Habló la ejecutiva captada besando a su jefe en un concierto de Coldplay
El pasado julio, las pantallas gigantes del Estadio Gillette en Boston captaron un momento que dio la vuelta al mundo: el beso entre una ejecutiva y su jefe durante un concierto de Coldplay. Meses después de que el video se convirtiera en uno de los memes más compartidos y reversionados del año, Kristin Cabot, exdirectora de Recursos Humanos de la empresa Astronomer, ha decidido hablar.
En una entrevista para The New York Times, Cabot detalló la pesadilla personal y profesional que vivió tras ser el foco de la "Kiss Cam" de Chris Martin en Coldplay.
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Para Cabot, de 53 años, verse en la pantalla gigante fue el inicio de una caída libre. "Estaba tan avergonzada y horrorizada", confesó. La situación escaló rápidamente debido a los roles que ambos desempeñaban en la empresa: ella era la jefa de RR.HH. y él, Andy Byron, el CEO. "Es tan cliché y tan malo", admitió la ejecutiva.
¿Qué pasó entre la pareja en el concierto de Coldplay?
A pesar de las especulaciones en redes sociales, Cabot aclaró que no mantenían una relación previa al concierto. Según su versión, ambos estaban atravesando procesos de separación en buenos términos con sus respectivas parejas y ella sintió una "chispa", por lo que decidió invitarlo al concierto de Coldplay.
Cabot describe el incidente como una combinación fatal de factores. Tras consumir un par de bebidas y dejarse llevar por la música, el beso ocurrió justo cuando la cámara los enfocó. Lo curioso es que nunca antes se habían besado.
La tensión aumentó al saber que su exesposo también se encontraba entre el público. "Mi reacción inmediata fue: '¡Joder, Andrew está aquí!'. Estaba preocupada por avergonzarlo... y luego apareció el segundo pensamiento: '¡Dios mío, Andy es mi jefe!'".
Incluso el líder de Coldplay, Chris Martin, bromeó ante los 60,000 asistentes tras ver la reacción nerviosa de la pareja: "O tienen una aventura o simplemente son muy tímidos".
Lo que para internet fue un momento de entretenimiento, para Cabot se transformó en un acoso sistémico. La divulgación de su información personal derivó en:
- Entre 500 y 600 llamadas diarias.
- Aproximadamente 60 amenazas de muerte.
- Comentarios invasivos sobre sus rutinas diarias y la seguridad de sus hijos.
Aunque la junta directiva de Astronomer le ofreció conservar su puesto tras una investigación, Cabot decidió renunciar a finales de julio. "Asumí la responsabilidad y renuncié a mi carrera por ello. Ese es el precio que elegí pagar", sentenció, enfatizando que nadie debería ser amenazado de muerte por un error de juicio personal.
Hoy, Kristin Cabot busca recuperar su privacidad. "No soy una celebridad, solo soy una mamá de New Hampshire. Incluso si hubiera tenido un amorío, no es asunto de nadie", concluyó, esperando que su historia sirva para entender el impacto real del escrutinio digital.