Foto: Mark Makela / Getty Images via AFP

El Nobel de Medicina para los pioneros de las vacunas contra el COVID

La bioquímica húngara Katalin Karikó y el investigador estadounidense Drew Weissman ganaron este lunes el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos para el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19.
Lunes, 2 Octubre, 2023 - 03:24

Por: Radiónica

Por: Pia Ohlin

Los científicos "contribuyeron al desarrollo a un ritmo sin precedentes de una vacuna durante una de las mayores amenazas para la salud de la humanidad en los tiempos modernos", indicó el jurado.  

Al elegir a estos investigadores, que estaban en la lista de favoritos, el Comité del Nobel en Estocolmo rompió con su tradición de reconocer trabajos con varias décadas de trayectoria.

Katalin Karikó, de 68 años, y Drew Weissman, de 64 años, trabajan juntos en la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, y ya ganaron varios galardones por sus investigaciones, incluyendo el premio Lasker Award, considerado un precursor del Nobel.

También ganaron el Premio Princesa de Asturias en 2021, que compartieron con otros científicos. 

La tecnología premiada este lunes data de 2005, pero las primeras vacunas que utilizaron ARN mensajero fueron desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna contra el COVID-19 durante la pandemia. Desde entonces, se han inyectado miles de millones de dosis todo el mundo. 

A diferencia de las vacunas tradicionales que usan virus debilitados o piezas de proteínas de virus, la técnica del ARN mensajero utiliza moléculas que indican a las células qué proteínas producir. Este proceso simula una infección y esto entrena al sistema inmune para cuando se enfrente a un virus verdadero.

Esta idea fue demostrada por primera vez en 1990, pero no fue hasta mediados de 2000 cuando Weissman y Karikó desarrollaron una forma de controlar la respuesta inflamatoria que sufrían los animales en los experimentos y esto abrió la vía al desarrollo de vacunas seguras para los humanos.

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Una investigadora marginada

Para Karikó, la 13ª mujer en ganar el galardón de Medicina, el Nobel recompensa años de trabajo como investigadora en la sombra y todos sus esfuerzos para convencer a sus superiores del interés de estudiar el ácido ribonucleico mensajero. 

La científica fracasó a la hora de obtener subvenciones para sus estudios y la Universidad de Pensilvania, donde estaba encaminada a obtener una cátedra, la destinó a puestos menores, en un momento en que ella necesitaba el trabajo para mantener su visa. 

Karikó dijo a la radio sueca SR que al principio no se creyó la noticia del Nobel y siguió en directo la ceremonia con emoción. Entonces, su primer pensamiento fue para su madre, ya fallecida, que solía escuchar el anuncio del ganador con la esperanza de que nombraran a su hija. 

"Lo escuchaba todos los años. Desafortunadamente hace cinco años murió a los 89 años. Quizás nos escucha desde el cielo", afirmó. 

Weissman confesó que pensó que se trataba de una broma cuando su colega "Katie" le comunicó la noticia. 

"Nos preguntamos si alguien nos estaba gastando una broma", dijo a AFP. "Es el premio definitivo, el premio en que pensaba cuando tenía cinco años y empecé a interesarme en cómo funcionan las cosas", añadió. 

El año pasado, el Nobel de Medicina fue para el sueco Svante Pääbo por el desarrollo de la paleogenética y sus descubrimientos sobre la evolución humana.

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