ChatGPT inventó su propia secuela de Game of Thrones y ahora va a juicio contra George R.R. Martin
Una sala de tribunal en Manhattan parece darle vida a la verdadera batalla final de Game of Thrones en la vida real. Según reportó Business Insider, George R.R. Martin logró una victoria importante en su pelea legal contra OpenAI y Microsoft: un juez federal autorizó que su demanda por violación de derechos de autor avance a juicio.
El juez Sidney Stein determinó que un jurado podría concluir razonablemente que las respuestas generadas por ChatGPT son lo suficientemente parecidas a la obra de Martin como para constituir una infracción.
El fallo de 18 páginas marca un precedente relevante en la creciente tensión entre autores y empresas de inteligencia artificial.
Todo comenzó con una prueba que los abogados de Martin realizaron para demostrar su punto. Le pidieron a ChatGPT que escribiera un esquema detallado para una secuela alternativa de Choque de Reyes, diferente a Tormenta de Espadas y que llevara la historia en otra dirección.
La IA propuso un libro titulado Un Baile con Sombras que incluía una nueva heredera Targaryen llamada Lady Elara, una secta rebelde de los Niños del Bosque y un tipo de magia ancestral relacionada con dragones.
Para el juez Stein la respuesta de ChatGPT reproducía elementos fundamentales del universo creado por Martin: la ambientación, los nombres característicos, las estructuras de poder y hasta el tono narrativo de Canción de Hielo y Fuego.
Esa similitud sustancial con material protegido por derechos de autor fue suficiente para permitir que el caso continúe.
George R.R. Martin no está solo en esta pelea
La demanda es una acción colectiva que incluye a otros autores reconocidos como Michael Chabon, Ta-Nehisi Coates, Jia Tolentino y Sarah Silverman. Todos comparten la misma acusación: OpenAI y Microsoft usaron sus libros sin autorización para entrenar sus modelos de lenguaje, y ahora esas herramientas pueden generar textos que imitan su estilo, personajes y mundos narrativos.
El argumento central de los autores es que estas IA crean obras derivadas sin compensar a los creadores originales.
Martin ha sido especialmente vocal al respecto, describiendo a ChatGPT como una empresa comercial masiva que depende del robo sistemático.
Microsoft, que posee el 27% de OpenAI, también está en el banquillo de los acusados. Si el caso avanza desfavorablemente para las compañías tecnológicas, podrían enfrentar sanciones económicas considerables.
Sin embargo, el juez Stein aclaró que todavía falta determinar si OpenAI y Microsoft pueden acogerse a la defensa de "uso justo" o fair use, un principio legal que permite usar material protegido en ciertos contextos educativos o de interés público.
Autores vs. empresas de IA
A principios de año, Anthropic pagó mil quinientos millones de dólares para resolver una demanda similar con otro grupo de escritores, a pesar de que un juez había fallado parcialmente a su favor. Ese precedente sugiere que las compañías tecnológicas prefieren evitar sentencias definitivas que puedan limitar su operación.
Hasta ahora, ni OpenAI ni Microsoft han comentado sobre el fallo más reciente. La decisión judicial, sin embargo, plantea varias preguntas: ¿puede una IA aprender de obras protegidas para después crear contenido similar? ¿Dónde está la línea entre inspiración algorítmica y plagio digital? ¿Deberían las empresas pagar licencias por cada libro usado en el entrenamiento de sus modelos?
Las próximas etapas del juicio definirán reglas fundamentales para toda la industria. Por ahora, George R.R. Martin ha ganado la batalla de seguir adelante con su reclamo, y con él, cientos de autores que observan atentos este caso para determinar si sus obras también están siendo utilizadas sin permiso.