Calidad del aire en Medellín. Foto: EFE - Luis Noriega

Después del primer trimestre de 2023, ¿cómo está la calidad del aire en Medellín?

En el marco del Día Internacional del Medioambiente, conversamos con Daniel Ruiz, Coordinador del Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA), sobre las condiciones actuales del aire en el Área Metropolitana.
Martes, 6 Junio, 2023 - 11:46

Por: Mariana Vélez Gaviria

Durante el primer trimestre del año, el Valle de Aburrá presentó un desbalance en cuanto a los últimos reportes de la calidad del aire, pues once de las diecinueve estaciones de monitoreo de la calidad del aire se pintaron de naranja, es decir, que el aire que se respiró durante esos últimos días del trimestre representó un riesgo para grupos sensibles. 

Ahora, iniciamos el mes de junio y las estaciones que se encuentran distribuidas en todo el valle, reflejan una mejoría significativa en cuanto a la calidad del aire. Seis de estas estaciones presentan color amarillo o moderado, y el resto se encuentra en color verde o bueno

Los problemas en la calidad del aire del Valle de Aburrá están asociados a distintos factores que no solo acarrean cuestiones internas en cuanto a las industrias y el parque automotor, sino también, a dificultades externas que se relacionan con incendios forestales, ceniza volcánica, entre otros.

Lastimosamente, estas afectaciones no solo inciden en problemas ambientales y económicos, sino también en la salud de los ciudadanos. Según un estudio realizado por la Universidad de Antioquia, “Si en Medellín se continúa con los programas de prevención y control de contaminación del aire por PM2.5, se evitaría el 13.8 % de la pérdida de años de vida saludable por enfermedades agudas como las isquémicas del corazón, las cerebrovasculares y las infecciones de las vías respiratorias inferiores como la influenza y la neumonía, y también por patologías crónicas como los tumores malignos de los órganos respiratorios y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica —EPOC”, afirma Hugo Grisales Romero, doctor en Epidemiología de la Universidad de Antioquia. 

A propósito de esto, conversamos con Daniel Ruiz sobre la calidad del aire actual en el Valle de Aburrá. Él es Coordinador del SIATA, un proyecto estratégico del Área Metropolitana, que propende crear capacidades para brindar información temprana y oportuna sobre posibles amenazas que puedan afectar la ciudadanía. 

Cuando hablamos de calidad de aire, ¿a qué hacemos referencia? 

Hablamos de partículas que al ser inhaladas podrían afectar la salud de todos y cada uno de los ciudadanos del Valle de Aburrá, y eso lo hacemos revisando muchos parámetros. Quizás el que más reconoce la ciudadanía es el que nosotros llamamos: material particulado, allí, nosotros vemos distintas clases de material particulado: particulas gruesas, particulas finas, fundamentalmente para darle a la ciudadanía la idea de cómo está el aire en todos los momentos del día para que ellos puedan tomar mejores decisiones. 

¿Por qué será que los niveles de contaminación aumentan en ciertas épocas del año en el Valle de Aburrá? 

En general en el Valle de Aburrá, tenemos dos periodos críticos que nosotros llamamos episodios por deterioro de las condiciones de calidad del aire. El primero se manifiesta a finales del mes de enero y se extiende a los primeros días de abril, y el segundo, se manifiesta en el mes de septiembre, entrando al mes de octubre. Tenemos influencia de muchos factores. Tenemos factores que son internos al valle que son clasificados como fuentes fijas: industrias y fuentes móviles. También tenemos factores externos al valle como incendios forestales en zonas distantes, en zonas cercanas a la región limítrofe entre Colombia y Venezuela; también tenemos el impacto por la llegada del polvo del Sahara, que fundamentalmente se manifiesta en el trimestre junio, julio y agosto. Y de vez en cuando tenemos afectaciones por emisiones de ceniza volcánica del Nevado del Ruiz. Ahora, todo ese material particulado producto de la quema de biomasa, si miramos estrictamente los incendios, puede llegar al Valle de Aburrá y puede quedar atrapado allí, esto, sumado a la emisión de material que tenemos normalmente, por lo que, si ese material no logra ser dispersado puede comprometer la calidad del aire en todo el Área Metropolitana.

