban del “Nuevo canto chileno”, quienes eran muy explícitos con sus posturas frente a la dictadura, además de abiertamente socialistas y comunistas.
Al momento de estrenar Pateando Piedras (1986) la policía secreta de Pinochet ya los había visto, pero no había tomado decisiones al respecto. Este álbum tampoco causó mucho ruido entre los altos mandos, pero sí en quienes se sumaban a escuchar lo que se conoce como el “Nuevo pop chileno”: jóvenes cansados, sin oportunidades laborales y mucho menos de educarse en una universidad.
Este disco contiene las canciones más icónicas de la banda: “Muevan las industrias”, “Por qué no se van”, “El baile de los que sobran” y “Quieren dinero”, con las que alcanzaron el reconocimiento internacional. Todas himnos contestatarios que hoy, a 40 años de su lanzamiento, siguen siendo vigentes en muchos países de América Latina.
Con la fama llegó la necesidad del régimen de censurarlos con más fuerza. En 1987 lanzaron La cultura de la basura, y cuando ya tenían toda una gira organizada para promocionar el disco, la Junta Militar les prohibió presentarlo en todo el país. Y cómo no, si en el disco estaba la canción “Poder elegir”, un llamado implícito a votar por el “NO” en el plebiscito para continuar bajo el mando de Pinochet.
El disco no logró mayor relevancia en su carrera, pero al parecer no era necesario que sucediera. También se supo tiempo después que la inteligencia estuvo mucho tiempo vigilando de manera anónima a la banda, incluso que los integrantes fueron amenazados y hostigados, pero nunca pudieron hacer más al respecto.
Lastimosamente para la dictadura y afortunadamente para la historia de la música latina, ya era demasiado tarde para atajar al trío chileno. Cuando se dieron cuenta, Los Prisioneros ya sonaban en todo lado. Por su postura fueron invitados a tocar en una manifestación que promovía la votación del “NO”.
Al evento asistieron más de 100.000 personas alzándose en contra de la dictadura mediante el arte y la cultura. El 5 de octubre de 1988 se realizó el plebiscito y ganó el NO. El 11 de marzo de 1990 Augusto Pinochet entregó el mando.
Después de esto, el éxito de Los Prisioneros fue inevitable y su música se conserva en la memoria de los latinos del mundo.