Frankie ha muerto, 30 años de su disco debut
Por: Santiago Arango Naranjo
1991. Medellín. Las balas zumbando en sus barrios como revoloteadas abejas sin panal. La capital de Antioquia encendida por la guerra del narcotráfico contra el Estado colombiano. Según cifras de aquella época del Departamento de Estudios Criminológicos y Policía Judicial (DECYPOL), en tan solo los primeros 58 días de aquel año, murieron en la ciudad de forma violenta, 1100 personas.
Esa ruda, dura y cruenta realidad la soportaron las jóvenes de Medellín por medio de canciones, pogos y parches de rock. De Castilla a Buenos Aires, de Manrique a Belén, de la Universidad de Antioquia a la Pontifica Bolivariana, del estadio Atanasio Girardot al Palacio de Exposiciones, mejor dicho, de esquina a esquina en cada rincón de la ciudad, una generación de artistas resistió a través de canciones que sirvieron como escudo y, sobre todo, como refugio. Y allí, en pleno caos, acentuado además por la falta de empleo y las dificultades de acceso a la educación superior, sumado al recién asesinado Luis Carlos Galán y al proceso de Asamblea Constituyente, cuando paralelo ebullía un movimiento de rabioso punk y furioso metal, en ese contexto emergió el grupo Frankie ha muerto.
Formado en su génesis entre finales de 1989 y 1990 por músicos que integraron bandas como Los podridos, Desastre y Denuncia Pública, el grupo Frankie ha muerto surgió como un cóctel sonoro donde el postpunk, el punk, los matices góticos, la poesía y las artes escénicas, se mezclaron para dar origen a una propuesta única en aquellos tiempos en Medellín; ningún otro proyecto sonaba así en la ciudad pues predominaba la estética de grupos como Masacre, Ekhymosis (en su etapa metal), Reencarnación, Restos de tragedia, Rasix, I.R.A, GP, Athanator y otros afines; entonces, apenas se asomaban otras búsquedas de un puñado de propuestas con inclinaciones electro, postpunk, ska y new wave, como fueron Código, Humano X, Suburbia, Estados Alterados y Bajo Tierra.
La materialización de las canciones de esa primera etapa quedó registrada en un disco homónimo de 11 canciones. Desde la pieza que abre el disco, titulada "Mortaja de letras", hay un soplo de profundidad que propone la guitarra con un arpegio calmo que crece para luego, ya avanzado, entrar su vocalista Fabio Garrido y recitar:
"Todos los caminos llevan a la luna
tu cuerpo lo compró, el desespero
tu mente solo, el recuerdo
los muertos siempre llevan afán…"
Ese carácter profundo, serio y solemne que abre el álbum funciona como una representación sonora de aquel tiempo denso y trágico descrito al iniciar este texto. La segunda canción, llamada "Jugar matar", inicia con riffs punzantes que se intensifican cual danza juguetona que ilustra el coqueteo constante de la parca en los barrios de la ciudad: jugar a no morirse; o meterse al pogo, como si este fuera la muerte y enfrentarlo para salir ileso. En cifras globales para 1991, conocido como el año más violento de la ciudad, fueron 7081 homicidios, según DECYPOL.

Mientras la muerte acechaba y el sicariato se convertía para muchos jóvenes en un mecanismo de ascenso económico y de falso respeto social, desde otra orilla Frankie ha muerto retrababa esa angustia generacional y buscaba respuestas cantando en el cuarto corte del disco, llamado "Oración incoherente":
"El tiempo pasa y suavemente se desliza entre mis manos
el universo arrodillado es morado los domingos
Dios sonríe y tramita mi perdón".
En los títulos siguientes del disco aparecen canciones como "Y qué", "Fondo insondable", "Estás y no" y "2010". En ellas, además de sortear la muerte, se abordan cuestiones como las soledades humanas, la ciudad y sus dolores.
"Sigues escuchando esa frágil música de cielo
vas por el camino que no lleva a ninguna parte
estás tan loco y tan solo como si estuvieras muerto
estás tan solo y acompañado como en tu funeral
estás tan lejano y ausente que dan ganas de llorar…"
La placa discográfica fue prensada de forma independiente. Como explica en su blog personal Jorge Giraldo, productor fonográfico del disco: “después de cuatro años de probar un repertorio, la vivencia de una grabación, poco más que aficionada, nos puso a pensar en la posibilidad de algo más grande. En esos tiempos había tres opciones. Las grabaciones de bandas del subterráneo global, como Masacre y La Pestilencia, que tocaban y vendían en el exterior; los grupos vinculados al gran mercado del disco, como Estados Alterados y Ekhymosis; y el circuito marginal de los demotapes. Nosotros no pertenecíamos al primero, no podíamos entrar al segundo y no queríamos estar en el tercero. En el caso de las disqueras, no fue simple prejuicio. Hice citas personales con algunas. Mi menor desconfianza era con Discos Fuentes, solo porque allí estaba Carlos Alberto Acosta, uno de los principales promotores del rock anglo en los ochenta. Acosta, con franqueza, me dijo que esa música no era del interés de la compañía”.
El disco fue grabado por Jorge Ceballos. “Y, luego, logré que Federico López, el ingeniero de sonido más reputado de la escena, hiciera la mezcla en Lorito Records", comenta Giraldo. El prensaje se realizó en Estados Unidos a través de un intermediario venezolano.
En la fotografía oficial aparecen Mauricio Jiménez -teclado-, Fabio Garrido -voz-, Alex Cardona -bajo- , Carlos Arturo Hoyos -guitarra-, Darío Cano -guitarra- y Marcelo Gómez, quien tras grabar el álbum se retiró de la banda para concentrase como baterista de La Pestilencia. “El morado y la letra inglesa fueron distintivos de la banda en su primera etapa. El diablo se convirtió en el logo y era una estilización de la pintura que Louis-Léopold Boilly hizo en 1824 para ilustrar El sueño de Tartini”, concluye Giraldo.

30 años después y a la par de placas como La 22 de 1280 Almas, La muerte un compromiso de todos de La Pestilencia y Verdum 1916 de Neurosis, el disco es constituyó en un clásico de culto del rock colombiano por el riesgo estético que significó, tanto desde lo sonoro y lo lírico, como por su aporte poético y su confluencia con otras artes. Finalmente, el trabajo fue reeditado en formato vinilo en 2022.
En la actualidad Frankie ha muerto trabajo en su sexto álbum de estudio.
Escucha este celebrado álbum debut, aquí: