¿Qué es el escrache y cómo busca derrotar la violencia de género? - Foto de Carlos Punto Pizarro tomado en Pexels

¿Qué es el escrache y cómo busca derrotar la violencia de género?

Activistas y profesionales de Colombia y Latinoamérica hablan de esta forma de protesta social que denuncia todo tipo de violencia de género.
Miércoles, 24 Junio, 2020 - 06:39

Por: Carol Ramirez

Durante los últimos meses, hemos sido testigos de diversos mensajes escritos a manera de testimonio, que están circulando por las redes sociales. En ellos se denuncian casos de violencia cometidos contra las mujeres, algunos con nombres específicos y a título personal, y otros compartidos desde el anonimato. Mensajes que han despertado todo tipo de controversias, no solo por su contenido, sino también por el mecanismo que se utiliza para denunciar: el escrache

Para hablar de esta acción colectiva, es necesario trasladarnos a la Argentina de la post dictadura. En los años noventa, la organización HIJOS emprendió una estrategia para denunciar los casos de impunidad ante los innumerables delitos cometidos por militares o agentes del Estado relacionados con las desapariciones. 

Con el lema: “SI NO HAY JUSTICIA, HAY ESCRACHE” popularizaron esta práctica, que consistía en realizar manifestaciones sumamente llamativas cerca de las viviendas o lugares de trabajo de los acusados; por medio de actos teatrales, canticos, pintadas o música daban a conocer la hoja de vida del escrachado. 

La palabra tiene un origen social, de uso político. Hace un llamado a la memoria colectiva, a la verdad y la justicia. Es una palabra que engloba la lucha y la reivindicación de los derechos. 

Gracias a la actuación de esta organización, el escrache se convirtió en una condena social que se trasladó a otros países, y que en la actualidad toma vigencia en la voz de las activistas del movimiento feminista. 

 

El escrache feminista 

Este tipo de protesta, debe comprenderse desde la complejidad de un contexto mediado por la violencia y la ineficiencia de los procesos judiciales. Así lo explica Cristina Villota de la Colectiva Las Aparecidas de Bogotá, "el escrache feminista surge como una necesidad de las mujeres para encontrar justicia de alguna manera"

Como mecanismo, está acompañado por otras acciones como mítines o marchas, y su finalidad siempre será la sanción social en ambientes físicos o virtuales. Por esta razón, tal como lo explica Cristina, "más o menos en el 2015, cuando empiezan a surgir movimientos como el 'Ni Una Menos', se convierte en una herramienta feminista. El escrache lo utilizamos como denuncia pública para visibilizar las violencias que estamos viviendo las mujeres y quienes nos las han provocado". 

Según Cristina, se utiliza en situaciones relacionadas con la denuncia de "violadores, abusadores, de violencia doméstica de parejas o ex parejas, de violencia psicológica, que además es una violencia bastante cruel que las mujeres han callado históricamente. Muchas veces las mujeres hacen las denuncias por medio de intermediarios, como páginas de colectivos feministas, y otras veces lo asumen a nombre propio desde sus perfiles". 

Es importante aclarar que no debe entenderse el escrache como un acto de violencia punitiva, según la feminista indígena y mexicana Gema González, "el escrache es una acción colectiva antisistémica [...] el cual NO busca dañar físicamente o causar la muerte de la persona para la resolución de conflictos". Además, argumenta que esta acción, "no deviene de una postura victimista sino de víctimas, quienes han denunciado jurídicamente actos de violencia de género, presentando diversas pruebas, como peritajes psicológicos y médicos de violencia física, sexual, psicológica, entre otras situaciones".

 

El escrache en redes sociales

En el feminismo existen un sinfín de voces que dan cuenta de la diversidad de posturas y pensamientos que tienen sus activistas, y si hablamos específicamente del escrache, se han desatado todo tipo de consensos y desacuerdos al interior del movimiento sobre su uso en entornos virtuales. 

Cristina, en Bogotá, nos cuenta: “es una herramienta potente, contundente y clara. Las mujeres relatan los hechos, esto va a traer unas consecuencias: que pongan en duda el testimonio de las víctimas. Entonces vemos mucho que piden pruebas, al hacer eso comienzan a cuestionarla, pero en la mayoría de las veces estas medidas se toman porque ya se ha ido a una justicia institucional, se han presentado pruebas y no hay respuesta”. 

