Foto: Portada de Apocalypshit.

'Apocalypshit' de Molotov: 25 años de irreverencia

Una placa discográfica, la segunda en la carrera del grupo mexicano, ayudó a consolidar con prontitud su carácter musical mordaz, divertido y fiestero.
Lunes, 6 Mayo, 2024 - 05:18

Por: Radiónica

Por: Santiago Arango Naranjo.

1999 fue un año de tránsito hacia el siglo XXI y así lo comprendió Molotov para su segundo álbum llamado Apocalypshit, una referencia al cacareado fin de los tiempos que se avecinaba según antiguas profecías, libros y religiones; ¡pero que no sucedió! Desde la carátula del disco, con una tabla güija como imagen central, la pregunta por el apocalipsis fue explícita.

Aquella placa de 13 canciones fue la sucesora de su exitoso debut de 1997 titulado ¿Dónde jugarán las niñas?, con una carátula de clara referencia sexual; además, fue una sátira frontal al disco ¿Dónde jugarán los niños?, de Maná. Apocalypshit tenía el reto de mantener la popularidad de la banda, crear nuevos himnos y no defraudar a sus seguidores, mejor dicho, no perder la frescura de su ópera prima.

La carga de la juerga, la crítica y el baile despertado por hits como" Voto latino", "Matate Tete", "Chinga tu madre", "Puto", "Gimme Tha Power" y "Cerdo", dieron personalidad a Molotov. Por eso, para su segundo disco la banda era consciente de que lograr otro éxito, potente y explosivo, demandaba genialidad, entonces se alió de nuevo con Gustavo Santaolalla (que había trabajado con la Maldita Vecindad, Fobia, Café Tacvba y con ellos) y reclutó también a Mario Caldato Jr., productor del álbum Hello Nasty de Beastie Boys.

Apocalypshit abre con bajos profundos, determinación guitarrera y un aguerrido espíritu alternativo, iniciando con las canciones "No manches mi vida" y "Karmara"; en este comienzo, por momentos es inevitable pensar en un grupo como Primus y la figura de su bajista Les Claypool.

Luego de esto, el camino sonoro se bifurca, amplía sus matices y aparecen tintes de rap, metal rap, funk y hasta cumbia, todo maquillado con color rocanrolero, alegrón y juguetón. Esa mixtura dejó hits que han retumbado en bares, pubs y fiestas de amigos desde hace 25 años con títulos como "Rastaman-Dita", "Parásito" y "El mundo".

En palabras del músico Krbass –bajista de Nepentes y quien integra un grupo tributo a Molotov-, “el Apocalypshit tiene también unos temas muy goleadores, pero el punto es que ¿Dónde jugarán las niñas?, había dejado la vara muy alta y era difícil que un nuevo disco lograra ese mismo impacto”. En conclusión, el disco cumplió, pero no igualó los éxitos del predecesor.

Al final, la trascendencia de esta placa radica en que no dejó que la estructura se desbarajustara o que se difuminara el ADN de la agrupación. El resultado fue una placa agresiva, con espíritu noventero, pero de tránsito a nuevos aires y que extendió, cual árbol de canciones, las raíces echadas de su primer disco: mordaz, divertido y fiestero. 25 años después, todavía funciona como motor para cantar y saltar.

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