Los macabritos y el sonido de Cartagena
Escuchar el último álbum de Los Macabritos, El Putas Champion es reconocerse en una experiencia sensorial recorriendo, sonoramente, los barrios populares desde la otredad de Cartagena, la ciudad real despojada del ímpetu turístico, la del barrio.
Es justamente allí donde nacen los sonidos picoteros, donde se ha mezclado tanto la musicalidad que arriba desde el Gran Caribe insular, con la que viaja por los países de todo el continente africano e incluso algunos de los ritmos brasileños para formar la amplia gama sonora de las músicas afrocaribeñas. En este panorama rítmico nace el segundo álbum de Los Macabritos, El putas champion.
Con su característico rock picotero, cuyas líricas toman prestada la jocosidad intelectual de David Sanchez Juliao en sus tradicionales narraciones de pueblos caribeños, la agrupación cartagenera conformada por Neykin Cervera, Norvey Cervera, Leonardo Tatis y Jhon Monsalve, hace homenaje a la esencia del Ser Caribe.
Conversamos con la agrupación cartagenera para conocer en detalle el origen de sus sonidos.
En el álbum se sienten bases de jazz, de reggae, de rock experimental y por supuesto conforman un sonido propio, también se encuentran algunas transiciones que conectan el álbum como un todo. ¿Cómo han llegado todas estas mezclas sonoras a consolidarse en un álbum como El Putas Champion?
Ahí prima mucho el hecho que nosotros dos, que somos hermanos (Neykin y Norvey) nos criamos en una casa donde hubo picó y una caja de discos de vinilo, eso es una infinidad de información tanto musical como antropológica, o sea, es mucha historia condensada y, por lo general, es un ejercicio de melómano por el resto de la vida, de hecho, en la Costa creo que muchos crecen de la misma forma o les pasa algo similar con el conocimiento y escucha de las músicas. Entonces, ese ambiente de cierta forma nos fue culturizando y exigiendo todo el tiempo que nos actualizáramos y tuviéramos como lo mejor en la cabeza guardado y traducirlo a la música creada. Así que si no tienes ningún prejuicio, dejas salir a Pink Floyd y te puedes encontrar con el Putas Champion al final.
Con el tiempo nos fuimos encontrando mucha música. Las transiciones, por ejemplo, las tomamos como influencia de los discos de rock progresivo y trabajamos mucho en mantener una unidad en el disco, aunque las canciones sean diversas, siempre hay un concepto que conecta una cosa con la otra, estas transiciones fueron planificadas desde un principio.
Entendiendo la referencia a David Sánchez Juliao, ¿por qué deciden titular el álbum como El Putas Champion?
Al inicio consideramos que el Putas Champion era El flecha, porque era la personificación más cercana, en la que a pesar de la desgracia o del infortunio, sobrevive gracias al humor y a sus frases fuertes. Eso como que define un poco las realidades colombianas en un contexto Caribe. Y nosotros nos criamos entre Lorica y Cartagena, entonces de cierta nosotros la literatura del colegio está enfocada en David Sánchez Juliao, y pasamos por el Pachanga, el Flecha, ¿por qué me llevas al hospital en canoa, papá? Y todos esos cuentos.
Se trata de la oratoria popular que está ahí, de muchas formas, incluso en el mismo picó, las placas son como una forma de lenguaje estético y también es como la frase de batalla de cada picó, algo así como “Yo soy el mejor, yo soy el putas champion”, entonces, toda esa mezcla de varios lenguajes y obvio David es como uno de los tópicos más altos que tenemos.
Eso unido a la intención de hacer música para las personas, o sea, para que las personas se sientan bien, para que la pasen bien, así que si tú tienes una pena de amor no la vas a esquivar, pero te puedes reír un ratito con las canciones y por lo menos hacemos reír a una persona y ajá, así es la vida… Acuérdate que la vida también tiene buenos momentos. Aunque no somos positivistas totalmente, si hablamos del disco en específico tiene mucho de eso que nos dice, vamos a levantarnos de esto, tú puedes, tú eres un campeón.

¿Cómo condensar al barrio, la playa, los amigos, las calles populares a través de sus encantos y sus tormentos, y, en general, el contexto cultural de las múltiples caras de Cartagena, en un solo álbum?
Nosotros crecimos en el barrio el Líbano y es como que nos como que de cierta forma nunca hemos perdido eso a pesar de todo el camino que se ha hecho tanto en la música como en la propia vida. Entonces tratamos de plasmar esas realidades en las letras. Las condiciones de trabajo casi siempre nos han llevado a encontrarnos con esa esencia y plasmarlo porque es lo más real que podemos decir, esos somos al final.
Yo trabajé en un periódico como reportero, busqué una forma de escribir muy clara para todo el mundo, para todas las personas, que todo el mundo te entienda. Además, tuvimos un proyecto que se llamaba Señor tostado, un proyecto anterior que lo hacíamos con un gran amigo, Fabián Torres, y ahí también estaba Norbey. Y en ese proyecto hubo una vez una cosa loquísima que fue una gira por los buses, o sea, montándonos en los buses de Cartagena a Bogotá. Entonces, a mí me quedó un poco de ese lenguaje de la calle. Yo vi eso como un recurso aprovechable.
Algunas canciones tienen otro contexto porque también están en otro contexto de mi vida donde, digamos, yo me creía más intelectual, andaba leyendo mucho, entonces las canciones tienen otro matiz diferente en el lenguaje, pronunciando mejor las palabras. La música hay que disfrutarla y eso es lo que nosotros tratamos de hacer siempre, disfrutar la música y tratar de aprehenderla.
Los Macabritos nos presentan un álbum de 12 canciones conectadas entre sí, en las que se narran historias de cartageneros, pero también de costeños, historias en las que incluso un interiorano de barrio popular puede verse reflejado.
El putas champion nos cuenta historias de identidad, con acento y tono propio, en una mezcla sonora que suena a rock con acento local, pero también a vientos de latin jazz, a riffs de rock sicodélico, pero también a percusión de ska, a chocoritos percutivos de champeta y a melodías de afrobeats o síncopas de funk, pero también a beats que nos recuerdan a la musiquita electrónica y los juegos de videos de los 90 y los tempranos 2000. Una muestra del talento cultivado en esta ciudad tan sonora como segregada y asaltada cultural y estructuralmente.