Desde Argentina, Elsa Schvartzman, socióloga y docente de la UBA, e Integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, quien menciona que “los escraches virtuales suelen ser bastante peligrosos, en el sentido que muchas veces se amparan en el anonimato y despiertan una cadena de opiniones, se viralizan con una rapidez tal que muchas veces carecen de fundamentación, o se basan en mal información. No siempre, por supuesto, pero se corre este peligro. Entiendo por otra parte, que a veces es la única posibilidad que una persona, una niña, una mujer, una adolescente, puede tener para empezar a denunciar su situación”. 

Aunque diferentes, las posturas siempre tendrán puntos de encuentro como el acompañamiento psicológico y jurídico que realizan los grupos feministas, y las posibles consecuencias legales de esta sanción social. 

 

Acompañamiento psicológico y jurídico

Una bandera del feminismo es la "sororidad", entendida como la hermandad y la solidaridad entre mujeres, especialmente ante situaciones que vulneren su integridad. En la aplicación del término, diferentes colectividades a nivel nacional e internacional aúnan esfuerzos para apoyar a quienes deciden utilizar el escrache como un mecanismo de protesta. Que puede incluir las siguientes acciones: 

- Entablar un dialogo con la persona que decide denunciar. Es fundamental contar con su total seguridad para asumir conscientemente las consecuencias resultado de esta exposición. 

- Crear escenarios de escucha seguros para compartir la historia, y determinar la forma en la que se presentan los testimonios, evitando la revictimización. Deben omitirse a toda costa datos o fotografías personales.

- Hacer una recolección de los registros que evidencien el abuso, incluyendo el testimonio de quien fue víctima, éste por sí solo constituye una prueba según la Corte Constitucional Colombiana. 

- Además de reunir todo tipo de documentación, desde demandas impuestas hasta mensajes, audios y fotografías. Estas no deberán ser publicadas en redes sociales, se presentarán exclusivamente ante un juez. 

- Brindar y recibir asesoría legal y psicológica para preparar a quien denuncia y también, para su red de apoyo, ya que empiezan un camino arduo de confrontaciones. Ser un soporte emocional para quien denuncia es vital. 

- Interponer o retomar un proceso judicial, buscando herramientas desde el derecho con una perspectiva de género que priorice a las mujeres violentadas. 

Este tipo de acciones tienen mayor contundencia si se hacen desde la colectividad, asumiendo las medidas de autoprotección necesarias para las organizaciones que abanderen esta práctica, creando un sistema de blindaje que las proteja, por ejemplo, haciendo publicaciones de manera colectiva, nunca individual.

 

La legalidad del escrache y la denuncia pública en Colombia 

En este contexto es importante entender el escrache como una respuesta ante las violencias ejercidas contra las mujeres, que, comprendido desde el derecho, evidencian la ruptura al principio de la igualdad entre géneros, materializados en la discriminación, que, al avanzar puede transformase en todo tipo de actos que violenten la integridad ajena. Entendiendo también, esta desigualdad de las mujeres frente a los hombres para acceder al sistema jurídico y legal, ya que el acceso no es el mismo. 

Hay un marco jurídico que respalda la legitimidad del escrache al ser visto como una denuncia pública. Para empezar, debe prestarse total atención a la Ley 1257 de 2008, en la que se dictaron las normas sobre el derecho humano de las mujeres a vivir una vida libre de violencias. 

Puede concebirse dentro de los mecanismos de sanción social estudiados por la Corte Constitucional de Colombia, creados como complementos al derecho en la Sentencia C-335  de 2013, para posibilitar que las mujeres alcen su voz cuando los casos de desigualdad no han sido solucionados por los entes responsables. Implica, un aval para denunciar la falta de acción por parte de la autoridad encargada, haciéndole un “jalón de orejas” a la justicia. 

Para Isabel Rincón abogada en el área de género, con experiencia en el campo del derecho penal, “es la ley más importante en materia de derechos humanos de las mujeres. La Corte avala que a través de las denuncias públicas se le exijan cosas al derecho, y se ponga en conocimiento de la sociedad lo que está pasando; porque, además, esa misma Ley 1257 creó el principio de corresponsabilidad, y es que todas las personas y estamentos tienen responsabilidades en garantizar el derecho humano a una vida libre de violencias contra las mujeres”.

Siguiendo esta línea, es necesario mencionar el caso de María Isabel Covaleda, quien era víctima de una relación de pareja con vocación de estabilidad. Un caso que, gracias a su cubrimiento mediático y a la unión de las colectividades, tuvo un resultado positivo para las mujeres. Para la abogada Rincón, “este suceso permitió ver que había una situación en el mundo real que en mundo jurídico no estaba recogida, porque el derecho no se comporta como algo que se pueda anticipar, sino como algo que entra a atender situaciones fácticas”. Creándose así la Ley 1959 de 2019 que amplía el tipo penal de violencia intrafamiliar, contemplando relaciones de noviazgos y los amantazgos.

