
'Retratos de jazz', el libro de Haruki Murakami sobre su pasión por la música
Haruki Murakami dirigió durante años un club de jazz, llamado Peter Cat, antes de dedicarse a tiempo completo a la escritura. Sin duda, al leer Retratos de jazz, el lector tendrá la sensación de haberse sentado a una de las mesas del local mientras el propio Murakami le cuenta, en un tono confidencial, cálido y entusiasta, anécdotas y pormenores de las canciones que se escuchan.
Esa pasión del escritor japonés por el jazz le llevó a escribir este libro compuesto por cincuenta y cinco retratos de músicos, acompañados de una ilustración del pintor japonés Makoto Wada y de un comentario sobre un álbum de cada artista.
De esta manera, cada texto se convierte en una pequeña y deliciosa historia, en un fragmento de memoria autobiográfica, en consejos a la hora de escuchar a un intérprete, o en frescas pinceladas para describir a un músico o una época. Así, desde el mítico Chet Baker hasta Ella Fitzgerald, por el libro desfilan grandes figuras como Billie Holiday, Duke Ellington, Bill Evans o Art Pepper.
"Le pido al lector que sea comprensivo con mi punto de vista, en caso de no compartirlo, y que no le dé mayor importancia de la que merece, que es escasa, porque mi principal propósito como melómano es divertirme escuchando música y pasarlo bien escribiendo unas líneas acerca de eso que tanto me gusta. Nada, sin embargo, me haría tan feliz como hacerle sentir también al lector parte del placer que yo experimento cuando el tocadiscos se pone en marcha, la aguja de este cae sobre uno de mis viejos elepés de jazz y, cómodamente arrellanado en mi poltrona, escucho la música que se disemina en el aire, al calor de mi madriguera", comenta el autor japonés.
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Y es que lo pocos saben es que durante casi cinco años, el ahora célebre escritor y su esposa tuvieron un bar musical en Kokubunji, una de las ciudades que componen la metrópolis de Tokyo. Cada día, Murakami, melómano empedenido, pinchaba jazz de su propia colección de vinilos.
Con 15 años, como regalo de cumpleaños, Haruki Murakami recibió unas entradas para un concierto de jazz en Kobe. "Me quedé atónito. Nunca había escuchado una música tan increíble". Surgió en ese momento un vínculo con el jazz que marcaría su vida. Tanto que para mediados de los 70, el futuro escritor ya tenía una colección de 3000 vinilos.
“Trabajé duro, ahorré dinero, pedí muchos préstamos a amigos y familiares y poco después de dejar la universidad abrí un pequeño club de jazz en Tokio". Se trataba de un local pequeño y modesto que solía estar lleno de humo, pero que resultaba acogedor para los melómanos de Kokubunji, una pequeña ciudad al norte de Tokyo. Bautizaron el lugar como Peter Cat, en honor al gato de Murakami.
Además de servir bocadillos, bebidas y recoger las mesas, Murakami pinchaba sus discos favoritos: por lo general, jazz de los años 50. "Servíamos café durante el día y bebidas por la noche. También servíamos algunos platos sencillos. Teníamos discos sonando constantemente y músicos jóvenes tocando jazz en vivo los fines de semana. Seguí así durante cinco años. ¿Por qué? Por una sencilla razón: me permitió escuchar jazz desde la mañana hasta la noche”, comenta el autor.
Sobre Haruki Murakami
Haruki Murakami (Kioto, 1949) es uno de los pocos autores japoneses que han dado el salto de escritor de prestigio a autor con grandes ventas en todo el mundo. Tusquets Editores ha publicado todas sus novelas —Tokio blues. Norwegian Wood, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, 1Q84 y La muerte del comendador, entre otras—, cinco libros de relatos, y ensayos como Underground, De qué hablo cuando hablo de correr, De qué hablo cuando hablo de escribir o Música, sólo música. Además de dos relatos bellamente ilustrados: La chica del cumpleaños y Tony Takitani.
Murakami ha recibido numerosos premios, entre ellos el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Franz Kafka, el Jerusalem Prize o el Hans Christian Andersen, y su nombre suena reiteradamente como candidato al Nobel de Literatura. En España ha merecido el Premio Arcebispo Juan de San Clemente, la Orden de las Artes y las Letras (concedida por el Gobierno español), el Premi Internacional Catalunya 2011 y el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023. La ciudad y sus muros inciertos, su obra más reciente, es una novela melancólica y filosófica sobre el amor perdido y el autodescubrimiento.