3 artistas afganas que ven la belleza en el caos

En medio del horror el arte siempre será una luz de esperanza. Incluso en una situación tan compleja como la que vive actualmente Afganistán. Luego de que el régimen Talibán retomara el poder luego de 20 años de ocupación estadounidense, el caos se ha tomado Kabul, la capital del país. Las fuerzas extranjeras tienen hasta el 31 de agosto para salir del territorio afgano, y miles de personas están buscando desesperadamente la forma de huir. 

Y cada día la situación se pone más difícil porque una nueva fuerza se ha sumado al conflicto. El jueves 26 de agosto, el mundo se horrorizó tras una serie de ataques suicidas que se les atribuye a Isis-K, un grupo radical afiliado al Estado Islámico, que considera al Talibán como muy moderado y cuya presencia es tan amenazante que los Talibán y los estadounidenses han unido fuerzas para combatirlos. Se calcula que unas 161 personas murieron en los ataques y con cada minuto que pasa, las sombras cubren más y más esta nación. 

Pero donde hay oscuridad, por más densa que sea, también hay rayos de luz, y en las últimas dos décadas, en Afganistán esa luz se ha reflejado en el arte. Durante la primera etapa del control Talibán, la cultura fue prohibida, pero en los últimos 20 años se pudo ver el resurgimiento del cine, la música y el arte plástico. A través de distintas expresiones los jóvenes de una nueva generación empezaron no solo a contar el horror de la opresión y la guerra, sino que empezaron a soñar con un país mejor. 

Sueños que lamentablemente hoy se convirtieron de nuevo en pesadillas, pero que de alguna forma dejan una pequeña esperanza de que algún día vuelva a brillar el color en esa fracturada nación. 

Mientras millones de afganos se enfrentan a la incertidumbre, cientos de miles han logrado salir del país y esta diáspora que se está regando en todo el mundo. Se espera que 4.000 refugiados lleguen a Colombia en las próximas semanas, lo cual es importante verlo no como un choque cultural, sino más bien un intercambio, del cual seguramente nacerán obras de arte hermosamente desgarradoras. 

Por eso quisimos repasar el trabajo de tres artistas plásticas afganas que a través de la pintura y el graffiti nos muestran otra mirada a su país. 

Shamsia Hassani

“El arte cambia la mentalidad de las personas, y las personas cambian al mundo”, escribe en su página oficial Shamsia quien es la primera artista urbana de Afganistán. Ella nació en Irán, es hija de refugiados y estudió escultura en la universidad de Kabul. En una entrevista cuenta que descubrió el graffiti gracias a un taller hecho en 2010 por el colectivo internacional Combat Communications, y desde ahí las paredes de Kabul empezaron a llenarse de sus coloridas niñas que sostienen pianos. 

La lucha de Shamsia es por los derechos de las mujeres y las niñas, en un país que nunca dejó su cultura misógina y represiva. Sus cuadros y murales han sido expuestos en Estados Unidos, Dinamarca, Australia, Alemania, Irán, India, Noruega, Italia, Suiza y Vietnam. En su arte hay una añoranza de la libertad y una búsqueda por reparar las heridas de la guerra

Según el medio alemán DW, Shamsia Hassani se encuentra escondida en un lugar secreto y segura, pero por ahora no está dando entrevistas. 

Jahan Ara Rafi

Después de pasar varios años como refugiada en Pakistán, Jahan Ara Rafi regresó a su país, se instaló en Kabul y comenzó a pintar cuadros que fluctúan entre la desolación y la esperanza. Sus obras han sido un éxito en todo el planeta y la consagró como una de las artistas contemporáneas más respetadas del mundo árabe. 

Pero ha sido duro, ella cuenta que el simple  hecho de hacer una exposición ya involucra un riesgo, solo ir manejando por la calle es motivo de insultos y agresiones, pero Jahan no se rinde en su lucha por los derechos de las mujeres y el desarrollo del arte. Ahora, a pesar del riesgo de ser censurada o perseguida, no quiere volver a ser refugiada y hasta ahora se sabe que sigue en Afganistán. 

Nabila Horakhsh

Cuando era niña, Nabila tuvo que hacer un duro viaje con su familia para buscar refugio en Pakistán, luego de que los combates se intensificaron en Kabul. En 2002 regresó a Afganistán y estudió lengua y literatura. No hay muchos de sus cuadros en línea, oero lo que se puede ver muestra un trazo muy hermoso y a la vez muy triste. Una combinación de luz y oscuridad que es conmovedora e intensamente expresiva. 

Junto con Shamsia Hassani creó la organización Berang Arts, enfocada sobre todo en el desarrollo y la difusión del arte entre las mujeres. Pero lamentablemente, desde el regreso del régimen Talibán, poco se sabe del destino de esta artistas ya que sus cuentas han sido cerradas o están privadas.