Desentrañamos cinco mitos del feminismo

¿Las mujeres feministas odian a los hombres?, ¿el feminismo es opuesto al machismo? Aquí revisamos a fondo estas y otras premisas.
Jueves, 26 Agosto, 2021 - 03:50

Por: Adriana Díaz

Casi siempre hablar de feminismo significa la apertura a un debate. Parece que su sola definición es un universo que se abre a distintas perspectivas desde las cuales surgen amores y odios. 

La Real Academia Española (RAE) define el feminismo como “el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, así como el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. 

Una de las mentes más brillantes de la filosofía, Simone de Beauvoir, apuntaba que "el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente", hecho que corroboró desde su propia vida. 

Pero después de varios años de luchas en la búsqueda de igualdad, y con tantos referentes vigentes, el feminismo sigue siendo mitificado a través de premisas, en las que hoy queremos adentrarnos y explicar a fondo. 

 

1. “El feminismo es todo lo opuesto al machismo”

A esta conclusión se llega en muchas ocasiones. Por la similitud semántica entre ambas, se llegan a considerar antónimas. Sin embargo, el machismo, es un conjunto de ideas y una forma de pensar que se sustenta en la creencia de la supremacía del hombre sobre la mujer. Por su parte, el feminismo no busca la superioridad de la mujer con respecto al hombre, este movimiento social  defiende la igualdad en aspectos sociales, culturales y económicos entre ambos sexos. Según Melissa Monroy, politóloga magíster en género, “el feminismo busca alcanzar la equidad e igualdad de derechos y posibilidades, mientras que el machismo busca perpetuar las desigualdades históricas entre los géneros. El feminismo busca que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. Recordemos que durante siglos las mujeres no podían elegir con quién casarse, o si querían o no casarse; heredar títulos o tierras, divorciarse, ser propietarias, votar, etc. Los derechos que hemos ganado han sido luchados, han sido un proceso de resistencias y luchas". 

Aunque puede parecer que hay una sola forma de entender y vivir el feminismo, no es así. La asociación Mujeres entre mundos, incluye en su más reciente informe que: “a visión que se ha impuesto en las últimas décadas en Occidente es reduccionista, porque atribuye todos los ‘problemas de las mujeres’ a la opresión masculina (el patriarcado), polarizante porque divide entre buenas y malas feministas y, todavía peor, entre buenas y malas mujeres (a las últimas las considera alienadas); e intervencionista porque considera que el Estado debe tener un papel clave en la solución de esos problemas: sin su intervención las mujeres permanecen oprimidas, no están protegidas o no pueden llegar a posiciones de poder”. 

2. “El feminismo odia y oprime a los hombres”

Esta es una de las afirmaciones más recurrentes que deben debatir las personas al verbalizar los objetivos que se plantean desde el movimiento feminista. Precisamente porque el feminismo no habla de superioridad ni discrimina al otro género, sino que combate las desigualdades que sufren las mujeres frente a sus pares de otro sexo. No se lucha por ser “más”, se lucha por la igualdad. 

Esta es una declaración que busca estigmatizar al feminismo, ya que un movimiento que exige y lucha por derechos no puede generar opresión alguna, por el contrario deconstruye valores sociales que cuestionan privilegios y señala que quienes gozan de dichos privilegios son los hombres. El feminismo no promueve el odio, promueve la emancipación, libertad e igualdad. Teóricas y académicas feministas como Rita Segato, han afirmado, y me acojo a su postura, que hombres y mujeres somos víctimas del patriarcado, mujeres y hombres tenemos conductas machistas.s allí donde entra el feminismo a sembrar consciencia individual y colectiva en deconstruir estás prácticas así vengan de nosotres mismos, de nuestras familias, porque toda la sociedad está permeada por el patriarcado”, manifiesta Lorena Bautista Riquet, abogada y feminista de la Fundación Matronas y del Movimiento Amplio Social de mujeres del Atlántico. 

Durante siglos (y aún en la actualidad), las mujeres fueron oprimidas por el hombre. El feminismo ha intentado transformar esas dinámicas que aún siguen presentes en diferentes culturas. 

Según los últimos datos del Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, en 2019 se registraron al menos 4.640 casos de feminicidios en 24 países de América Latina y el Caribe. 2 de cada 3 mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia basada en género; y 1 de cada 3 mujeres ha sido o es víctima de violencia física, psicológica y/o sexual, por parte de su pareja. “Esto hace pensar que la situación es al revés: muchos hombres se sienten en la capacidad de violentar a las mujeres como si ellas fueran de su propiedad. Es más, pienso que los hombres deberían trabajar sus asuntos y deconstrucciones desde las nuevas masculinidades, ya que las feministas no tenemos la obligación de re-educar a los hombres”, manifesta Monroy. 

No todos los hombres son machistas, pero sí lo es el sistema y resulta casi imposible escapar de él, si no hay una reflexión juiciosa al respecto. En muchas ocasiones incluso, los hombres sufren suposiciones y expectativas basadas en su género que les condiciona a vivir y a actuar de cierta manera. 

3. “Solo las mujeres pueden ser feministas”

Aunque las feministas tienen muchas posturas sobre si los hombres pueden o no ser feministas, hay algunas que sostienen que estos sí tienen espacio en el movimiento. De hecho, hay hombres que se llaman feministas o aliados. Y en ese proceso se realizan aprendizajes mutuos, porque finalmente en los ires y venires de lo que ya hemos aprendido, las mismas mujeres debemos desaprender comportamientos asimilados desde la cultura patriarcal en la que hemos crecido. 