Por otra parte, la Sentencia T361 de 2019, “se enfocó en la utilización de las redes sociales como medios idóneos para que las mujeres subviertan relaciones desiguales, para hablar y ocupar el espacio que legítimamente les pertenece. Una sentencia transformadora”, desde la visión de Isabel Rincón. 

En este contexto, vale la pena mencionar la Sentencia T-239 de 2018, generada a partir de los acontecimientos relacionados con la docente Mónica Godoy, quien denunció casos de acoso sexual contra mujeres de una Institución de Educación Superior en Ibagué. Esta sentencia declaró el derecho humano a vivir una vida libre de violencias, acoso sexual y violencias contra las mujeres en las IES, así como la Corte Constitucional exigió al Ministerio de Educación expedir los protocolos para la atención de este tipo de violencia en las universidades.

Ahora, hablemos de las consecuencias legales que pueden derivarse del escrache. Desde la perspectiva de Indira Mogollón, abogada colombiana y consultora jurídica en Brasil, hay consecuencias legales, “claro que no son como nos hacen ver, de -compartiste una denuncia y ya te pueden procesar- no es así. Hay que tener en cuenta que la persona que hace la denuncia es la que va a lidiar con las consecuencias más importantes.”

El primer paso que puede tomar el sujeto del escrache es “realizar una acción de tutela, para proteger su derecho constitucional a la honra y al buen nombre, o iniciar una denuncia penal por injuria y calumnia. Cuando se inicia este proceso penal es el juez quien va a determinar si lo que se está diciendo es verdad o mentira, y se determina si hay o no calumnia”. Afirma Indira, sumando "que esos delitos de injuria y calumnia, son delitos más pequeños y tienen un requisito de procedibilidad que es la conciliación. Entonces, antes del proceso tienen que conciliar con la persona y llegan a un acuerdo”. 

Finalmente, para completar este punto de la legalidad, es importante seguir las recomendaciones que hace Isabel Rincón con respecto al a denuncia pública: 

“Cuando no se esté hablando de una denuncia que no tenga un proceso penal, las invito a que cuenten el hecho sin identificar al agresor, pero haciéndolo identificable, es decir, sin dar directamente los datos del agresor, pero que logren con la narración que una persona que lo conozca lo logre identificar. Porque muchas veces estas agresiones no se comenten una sola vez, sino que son producto de repeticiones, y alguien se puede sentir identificada y contactarles, es esto las colectivas han sido muy buenas, esa acción en conjunto permite que la mujer no se quede sola [...]  Si hay una denuncia, recomiendo hablar en los términos de la denuncia impuesta, contando algo que es real, que el acusado está siendo investigado, sin afirmar culpabilidad. Yo creo que es muy importante que las mujeres tomemos la palabra, lo que tenemos que cuidar es en la forma cómo lo hacemos”.

 

Los pros y los contras del escrache 

Cada acción tiene una reacción sobre nuestras vidas, y más aún cuando se vinculan a terceros, a continuación, les presentamos tres ventajas y desventajas de ejercer el escrache desde las posturas de Elsa Schvartzman en Argentina y de Cristina Villota en Colombia: 

 

Pros

- El escrache genera presión a las instituciones que ostentan la autoridad, lo que se traduce en la agilización de la justicia.

- Tras contar una historia de violencia se está haciendo un proceso de reparación emocional, el diálogo puede llegar a ser una experiencia sanadora, porque se piensa en términos psicológicos. 

- Cuando escrachas a alguien que lastimó a una mujer estás salvando la vida de muchas más, porque al alrededor de ese hombre hay más mujeres que pueden caer en las mismas violencias, menciona Cristina.

 

Contras

- Pensando en la carga simbólica de las palabras, las denuncias públicas no pueden convertirse en sobrexposición de las mujeres en hechos de revictimización, o en exigencias de pruebas que la sociedad no tiene por qué conocer, afirma Elsa. 

- Hay casos en los que el sujeto escrachado busca vengarse de a quien decide denunciarlo, ubicando a la víctima en una situación sumamente peligrosa que puede tomar caminos no pensados. 

- Quien decide denunciar para lograr un resarcimiento debe saber que es un camino muy complejo, y necesitará mucha fuerza y acompañamiento para transitarlo, será un recorrido marcado por confrontaciones, especulaciones y acusaciones.