Libros: "Medallo Punkero", el punk se mira a sí mismo
Del mundo feliz de los hippies a la realidad había un largo trecho. Quienes no podían acceder a la educación, al trabajo o a la gran fiesta, por ser precisamente pobres, desempleados, maleducados, pendencieros o simplemente por no pertenecer, encontraron en expresiones musicales controversiales y disidentes como el punk.
Esta tendencia musical, urbana y por qué no filosófica, que comenzó en Nueva York de la mano de The Velvet Underground, Television, Patti Smith, New York Dolls, y que encontró su norte con The Ramones en la Gran Manzana y luego con The Sex Pistols, The Damned y The Clash en Inglaterra, poco a poco fue adoptada por jóvenes de grandes centros urbanos de todo el mundo. Nacía una cultura que se nutría de música rápida con líricas contestatarias, nihilistas y cínicas, tocada por muchachos de ropas raídas (la anti moda que se convertiría en moda), en discos grabados por ellos mismos y reseñados en publicaciones independientes, todo esto bajo un claro desafío a las leyes y sistemas de gobierno (además de otras formas de sumisión o apego).
Colombia no fue ajena a esta situación y el punk, como tendencia, como propuesta musical y como actitud o forma de ver la vida, también generó un camino y fue evolucionando hasta tener una de las comunidades o “parches punk” más grandes del continente en la ciudad de Medellín, Antioquia.
Este llegó a comienzos de los ochenta a través de los vinilos de las bandas ya mencionadas, así como a las de la primera ola del hardcore estadounidense como Dead Kennedys, Minor Threat y Black Flag. Fue así también como llegaron algunos videos, publicaciones marginales y más claves y señas para acercarse a la información, justo en un momento donde Internet ni se soñaba.
Así, fue como el punk fue adentrándose en Medellín y aferrándose a ella; logrando así generar expresiones locales sólidas en personas que lo asumen como una forma de vida, bandas que tocan la música, publicaciones sobre el género, espacios de difusión y que aún en la actualidad, son motivo de respeto y admiración en el mundo.
Es Medellín entonces la ciudad que nos ofrece un testimonio fidedigno sobre el punk colombiano, como resultado de un trabajo de investigación conjunto entre Colombia y Francia y que fue presentado el pasado mes de octubre.Se trata de Medellín Punkero; un libro-documento que llena vacíos, que muestra la realidad y que sirve como testimonio de una cultura urbana que está arraigada en la ciudad y que tiene argumentos sólidos para defenderse.
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