‘Golán’, una película para salirse del molde, llega a salas de cine
Tras un exitoso recorrido por festivales internacionales, Golán, la ópera prima del director caleño Orlando Culzat, llega a las salas de cine del país el próximo 21 de agosto.
Galardonada con la Biznaga de Plata a Mejor Fotografía en el Festival de Cine de Málaga y el Premio Luis Ospina a Mejor Dirección en el FICCALI, Golán propone una historia íntima y poderosa sobre los lazos familiares y el peso de los secretos, el despertar personal y el coraje de romper el silencio.
Según su sinopsis, un viaje familiar inesperado se convierte para Pedro en la entrada a un mundo desconocido. Al acercarse a Margarita, descubre una libertad que lo confronta con todo lo que creía saber, despertando algo profundo en él. Ante el fin de su inocencia, Pedro deberá encontrar su propia voz y decidir qué tipo de hombre quiere ser.
Golán es una historia sobre romper el molde y dejar atrás lo que se espera de ti, para descubrir quién eres en realidad. Un relato que surge de una mirada sensible sobre las fragilidades y contradicciones de la familia, donde su director nos presenta un espejo íntimo para cuestionar lo aprendido, reconocer el dolor y abrazar la incomodidad como parte del despertar.
“Los monstruos no siempre están lejos: a veces viven en la sala de la casa. Y aunque suene ingenuo, creo que el amor —ese que sacude, que despierta— puede ser la única salida”, dice Orlando Culzat, director de Golán.
Rodada en Calima – El Darién, la película envuelve al espectador en una atmósfera cargada de belleza, silencios incómodos y emociones contenidas. Golán logra una verdad emocional que traspasa la pantalla, a través de las interpretaciones magistrales de Marcela Agudelo, actriz principal que regresa a la pantalla grande con un mensaje contundente para la sociedad actual.
Junto a ella, Hilda Ruiz, Jaime Castaño y un elenco joven encabezado por el artista Jacobo Vera (protagonista).
El nombre Golán remite a una ciudad refugio bíblica, pero aquí funciona como una poderosa metáfora: ese lugar donde el dolor ajeno se ignora, donde todo parece estar bien mientras lo esencial se pudre en silencio.
La película parte de esa burbuja de privilegio y desconexión, para cuestionar las formas en que aprendimos a mirar — o a no mirar — el mundo que nos rodea.