Foto por: Francois Le Nguyen

La verdadera cara del Fast Fashion

A inicios del 2022, en el Desierto de Atacama en Chile, se encontraron millones de prendas, que dejan al descubierto el impacto negativo que tiene la industria de la moda en el medio ambiente.
Domingo, 1 Mayo, 2022 - 09:20

Por: Mariana Vélez

“Fast Fashion”, dos palabras que en inglés significan “Moda Rápida” y que, para el planeta, significan destrucción. Dos caras de una moneda que afectan el sector social, económico y ambiental del mundo.


¿Qué es Fast Fashion?

Es un modelo de diseño, manufactura y mercadeo que se centra en la producción y distribución de altos volúmenes de prendas de vestir, usando “tendencias” y materiales de baja calidad para asegurar un bajo costo y hacerlas alcanzables a todo tipo de público. 

Santiago Romero, diseñador de moda, maestro de las artes en diseño para hombre de la University of the Arts London y docente de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, comenta que el sistema moda es una industria creativa que integra factores económicos y culturales que van cambiando con base a las tecnologías de los tiempos.

La Revolución Industrial, pilar importante dentro de este desarrollo se encargó de modificar las antiguas dinámicas y permitió la introducción de las nuevas modas a un público que no se encontraba dentro de la burbuja llamada ‘élite’. “Es un fenómeno que nace en la posguerra y está relacionado con las clases medias y su deseo de consumir más y acceder a nuevas modas”, afirma Santiago.


Modelos a seguir

Según una investigación de José́ Luis Iglesias Diz, Pediatra acreditado en Medicina de la Adolescencia en la Universidad de Santiago de Compostela, “los cambios de modelos en el vestir y en los complementos fuerzan a los ciudadanos que quieren seguir las tendencias del momento a consumir los nuevos productos. Para los adolescentes el tipo de ropa o el disponer de una determinada tecnología puede significar el pertenecer e interactuar o no con un grupo social”. 

De acuerdo a la Real Academia Española, consumismo, significa: “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”, un concepto que cada año se fortalece y se encarga de generar, junto a la publicidad y la alta competencia del mercado, unos estereotipos que influyen en los comportamientos de las personas. 

Durante el año 2021, el consumo de ropa de los colombianos aumentó en un 53% con respecto a lo registrado en el 2020, según la consultora Raddar en conversación con Blu Radio. “Estamos comprando ropa como nunca lo habíamos hecho porque la mayoría de colombianos, me incluyo, nos quedamos en la casa en sudadera y pantaloneta el año pasado”, expresó Camilo Herrera, presidente de la consultora. 


Cada año se producen 150.000 millones de prendas de vestir

El modelo Fast Fashion ha impuesto como slogan de sus procesos producir, producir, producir. Y esto ha generado un aumento en las cantidades de ropa que se fabrican, venden y desechan. 

Hasta 2019, se fabricaban al año, por cada ser humano, casi catorce prendas de vestir. Si bien, el crecimiento de las ventas ha sido fuerte en el mundo, el 30% de estos artículos textiles no se venden.

Finalmente, la industria de la moda genera 2.4 billones de dólares y pierde aproximadamente 460.000 millones anuales ante la falta de reciclaje y la ropa que termina en vertederos sin ser vendida. 


Destruir las prendas que no se venden

En palabras de Santiago Romero, en Norteamérica los productos que completan 60 días en un piso de ventas disminuyen su precio dentro del balance de la empresa en un 50%, por lo que en la mayoría de casos, cada tienda posee un stand de descuentos. Y si ese modelo de contabilidad no arroja resultados, las prendas se destruyen. 

Tanto así, que la sofisticada marca británica Burberry afirmó haber quemado ropa, accesorios y perfumes que no fueron vendidos por un valor equivalente a 28,6 millones de libras durante ese mismo año para proteger su marca. Esto debido a que el hecho de vender esa prenda de vestir a un precio mínimo hace que la propuesta de valor inicial pierda su estimación, importancia, y significación.

El 50% de la ropa que fabrican las cadenas de Fast Fashion acaban en la basura en menos de un año, y cada segundo, el equivalente a un camión de basura de textiles se tira o se quema. Así mismo, el 60% de las prendas que tardan hasta 200 años en biodegradarse, se desechan sin control antes de su primer año de fabricación.


Pero, ¿quién protege el medio ambiente?

De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (2019), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo después de la petrolera, es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global y genera el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

  • Se necesitan 700 galones de agua para hacer una camiseta, lo que equivale a 93.000 millones de metros cúbicos al año.
  • Cada doce meses son talados entre 70 millones y 100 millones de árboles para fabricar tejidos de celulosa, es decir, fibra semi-sintética. 
  • Quemar un kilo de ropa genera 1.36 kilos de dióxido de carbono, siendo más contaminante que quemar carbón o gas natural. 
  • Medio millón de toneladas de microfibras sintéticas se vierten en el mar cada año.

En pocas palabras, la contaminación que genera la industria de la moda es alarmante. Según Naciones Unidas, si el Fast Fashion continúa las emisiones de CO2 aumentarán casi un 50% para el año 2030.


¿Y la industria qué hace para mejorar esto?

“Una de las principales críticas que se le ha hecho a la industria de la moda durante muchos años, ha sido el impacto ambiental. Sin embargo, hoy por hoy, las empresas y marcas están incorporando procesos dentro de su cadena de producción que implican sostenibilidad afirma Diana Hochman, Editora de Moda y Especialista en Comunicación e Imagen de Marca.
 
A este propósito, la creación de campañas que giran alrededor de la economía circular por parte de grandes multinacionales textiles, busca dar una segunda oportunidad a prendas donadas para producir nuevas colecciones.


Pros y contras del Fast Fashion según Diana Hochman

Ventajas

  • Puso la moda para todos, es una moda asequible.
  • Incentiva no solamente el consumo de moda, sino también el conocimiento y el interés por la moda.
  • Los productos locales y artesanales tienen más valor.

Desventajas

  • Las malas prácticas con el medio ambiente.
  • Al fomentar el cambio de colección de forma rápida ha hecho que la calidad del textil disminuya notablemente.
  • Se han involucrado malas prácticas laborales.