Medellín se ubica en un valle, ¿qué retos representa esta ubicación para controlar la calidad del aire? 

Tenemos un valle muy cerrado, un valle que tiene una diferencia de alturas desde donde se encuentra el río y los puntos más altos de un kilómetro, entonces la columna de ese kilometro requiere mover todo ese material particulado para que llegue a una atmosfera libre donde ese material es arrastrado. Es un valle que necesita muchos procesos para que se dispersen esos contaminantes. Otro aspecto muy importante es que es un valle altamente densificado porque tenemos un nivel altísimo de nuestro parque automotor  y tenemos muchos vehículos desplazándose al interior del valle, lo cual genera altas emisiones y que obviamente en los periodos donde no se puede dispersar bien el material, compromete significativamente la calidad para todos y cada uno de los ciudadanos. 

¿Las medidas del pico y placa sí aportan a la disminución de contaminación? 

Indudablemente, todas las fuentes de emisiones tienen su impacto significativo en la calidad del aire. Y en la medida en que con diferentes acciones combinadas logremos reducir esas emisiones podríamos tener una mejora significativa en la calidad del aire que respiramos. El SIATA no es la institución que toma las decisiones frente al control de esas emisiones, nosotros le informamos a las autoridades para que ellos finalmente tomen las decisiones sobre qué tenemos que restringir para que tengamos buenas condiciones del aire y así, podamos respirar sanamente. 

Teniendo en cuenta los niveles recomendados por la OMS, ¿cómo se encuentra en este instante el Valle de Aburrá? 

Al día del hoy tenemos condiciones que llamamos calidad de aire moderada, está muy por encima del nivel que es bueno para ser respirado por todos los ciudadanos del valle, pero está por debajo de la calidad del aire que es dañino para personas sensibles, es decir adultos mayores de 60 años, niños menores de 5 años, mujeres en embarazo, y personas que tienen algún tipo de afectación pulmonar. Estamos en este momento en condiciones: moderadas.    

¿Qué implicaciones puede tener una mala calidad del aire en la salud? ¿Cómo se encuentran esas cifras de mortalidad en el Valle de Aburrá?

Lastimosamente tenemos unos niveles importantes de mortalidad en personas que efectivamente viven en zonas donde se concentran de manera importante estos contaminantes, esto se produce porque los compuestos que tienen este material particulado pueden entrar al torrente sanguíneo y pueden afectar muchos órganos del cuerpo humano, incluyendo el cerebro. La situación es compleja y por eso las autoridades ambientales están tratando de tomar las mejores decisiones para garantizar que en el futuro tengamos un aire significativamente mejor para todos. 

¿En qué puntos se concentran estas partículas? 

No necesariamente los puntos más críticos son donde más se emiten los componentes dañinos, sino que la meteorología lo que hace es distribuir toda esa carga de contaminantes a lo largo y ancho del valle. Es triste saber que algunos puntos del Valle de Aburrá se ven afectados por esta carga contaminante a pesar de no ser quienes emiten el material particulado en su totalidad. 

¿Cómo darse cuenta de esos puntos? 

Pueden ver el estado del aire en tiempo real, con base en estaciones poblacionales en www.siata.gov.co. Allí también pueden mirar la información que ponen las redes de sensores de bajo costo, que son las redes de ciudadanos científicos para monitoreo de calidad del aire, y la información que brindan los ciudadanos en bicicleta que tienen instrumentos de bajo costo que les permite monitorear la calidad del aire en tiempo real. 

¿Reciben voluntarios? 

Recibimos el mayor número de personas interesadas a pesar de que tenemos una restricción en el número de sensores que podemos distribuir, pero ya estamos trabajando en ello. De hecho, en el valle en términos de sensores de alto costo tenemos tan solo 19 estaciones, por lo que el resto de espacios que no están cubiertos los llenamos con estos sensores de bajo costo, ya que significativamente es mejor para nosotros monitorear la calidad del aire del Valle de Aburrá. 

¿Soluciones? 

Todos deberíamos apostarles a los servicios de transporte público y tratar de hacer un uso eficiente y responsable de los carros particulares. Disminuir esto de manera importante puede mejorar la calidad del aire en el Valle de Aburrá.