Compra de votos Bogotá // Ilustración: Fabián Parrado

En Pasto el voto se coopta por intercambio o por amenaza

Esta práctica es solo la punta del iceberg de un sistema clientelista que se vale de las necesidades y costumbres de los votantes.
Miércoles, 18 Mayo, 2022 - 10:30

Por: Carol Ramirez

Acorde con nuestra Constitución, el voto es un derecho y un deber ciudadano. Y este es libre cuando su ejercicio no está sujeto a presión alguna, intimidación o coacción. El Estado debe velar porque este tenga lugar de manera secreta, en cubículos individuales instalados en cada mesa de votación, sin perjuicio del uso de medios electrónicos o informáticos. Es por esto que la compra de votos es un delito electoral que, desafortunadamente, se presenta en todo el país. 

En Radiónica quisimos hacer este especial y acercarnos a este fenómenos a través de testimonios puntuales y de breves contextos que ilustren la magnitud del problema. Falta poco para que elijamos presidente y es fundamental que el voto que depositemos sea informado y libre.

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Nariño es el octavo departamento con más reportes de corrupción al sufragante según datos entregados por la Misión de Observación Electoral (MOE), registrados entre marzo de 2018 y mayo de 2022. El modus operandi de este delito no se limita a la entrega de dinero previo a la elección, la práctica trasciende, incluso, como una mano invisible que coacciona la decisión de elegir; a veces de manera perceptible y otras veces conquistando de forma inconsciente.  

“¿Qué es un político en el imaginario popular? Es una persona que tiene el poder de dar, el que administra la chequera pública. Así se refuerza ese imaginario de que el político es un benefactor de los pobres, afirma Danilo Palacios, antropólogo e investigador en comunicación y política. Por eso, cuando un nuevo candidato llega con su campaña a un barrio o corregimiento de Pasto, es común escuchar entre la gente esta pregunta: “¿y qué va a dar?” Quizás un refrigerio, un billete, algo de cemento, algunas tejas o incluso un contrato sea la respuesta más sospechada. 

Esta pregunta es la evidencia de cómo el ejercicio democrático de elegir y ser elegido se ha desdibujado al punto de, independientemente cual sea el acuerdo, recibir algo a cambio del voto. 

Tal como lo explica Jorge Benavides Noguera, magíster en análisis político y codirector del medio EstáPasandoCol, la presión puede darse mediante un incentivo positivo o uno negativo.  En el primero “yo doy un voto para recibir algo dentro de un proceso electoral”; ya sea dinero, bonos, cargos, contratos o aportes a la infraestructura. El segundo caso puede darse en forma de amenaza, por ejemplo, con perder un contrato laboral: “En muchos casos juegan con el estómago de las personas. Hay mucha gente que depende del trabajo como su única fuente de ingresos y lo tiene que cuidar. Es muy cruel, pero a la vez muy efectivo”, comenta Jorge. 

Pero el intercambio trasciende a otras esferas, como la cultural. Por ejemplo, en Nariño los partidos tradicionales inician la campaña siempre con misa. ¿Por qué? Palacios nos explica: “El partido ha buscado una identificación cultural. Podríamos decir que es una forma de atraer gente y de sostener con ese ejercicio una comunidad fidelizada en términos de votantes”. Es decir, usar a su favor un imaginario colectivo para generar comunidad en torno a la política, en lugar de que sean las propuestas el elemento cohesionador. 

Además de la misa están los bingos o el llevar orquesta que ambientan los domingos: “Son los escenarios donde hay comida, alcohol y diversión, convirtiendo a la política en todo este espectáculo. El billete que entregan de último ya es la última expresión, pero previamente se amarraron votos mediante proyectos, mediante estructuras de organización y mediante control burocrático”, finaliza el antropólogo. 

Estas son solo algunas estrategias de un vasto universo que se ha construido alrededor de esta práctica en Pasto. Según cifras del sistema Pilas con el voto de la MOE, desde el 13 de enero de 2022 y hasta inicios de mayo del mismo año, se han reportado en Pasto cuatro casos de corrupción al sufragante. ¿Podemos cambiar esto? Para transformar este orden es necesario atravesar por una profunda reformulación de la cultura política y del sistema electoral en todas sus dimensiones, que inequívocamente responderá a un cambio en las condiciones de vida que contengan desarrollo social y eliminación de las desigualdades estructurales. 

En Chévere Pensar en Voz Alta, los invitamos a escuchar el siguiente testimonio de compra de votos en la ciudad de Pasto, donde algunas personas se han acostumbrado a entregar este derecho por supuestos acuerdos que ayudarían a sus comunidades, los cuales nunca suceden. No duden en denunciar cualquier actividad semejante a las autoridades.