No obstante en este mito surgen algunas perspectivas expresadas a lo largo de las discusiones en torno a los modos de participación masculina en el feminismo. Para  la abogada Lorena Bautista, por ejemplo, “solo las mujeres y disidencias pueden ser feministas pues es un movimiento que ha sido construido sobre el liderazgo de las mujeres. Creo que hombres pueden ser aliados, pueden incluso militar y adherirse a la causa feminista, interiorizar, deconstruir el machismo, pero la coherencia debería invitarle a respetar y habitar con respeto y sin dueñidades, el camino de lucha y herramienta de transformación que han construido las mujeres” lo cual se justifica en la participación aliada pero no dueña de la voz femenina.  

En una posición similar se encuentra la politóloga Melissa Monroy, quien manifesta que “este es un tema complicado, pues hay hombres cisgénero que pueden ser aliados, pero no feministas. Lo anterior debido a que las experiencias de las mujeres, la socialización que experimentamos a lo largo de nuestras vidas nos hacen tener una visión del mundo y de las desigualdades de género muy diferentes a los de los hombres cis. Considero que las personas no binaries y los hombres trans pueden ser feministas, debido a que han experimentado las violencias que se ejercen sobre sus cuerpos, al igual que las mujeres cisgénero y trans. Sin embargo, un hombre blanco, heterosexual, súper privilegiado no puede entender estas realidades. Pueden tener empatía, pero nunca será igual. Por eso, desde mi perspectiva, creo en la existencia de aliados al feminismo y a las luchas de las mujeres, pero no en los hombres cis feministas”.

En todo caso, los hombres son fundamentales en este asunto, dado que en ellos está la responsabilidad de transformar y renunciar a sus privilegios sociales. Al permitirse transitar este camino hacia el feminismo, los hombres pueden instaurar las ideas y prácticas feministas entre otros hombres. Y, así, señalar aquellas actitudes machistas que contemplen en sus grupos.

4. “Las mujeres reciben menor remuneración por el mismo trabajo”

Esta afirmación no es un mito. Resulta real en una proporción que desearíamos no fuera tal. Existe, evidentemente, una brecha salarial enmarcada tanto en los cargos de mayor rango como en las ganancias monetarias por el desarrollo de labores similares entre géneros. 

Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares realizada por el DANE, la brecha salarial en nuestro país entre hombres y mujeres, fue de 12,9% para el año 2019. Esto indica que por cada 100 pesos que recibía un hombre por concepto de ingresos laborales totales, una mujer ganaba 87,1 pesos. En este sentido, los hombres ocupados recibieron un ingreso laboral mensual de 1,23 millones de pesos, mientras que las mujeres recibieron 1,07 millones. Por otro lado, las mujeres más afectadas por la brecha salarial son las mujeres con hijos, ya que ganan 14% menos que los hombres con hijos, de acuerdo a cifras del DANE en su más reciente informe ‘Brecha Salarial de Género’ entregado en abril de 2020. 

5. “Las feministas quieren imponer su forma de pensar y de vivir a otras mujeres”

Siendo el feminismo un constructo de igualdad, no podríamos juzgar a nadie si piensa de una manera u otra. Desde el feminismo no se cuestionan los comportamientos de otras mujeres. Se pretende explicar por qué dentro del rol social “ser mujer” existen ciertas necesidades o comportamientos que nos generan malestar, y cómo estos han sido impuestos y son una forma de sometimiento. 

La politóloga Melissa Monroy apunta que “los feminismos como corrientes buscan que las mujeres puedan ser como deseen, pero que tengan la libertad de elegir. La idea de tener ‘posibilidades’ es clave para el movimiento feminista. No me canso de repetir que hubo una época donde las mujeres solo podíamos ser monjas o esposas, porque las posibilidades eran limitadas. El feminismo lo que busca es que, si una mujer desea trabajar, lo pueda hacer, o si otra prefiere quedarse en casa con sus hijos e hijas, también lo pueda hacer. Pero que sea su decisión libre ante un abanico de posibilidades. Por ejemplo, cuando hablamos de aborto seguro, legal y gratuito, no decimos que aborto para todas, sino para la que lo necesite. Existen las maternidades feministas, por ejemplo, y son totalmente válidas. Las feministas respetamos a las mujeres que no son feministas. Lo decimos en reiteradas ocasiones, pero también repetimos que si una mujer tiene derechos como el voto, acceso a educación, propiedades, entre otros, es gracias a una feminista, que en su momento luchó por esos derechos”.

Del mismo modo, Lorena Bautista, afirma que “el feminismo no es para nada impositivo, por el contrario representa un modo de vida, un proyecto de emancipación que cada quien decide tomar, sea por la reivindicación personal o colectiva. Se han identificado diversos feminismos y diversas prácticas dentro de estos mismos, que sin ser excluyentes u opuestos, tienen un punto en común y es la transformación cultural de la sociedad. Para tal objetivo el feminismo busca sembrar conciencia sobre las personas, invitándoles a deconstruir las prácticas que envuelven nuestra cotidianidad, aprendidas e impuestas del sistema patriarcal, identificando qué es lo aprendido y cómo puedo transformarlo, decidir y deconstruir. Indudablemente esta filosofía transforma vidas de mujeres, pero también de niñez, hombres y toda la comunidad que rodea a esa mujer que busca su emancipación y la de su círculo”.

*

Así las cosas, el feminismo simplemente busca el porqué de nuestros comportamientos diferenciales entre géneros, y otorga las herramientas para que las mujeres sientan la libertad de elegir si siguen o no  los mandatos de género impuestos socialmente.