¿Escucharon a Los Los Sorners?

Tres bandas de Medellín que ya no existen y tal vez no conocían

Crear una banda es como dar a luz a un nuevo ser. Y todo ser tiene su ciclo, que en algunos casos se extiende en el tiempo, o en otros simplemente termina cuando definitivamente no hay algo que impulse a que ese corazón sonoro siga latiendo.
Martes, 12 Abril, 2016 - 03:27

Por: Sebastián Martínez Pavas

Es así como grandes proyectos llegan a su fin y quienes están siguiéndoles la pista se quedan con la incógnita, ya sin resolver, de qué más cosas habrían pasado si ese músculo que los mueve aún tuviese buena salud.

Pero muchas personas no llegan a conocer esos frutos de la unión de sueños llamados canciones, y algunas de ellas realmente merecen tener vida más allá del ciclo original (porque las canciones nunca mueren). Por eso nos dimos a la tarea de revisar en la música de Medellín 3 proyectos que aunque ya hayan desaparecido, es bueno recordar de vez en cuando.

 


Planeta rica

Así, como el pueblo del bajo trópico costeño, bautizaron John Henao (Heneas), Alfonso Posada y Federico Goes un proyecto que buscó jugar con esa tropicalidad propia de Colombia, combinándola con una cuidada experimentación electrónica, mezclando en partes iguales lo orgánico (guitarra, bajo, batería) con lo digital (programaciones y sintetizadores).

Luego de un fallido disco de Estados Alterados (en el que ellos participaron), en 1999 nació este experimento que ellos bautizaron en su momento “una ebullición”, como un “big band sonoro”. Y de esa explosión creativa nacieron dos discos: Volumen 99 (2000) y De subida (2002), un conjunto de canciones que parten de la introspección (de sus letras) para crear un viaje sonoro (recreado por sus atmósferas y sus ritmos).

Tiempo después, y si se permite la alegoría algo poética, Planeta Rica se disolvió en el espacio, y algunas de sus partículas se reintegraron con otras para dar vida a otro universo sonoro con vida propia: Parlantes.

 

 

Código

Década de los 80. El punk y el metal eran casi que la ley en el sonido underground de Medellín. Pero más abajo del under, casi como un secreto que pasaba voz a voz, se comenzó a crear un movimiento impulsado por los sonidos del New wave que venían de fuera y se amplificaba en bares como New York, New York y New Order en la  Medellín de los años 80. Y dentro ese grupo de personas estaban los fundadores de Código: Orión Vargas, Federico López, Paul Uribe, Ricardo Restrepo y Jaime Ochoa.

Ellos comenzaron a tocar en pequeños bares canciones con las que un par de años después publicaron un sencillo que fue el inicio de lo que sería Proyecto latino, su único álbum publicado en 1990 y producido por Víctor García (ex guitarrista de Nash y otro precursor de este sonido en la ciudad) donde las voces las haría una joven Silvia Ochoa.

Con este disco fueron teloneros de bandas como Los Prisioneros y Miguel Mateos en Medellín, pero muy al inicio de esa década de los 90 la banda se desintegró dando paso a los proyectos en los que ya estaban sumidos los componentes del grupo: Federico López como productor musical, Orión Vargas como ingeniero de sonido y luego mánager, Ricky como baterista de Estados Alterados, Jaime Ochoa como tecladista de Kraken, y Silvia O iniciando su carrera solista.

 

 

Los Sorners

Una real banda del underground de la década pasada. Sin pretensión alguna, con solo las ganas de divertirse (y seguro una intención de divertir a quien escuchaba sus irónicas letras), muy ‘sorneros’ (como se dice coloquialmente en Medellín cuando se hace algo de forma tranquila, relajada y sin esperar mucho en retribución) se quedaron en el imaginario de las personas que los lograron ver así fuese una vez en concierto.

Nunca hicieron un disco, solo quedan algunas grabaciones de calidad regular de sus canciones, y con eso fue suficiente para, por ejemplo, hacer parte de dos ediciones del festival Altavoz (2006 y 2007).

Su irreverencia y desparpajo en escenario fue siempre uno de sus sellos particulares con un sonido que ellos catalogaron en su momento como “un rock sin miedo a la improvisación”. En un momento estaban haciendo música y unos años después, así también ‘sorneramente’, dejamos de tener noticias de ellos.


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