Jon Schaffer (Iced Earth), buscado por la policía tras la toma del Capitolio

¿Qué significa el hecho de que una figura tan representativa en el rock se vea involucrado en la toma a la fuerza del Capitolio de los Estados Unidos?
Viernes, 8 Enero, 2021 - 06:07

Por: Eduardo Rendón Benítez

La Policía Metropolitana de Washington D.C. publicó una serie de fotografías en las que se ven algunas de las personas que entraron a la fuerza al Capitolio de los Estados Unidos el pasado martes 6 de enero. En las fotos, un documento que contiene un total de 26 imágenes, medios especializados han reconocido a Jon Schaffer, guitarrista fundador de la banda de power/thrash metal Iced Earth y de Demons And Wizards.

En los últimos años, en distintas entrevistas, Schaffer ha puesto en manifiesto su postura política y su visión sobre la actualidad de su país. En junio de 2017, en entrevista para la revista La Heavy, decía lo siguiente: “El sistema es tan corrupto que no importa si están al frente los Republicanos o los Demócratas, porque lo cierto es que no controlan nada. Son los banqueros de la Reserva Federal, la industria militar y las grandes multinacionales las que rigen el maldito país”.

El pasado mes de diciembre, con motivo de la celebración de los 30 años del debut de Iced Earth, declaraba en The Metal Circus: “Hay una ilusión de que cada partido es una cosa, cuando en realidad son reflejos de un estado en la sombra mucho más terrible y pernicioso. El futuro es oscuro, nos quieren llevar a un lugar terrible, y es algo que llevo años anticipando porque es algo que ellos mismos llevan afirmando. Es un suceso muy complejo, pero llevo leyendo historia desde que puedo leer y te garantizo que lo que estamos viviendo es uno de los momentos más cruciales de la historia”. 

Ahora, con motivo de su supuesta participación en la toma del Capitolio, ha circulado un video hecho por el diario alemán Die Walt en el que se le ve siendo parte de una manifestación en noviembre del año anterior. En el video, entre otras cosas, Schaffer dice: “El presidente Trump es un populista. No es el típico republicano. No es del establishment. No va a iniciar guerras por todas partes, como hacen ellos […] Hay tanto odio a Trump, lo que es ridículo. Está lidiando con la mafia criminal que ha estado dirigiendo el mundo en las sombras”. Sobre la posibilidad de acudir a la violencia en la misma entrevista decía: “Si alguien quiere traer violencia, creo que aquí muchos de nosotros estamos preparados para esto. No lo queremos, pero si la traen, vamos a responder, créeme”. 

¿Qué significa el hecho de que una figura tan representativa en el rock se vea involucrado en un hecho como la toma a la fuerza del Capitolio de los Estados Unidos? ¿Qué tipo de mensaje se da cuando se ve a figuras como Jon Schaffer envuelto en este tipo de manifestaciones?

Manuel Carreño, politólogo y periodista musical, afirma que, si bien el hecho es triste, no es sorprendente. “Desafortunadamente hemos visto, durante muchos años, que dentro del rock norteamericano, y especialmente en las vertientes que tienen que ver con el hard rock y el metal, muchas bandas idas hacia la derecha. Dentro de Estados Unidos esa idea que uno puede tener desde afuera, del rock como una figura contracultural y revolucionaria, no se da. Muchas veces es la banda sonora de círculos de derecha, de gente blanca, rural o de ciudades pequeñas, que fueron en su gran parte los que estuvieron en las manifestaciones, muchos de ellos con fuertes pensamientos racistas, incluso supremacistas blancos, y obviamente una cantidad de gente a la que le gusta el discurso racista de Trump”, afirma.

