'El plan maestro', una novela de intriga sobre los secretos del arte
Tras el éxito de El maestro del Prado, Javier Sierra retoma la atmósfera de aquella historia, atando todos los cabos sueltos y explicando todo lo que allí quedó pendiente.
Hace casi un cuarto de siglo, en las salas del Museo del Prado, un joven Javier Sierra tuvo un extraño encuentro con Luis Fovel, un completo desconocido que parecía conocer la "vida oculta" de algunas de las obras maestras de la pintura.
Impresionado por su erudición y el aura de misterio que irradiaba, Javier noveló su tropiezo en El maestro del Prado, haciendo una llamada a sus lectores para encontrar a aquel doctor Fovel, del que nunca más volvió a saber.
Ahora, por fin, El plan maestro desvela la verdadera naturaleza de ese visitante, convirtiendo El maestro del Prado en
parte de su nueva trama y resolviendo una búsqueda vital cargada de asombrosos descubrimientos.
Es el caluroso verano de 2013, y un Javier Sierra adulto, un personaje cuyas características coinciden con las del autor, está de vacaciones con su mujer y sus hijos en Cantabria. No son unas vacaciones usuales. Quieren hacer un experimento: comprobar lo que han dicho algunos expertos, que los niños tienen un instinto innato para reconocer arte en una pared prehistórica; su cerebro, más plástico, les permite reconocer lo que pasa inadvertido a los adultos, como quien descifra figuras en las nubes.
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Esa cualidad de mirar con ojos nuevos, ajenos a la lógica adulta, se revelará decisiva en el desenlace de la novela. Mientras visitan cuevas prehistóricas y hacen sorprendentes descubrimientos, en Madrid, en el Museo del Prado, se dan cita curiosos personajes. El primero es Luc Durand, un jesuita que prepara un informe científico para el Vaticano,
al que se le aparece en sueños nada menos que Belfegor, el mítico —y literario— fantasma del Louvre.
Poco después, Durand coincidirá con Belfegor en persona. También lo hará con Jon Einar, experto en arte y subordinado del Julián de Prada, oscuro carácter que aparecía en El maestro del Prado y que reaparece aquí, vigilante ante un probable retorno de Luis Fovel.

Como en la segunda parte del Quijote, aquel viejo libro de Javier, El maestro del Prado, ya es conocido del público y parece contener una clave de ese regreso que ha pasado desapercibida.
Porque El plan maestro, que es tantas cosas (una novela de intriga con tintes de ciencia-ficción, una audaz propuesta sobre el significado profundo del arte, una indagación en la historia de la humanidad, un recorrido por diversos museos y escenarios) es también un ejercicio de metaliteratura en el que realidad y ficción se confunden.
De hecho, el narrador de la historia es el mismo protagonista, que —como queda dicho— coincide también con el autor; lo que explica que, por momentos, el punto de vista sea el propio de un narrador omnisciente. Un aspecto importante y nada casual en el desarrollo de la trama.
El plan maestro llevará al lector del Museo del Prado, al Louvre, a los Uffizzi, a la Casa Azul de Frida Kahlo en México, e incluso a cuevas prehistóricas tan emblemáticas como la francesa de Lascaux. Pero, más allá de sus escenarios geográficos, le conducirá también a vertiginosos viajes por el tiempo, a pensar en el papel del arte, de la astrología antigua, o de los distintos futuros que se abren ante la humanidad y la posibilidad de influir en ellos desde nuestro
presente.
No es fácil resumir una novela tan ambiciosa como esta. Por supuesto, el arte ocupa su primer plano. Pero, en el fondo, trata también de un tema clásico de la ciencia ficción: el de la existencia de civilizaciones más avanzadas que alientan y vigilan en secreto la evolución de la humanidad.
En Radiónica hablamos con el autor sobre esta, su más reciente novela y sobre el arte que lo ha influenciado por años, como musa para escribir sus obras.