Alfredo Di Stéfano, el jugador que revolucionó el fútbol para siempre
Por: Laura Catalina Ortiz Gomez
El 7 de julio de 2014, el mundo perdió a una de sus figuras más emblemáticas: Alfredo Di Stéfano, el jugador que cambió para siempre la historia del fútbol.
Once años después de su partida, su legado sigue tan vivo como el día en que maravilló al mundo, y Colombia guarda un capítulo especial en esa historia: su paso por el Club Deportivo Los Millonarios.
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Pero la historia comienza en Buenos Aires, en 1926. Alfredo Di Stéfano nació en el barrio de Barracas y, desde muy joven, mostró un talento precoz en el fútbol que lo llevó a debutar profesionalmente con River Plate. Allí se consolidó como una de las grandes promesas del fútbol argentino, ganando la liga local y la Copa América en 1947 con la selección nacional.
Sin embargo, en 1949, una huelga de futbolistas en Argentina cambió el rumbo de su carrera. Buscando mejores condiciones, Di Stéfano, como muchos otros jugadores, emigró a Colombia, donde comenzaría uno de los capítulos más brillantes de su trayectoria.
En Bogotá, encontró un escenario ideal para desplegar su talento. Junto a figuras como Adolfo Pedernera, Néstor Rossi y Julio Cozzi, la Saeta Rubia se convirtió en uno de los pilares del legendario Ballet Azul de Millonarios, un equipo que por entonces se consolidaba como potencia continental.
Con un juego ofensivo, elegante y contundente, el equipo asombró a América Latina y consolidó su reputación como uno de los mejores del continente.
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Fue precisamente con la camiseta de Millonarios que Di Stéfano captó la atención del Real Madrid. En 1952, durante un partido de exhibición en España para celebrar las bodas de oro del club merengue, el equipo colombiano venció 2-4 y Di Stéfano fue la gran figura de la noche. Santiago Bernabéu no lo dudó: ese argentino que jugaba en Colombia debía vestir de blanco.
Así comenzó una nueva era. En 1953, Di Stéfano firmó con el Real Madrid y cambió para siempre la historia del club. Lideró un equipo que ganó cinco Copas de Europa consecutivas (1956-1960), ocho títulos de Liga española y dos Copas del Rey. Fue dos veces ganador del Balón de Oro (1957 y 1959) y el único jugador en la historia en recibir el Súper Balón de Oro, otorgado por France Football en 1989.
Su estilo de juego marcó una revolución: podía desempeñarse en casi cualquier posición del campo, desde delantero hasta mediocampista e incluso como defensor cuando el partido lo exigía. Su inteligencia táctica, visión, capacidad goleadora y entrega lo convirtieron en el futbolista más completo de su época, según figuras como Pelé, Maradona y Johan Cruyff.
Con la selección argentina jugó pocos partidos, pero luego representó a España tras nacionalizarse. Aunque nunca disputó una Copa del Mundo, su leyenda no se construyó en los mundiales, sino en la forma en que elevó el nivel del fútbol de clubes a una dimensión global.
Después de retirarse como jugador, Di Stéfano tuvo una destacada carrera como entrenador. Dirigió al Real Madrid, al Valencia y a varios equipos más, formando nuevas generaciones con su sabiduría futbolística. En 2000, Florentino Pérez lo nombró presidente de honor del Real Madrid, donde su figura es reverenciada como parte esencial del ADN del club.
A once años de su fallecimiento, recordamos no solo al jugador que levantó copas y marcó goles inolvidables, sino al hombre que enseñó que el fútbol es entrega, táctica, inteligencia, pasión y corazón. Colombia fue testigo de una etapa crucial de su carrera. En Millonarios encontró un escenario para crecer y brillar; en Madrid, escribió la historia.
Alfredo Di Stéfano no fue solo el mejor jugador de su tiempo: fue el arquitecto de una forma moderna de entender el fútbol. Y esa leyenda, que alguna vez corrió por la grama de El Campín, sigue viva cada vez que el balón rueda.
