La Ruta del Vinilo: Bucaramanga
Durante 35 años el Almacén de Discos Leo ha sido el punto estratégico para los artistas de Bucaramanga que quieren comercializar su música.
Como congelado en el tiempo, en medio de grandes edificios y con un tráfico vehicular siempre activo frente suyo, el Almacén de Discos Leo se mantiene como tradición musical viva de Bucaramanga.
La pasión de Guillermo Rodríguez Navas por la música empezó a muy temprana edad, cuando la balada de Camilo Sesto y Raphael tomaba protagonismo en las emisoras. Solía pasar las tardes de su adolescencia en una disco-tienda descubriendo nuevos artistas y maravillándose por tener en sus manos el trabajo musical de los cantantes que tanto admiraba. Por eso no fue extraño que en 1982, a la edad de 17 años, lograra convencer a su padre de abrir un espacio en su miscelánea para vender música. Ese pequeño impulso se convirtió en el almacén de discos más antiguo e importante que se mantiene hoy en la ‘ciudad bonita’.
“Me gustaba mucho estar rodeado de música, comprando discos y pensé que era algo que quería hacer siempre. Me enamora lo que transmite la música, pues es un lenguaje universal que abre puertas, no tiene freno de nada. Qué bonito es ver que uno puede despertar tantos sentimientos con algo que uno vende, es muy hermoso formar parte de esta industria y ver cómo las personas son felices con lo que uno tiene para ofrecerles”.
A simple vista no parece tener mucho. Unos cuantos estantes de madera envejecida, afiches de artistas de otras épocas y dos vitrinas, es todo lo que tiene como exhibición musical don Guillermo en este local que también vende artículos de papelería e instrumentos musicales. Sin embargo, como en ninguna otra tienda de la ciudad, la música anglo parece importar poco.
Lo que aquí sobresale son los discos de artistas locales como Edson Velandia, María Cristina Plata, Kuisitambó, Na Morales y producciones musicales nacionales como Puerto Candelaria, Totó la Momposina, Jorge Velosa y los Carrangueros de Ráquira, y un sinnúmero de álbumes de música típica colombiana que cualquier coleccionista muere por conocer. Este hombre vio en su tienda la posibilidad de mantener viva la música nacional, esa que poco espacio tiene en la radio comercial, pero que está marcada por un talento increíble por conocer.
“Desde siempre quise abrir un espacio para la música instrumental y colombiana, pero más o menos hace unos 24 años junto a otro compañero, decidimos tratar de conocer más de festivales de música típica y conocer más el desarrollo de la música tradicional. A partir de esto fue muy lindo poder conocer directamente a los artistas y que me buscaran para poder compartir su música”.
Bumangués que haya soñado con la música como estilo de vida ha tocado la puerta en Discos Leo para que le permitan comercializar sus trabajos y promocionar eventos allí. Su dirección estratégica, diagonal al parque San Pio en el corazón de la zona comercial de Cabecera, sumado a la vasta experiencia de los años, ha hecho que desde siempre los artistas encuentren en este lugar un buen punto para vender sus álbumes.
“Ha sido muy lindo conocer a los artistas personalmente y preguntarles cómo escribieron su propia música. He conocido a verdaderos prodigios y me parece muy gratificante el tener la suerte de participar en la difusión de sus trabajos. Desafortunadamente ha sido muy difícil dar a conocer su talento y que tengan espacios, habiendo tremendos artistas, es duro ver que la gente no los apoya”.
En otras épocas llegó a tener hasta 5 tiendas distribuidas en toda la ciudad, sin embargo, el cambio de comportamiento en el modo en el que la gente consume la música hicieron que estas cerraran con el tiempo. Pese a eso, no le teme a la llegada de formatos como el digital, está convencido que la música se hizo para reunirse frente a ella y ser escuchar y que esa sensación se complementa cuando uno tiene en sus manos su propio CD o acetato. Nada reemplaza la sensación de tener en físico su música favorita.
“Para mí esto es un engranaje completo, necesitamos artistas que generen música preciosa, productores que graben con profesionalismo cada obra, y también estoy yo, vendiendo en este pequeño local el maravilloso material que componen. Hay muchas fábricas que han cerrado y nos ha afectado la música digital, pero ahí seguimos adelante porque sabemos que desde que haya gente realizando música linda, habrá siempre alguien dispuesta a comprarla y qué más bonito que tenerlo en un formato físico”, concluye don Guillermo.
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