Grito rock Armenia, el festival popular alternativo para poguear en el Eje Cafetero
Bajo la consigna “por la economía popular y creativa” se realizó este viernes 7 de noviembre la treceava edición del Grito Rock Armenia.
Este es un festival que se desarrolla en red con distintas ciudades latinoamericanas bajo una programación y curadurías autónomas, manteniendo como eje común la celebración de sonidos regionales y el espíritu colaborativo que define el nombre Grito Rock.
La versión del festival en Armenia es la muestra de la colectivización de las artes y la música con el espíritu comunitario con que se gestan las iniciativas culturales en las ciudades intermedias.
Agrupaciones de Buga, Caicedonia, la escena underground de Bogotá y Medellín, lo entregaron todo. Fue un acto de comunión con el público. La gente estuvo dispuesta a dejarlo todo en un pogo sin pausa que, con suerte, se repetirá el próximo año en la Media Torta de la Universidad de Quindio.
Las agrupaciones

Según sus organizadores, Grito Rock es una vitrina para visibilizar nuevas propuestas de artistas, productores, emprendedores y organizaciones populares, reafirmando el compromiso del Quindío con la economía creativa, la cultura de paz y las expresiones artísticas locales.
La jornada que comenzaba con un conversatorio sobre la importancia de estos espacios para promover artistas y formar públicos de la región, fue rápidamente seguida por la primera agrupación de la tarde: Disckrepancia, una banda de punk que nace en 2023 en un barrio de Armenia con la intención de reflejar la voz de inconformidad y la energía filosófica de sus integrantes, mezclando hard rock, punk y rock and roll.

Le siguió, tras 15 minutos de una pausa en la que va poco a poco llenándose la media torta universitaria, Summertime soul, una banda que llegó desde Caicedonia, Valle del Cauca, con su exploración por el hard rock acompañados de una lírica potente en la que expresan los sentires de su región.
En la tarima de la media torta, continuaó el trío de Calarcá, Quindío, Ephemeral Existence, con las estridencias y toda la potencia sonora de una banda que desde hace un tiempo viene construyendo un sonido propio arraigado en lo más crudo del death metal.
Los bogotanos de la agrupación Annis llegaron después con sus exploraciones sonoras que circulan por el blues, el rock and roll, las percusiones experimentales y su lírica reflexiva, con las que presentaron su más reciente trabajo Golden Land.

Tras una breve lluvia llegó el turno para Detective Wadd, el cuarteto enérgico medellinense que, con su energía punkera le cantan a la universidad pública, a los hijos de la guerra y a las injusticias sociales de las regiones del país.
Desde Buga, llegó Nero, una banda con un sonido áspero pero ensamblado armoniosamente en un definitorio death metal melódico con la voz femenina de Isabel que, como una aparición fantasmagórica desde el centro de la tarima, sorprende con una voz desgarradora y gutural durante gran parte de su presentación.

La energía del ska fusión llegó con los bogotanos de La Vodkanera. Su instrumentación conformada por vientos de metales, percusiones, acordeón y guitarras transformaron el pogo en bailes desenfrenados dentro del público. En su mayoría, jóvenes.
El death metal de los bogotanos de Dead silent cerró la noche con un público que, casi en su totalidad, se volcó a la zona baja de la media torta para terminar la noche en un pogo confirmando su comunión con las estridencias sonoras del metal.
Puntuales, a las 10:00 de la noche, todo el equipo de producción finalizó la jornada a la que se unió, a manera de voluntariado, en el Grito Rock Armenia, dejando en la tarima la entrega y carisma del pueblo cuando se une en torno a la gestión de la cultura.
