Ozzy Osbourne: el Príncipe de las Tinieblas y el rey del heavy metal
El mundo del rock y el heavy metal se viste de luto este 22 de julio tras conocerse la muerte de Ozzy Osbourne, una de las figuras más emblemáticas y queridas en la historia de la música. Con 76 años, Ozzy falleció rodeado de su familia, dejando un legado que no solo definió el género del metal, sino que lo llevó a niveles de reconocimiento y popularidad jamás imaginados. Su vida fue una epopeya de luces y sombras, marcada por excesos, redención, talento desbordante y una conexión con su público tan profunda como pocas.
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Nacido como John Michael Osbourne el 3 de diciembre de 1948 en Aston, un barrio obrero de Birmingham, Inglaterra, Ozzy creció en una familia humilde, rodeado de carencias económicas y de un entorno industrial que, paradójicamente, terminaría influenciando profundamente el sonido crudo y sombrío del heavy metal. Sufrió acoso escolar, vivió con dislexia y disfunciones de atención, y encontró en la música una vía de escape. Tras varios trabajos ocasionales e incluso un breve paso por la cárcel por robo, Osbourne decidió dedicar su vida a la música.
Fue así como en 1969 formó Black Sabbath, junto a Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (batería), inicialmente bajo el nombre de Earth. Pronto cambiaron su nombre a Black Sabbath, inspirados por una película de terror protagonizada por Boris Karloff, y comenzaron a construir un estilo sonoro y temático completamente nuevo: riffs densos, atmósferas oscuras y letras cargadas de misticismo, crítica social y pesimismo existencial.
Con el lanzamiento de su primer álbum Black Sabbath en 1970, seguido el mismo año por el icónico Paranoid, el grupo marcó el nacimiento oficial del heavy metal como género. Temas como “Iron Man”, “War Pigs” y “Paranoid” se convirtieron en pilares fundamentales del rock pesado. Ozzy, con su voz estridente y fantasmal, aportaba una dimensión única: un narrador apocalíptico y poseído que cantaba sobre guerras, locura y fuerzas sobrenaturales.
Durante su etapa con Black Sabbath (1969–1979), Ozzy participó en álbumes fundamentales como Master of Reality (1971), Vol. 4 (1972), Sabbath Bloody Sabbath (1973) y Sabotage (1975). Pero los excesos con las drogas y el alcohol, combinados con tensiones internas, provocaron su salida del grupo en 1979, en un momento en que muchos pensaron que su carrera había terminado.
Contra todo pronóstico, Ozzy regresó más fuerte que nunca como solista. En 1980 lanzó Blizzard of Ozz, acompañado por el virtuoso guitarrista Randy Rhoads, cuyo estilo neoclásico revolucionó el metal. El disco contenía clásicos instantáneos como “Crazy Train” y “Mr. Crowley”, y fue un éxito comercial rotundo. Le siguieron Diary of a Madman (1981) y Bark at the Moon (1983), afianzando su estatus como solista e ídolo de masas.
La muerte trágica de Rhoads en un accidente aéreo en 1982 fue un duro golpe, pero Ozzy continuó con una serie de guitarristas destacados como Jake E. Lee y Zakk Wylde. Durante los años 80 y 90, siguió lanzando álbumes que mezclaban metal clásico con tendencias más modernas, manteniéndose vigente entre nuevas generaciones.
Hitos, récords y reconocimiento
A lo largo de su carrera, Ozzy Osbourne logró numerosos hitos: vendió más de 100 millones de discos en todo el mundo (sumando Black Sabbath y su etapa solista).
Fue incluido dos veces en el Salón de la Fama del Rock and Roll: con Black Sabbath (2006) y posteriormente por su carrera solista.
Ganó múltiples premios, incluyendo Grammys, Brit Awards, MTV Awards, e incluso un premio literario humorístico por su autobiografía I Am Ozzy. Te puede interesar: Ozzy Osbourne hablará de su salud y carrera en nuevo libro
Su reality show The Osbournes (2002–2005) se convirtió en un fenómeno global y ayudó a acercar la figura de Ozzy a públicos no necesariamente fanáticos del metal.
Fundó el Ozzfest, un festival que desde 1996 fue plataforma clave para bandas como Slipknot, System of a Down, Korn, Tool y muchas más, redefiniendo el metal moderno.
El personaje detrás de la leyenda
Ozzy fue una figura de contrastes: su apodo “El Príncipe de las Tinieblas” se debía a su estética sombría y su imagen satánica (siempre alimentada con ironía), pero fuera del escenario, era una persona entrañable, a menudo divertida, y profundamente humana. Su lucha contra las adicciones fue pública, así como su diagnóstico de Parkinson en 2020, que limitó sus actividades, pero nunca su espíritu creativo.
Incluso en los últimos años, con movilidad reducida y múltiples cirugías, Ozzy lanzó nuevos álbumes como Ordinary Man (2020) y Patient Number 9 (2022), donde colaboró con artistas como Elton John, Post Malone, Eric Clapton y Jeff Beck. A pesar del deterioro de su salud, seguía grabando y soñando con volver a los escenarios, lo que hizo finalmente el pasado 5 de julio de 2025 en Back to the Beginning, un concierto histórico que reunió a varias bandas legendarias del rock y que se convirtió en la última vez que fue visto sobre los escenarios, al mismo tiempo que su despedida definitiva y una suerte de réquiem dedicado a sus seguidores alrededor del mundo.
Influencia y legado
Pocas figuras han influido tanto como Ozzy en la música pesada. Desde su trabajo pionero con Black Sabbath hasta su estilo vocal, su teatralidad en escena y su actitud transgresora, todo ha servido como molde para generaciones enteras de músicos. Bandas como Metallica, Iron Maiden, Judas Priest, Pantera, Marilyn Manson, Korn, Ghost, Avenged Sevenfold y miles más han reconocido su influencia directa.
Su estética de oscuridad, rebeldía y provocación se convirtió en la identidad visual y simbólica del metal. Pero también humanizó al género: mostró que los íconos pueden ser vulnerables, imperfectos, luchadores y, aun así, lograr grandeza.
Despedida de una leyenda
Ozzy falleció este 22 de julio de 2025, tras varios años de complicaciones de salud. La noticia fue confirmada por su familia, encabezada por su esposa Sharon Osbourne, su eterna compañera y clave en su carrera. Le sobreviven sus hijos Jack, Kelly, Aimee, Jessica, Louis y Elliot, algunos de los cuales han compartido conmovedores mensajes recordando no solo al artista, sino al padre y al hombre detrás de la leyenda.
Los homenajes no se han hecho esperar: artistas de todos los géneros, desde el metal más extremo hasta el pop, han rendido tributo al legado de una figura inmortal. Se esperan conciertos conmemorativos en Birmingham, su ciudad natal.
Ozzy Osbourne no solo fue el rostro del metal: fue su alma. Su historia es la de un chico de barrio obrero que encontró en el caos y el ruido una forma de expresión que cambió el mundo. Su figura trasciende la música: es símbolo de resistencia, de reinvención, de entrega total a la pasión artística.
Hoy, su risa aún resuena, su voz sigue viva en los parlantes del mundo, y su legado se mantendrá como una llama oscura y brillante que nunca se extinguirá. El Príncipe de las Tinieblas seguirá viviendo en su música y en su inconmensurable legado. ¡Descansa en paz, Ozzy!