Sobre el revuelo que ha causado la supuesta participación de Schaffer en la manifestación y el posterior señalamiento de las autoridades bajo el cargo de Entrada Ilegal (Unlawful Entry) Carreño explica: “Uno muy idealmente pensaría que el rock y que los músicos de rock deben estar del otro lado de la historia, apoyando las marchas del Black Lives Matter, como lo hicieron muchos, porque hay muchos más liberales o hacia la izquierda, y no en esto que fue básicamente un acto de terrorismo de estado, porque fue el mismo presidente el que llama a su base a, no tomarse el poder como inicialmente se dijo, sino a que vayan a hacer que la gente tuviera miedo […] Desafortunadamente es una idea muy errada de lo que tiene que ser el rock, de para qué debe servir el rock, que debe servir para la contracultura, para las revoluciones culturales y nunca para infundir miedo en la población ni para ayudar al terrorismo de estado. Esperemos que nunca más tengamos que ver a rockeros apoyando movimientos de supremacía blanca”, concluye.

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Nuevas formas de extremismo: fascismo espectáculo

Fat Sugar Daddy, historiador de arte, creador de contenido y editor de Todo Lo Rico, con importante experiencia en la docencia, al ser consultado sobre el tema habla de las nuevas formas en que se lleva la puesta en escena del extremismo: “Ya no se trata de un fascismo que actúe como un brazo armado paramilitar, que era la idea del terrorista interno blanco norteamericano, sino que en el gobierno de Trump se vio el nacimiento de un montón de movimientos como QAnon, que básicamente es un club de fans. Esto no quiere decir que sean menos peligrosos, sino que es una especie de fascismo espectáculo a manera de puesta en escena. En ese orden de ideas lo del martes podría pensarse como desde esa lógica: entrar al Capitolio y tomarse fotos”. 

Pero lo del espectáculo, según afirma Fat Sugar, es igual de peligroso. Sobre el tema agrega lo siguiente: “Esto que parece tan descabellado o infantil no lo es tanto. Es tan peligroso como cualquier acto terrorista. Sin embargo, como están desde el privilegio blanco, no son pensados ni tildados de tal forma”. 

Al igual que Carreño, Fat Sugar Daddy hace hincapié en la relación de la música extrema con movimientos de extremismo político o terrorista. No solo en el metal, sino en la historia del punk, del hard core y del Oi!, se encuentran distintas agrupaciones que han sido cercanas a extrema derecha o extrema izquierda. “No es de extrañarse, sin embargo, lo que vale la pena analizar es esta nueva forma de fascismo de selfie, que por eso no deja de ser muy peligroso. Una puesta de escena que le juega a un fascismo espectáculo”, agrega.  

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“Una toma por asalto no es un acto político”

Por su parte Chucky García, periodista musical, gestor cultural y programador, habla del papel del artista y su relación con la política.

A pesar de eso, García señala la diferencia entre un acto político y una toma por asalto, en este caso de un Capitolio. “Tomarse un lugar por asalto, ya sea un Capitolio, una iglesia, una escuela, un colegio, un supermercado, no tiene que ver con una posición económica, política o religiosa. Una toma por la fuerza es una toma por la fuerza, y en ese orden de ideas está más cercano a que sea una acción ilegal, una acción que se sale de las cuadrículas de la justicia”, asegura.

Sobre la participación de Jon Schaffer en la toma del pasado 6 de enero, Chucky habla de la relación del género extremo con posturas del mismo orden y, además, del papel del fanático o seguidor de las bandas y de los artistas que, en muchas ocasiones, abala sus posiciones. “La pregunta que queda es si los sellos discográficos, las plataformas de música en línea, los medios de comunicación y los propios fans deben tomar algún tipo de acción. Algo que desconocemos todos es: ¿nuestros grandes héroes del rock o nuestras bandas favoritas del rock por quiénes votan? [...] Si nosotros partimos de la posibilidad de que el voto es lo que legitima lo que finalmente termina haciendo un gobierno, quiere decir, de algún modo que, si ese gobierno comete violaciones contra los derechos humanos, por ejemplo, los votantes de ese gobierno son responsables de esas acciones en algún punto. No es tan simple como lavarse las manos y mirar para otro lado”, concluye.

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La página oficial de la Policía Metropolitana de Washington D.C. ha ofrecido una recompensa de 1000US a quienes den información de los involucrados en la toma del Capitolio del pasado 6 de enero.