Tres razones para ver “Grace and Frankie”

La serie protagonizada por Jane Fonda y Lily Tomlin es sin duda una proclama hilarantemente brillante contra el edadismo.
Jueves, 13 Agosto, 2020 - 01:12

Por: Cristian Galicia

Después de anunciarse que la séptima temporada de la serie dirigida por Howard J. Morris y Marta Fran Kauffman (cocreadora de la icónica comedia “Friends”) era su última entrega, les contamos porqué ver esta producción debido a su historia singular y a los actores estelares que la protagonizan, como las legendarias Jane Fonda y Lily Tomlin. 

La serie, múltiple veces nominada a los premios Emmy y a los Globo de Oro y estrenada en mayo de 2015, retrata honesta e hilarantemente la vida de dos mujeres que tras descubrir que sus esposos son gays, tendrán que encontrarle de nuevo sentido a su vida a los 80 años. La serie habla abiertamente de la vida de las personas de la tercera edad y sin estigmas visibiliza muchas de sus necesidades humanas, habla de la soledad, del amor, del sexo y de diferentes situaciones que viven. Sin embargo, la serie no está dirigida a un público adulto, al contrario es una serie que exuda humor, frescura y juventud.

Sobre esta producción que, de hecho, se convertirá en la serie original de mayor duración de Netflix hasta la fecha,  Kauffman y Morris comentaron: "Es emocionante y de alguna manera satisfactorio, que nuestro programa sobre los desafíos, así como sobre la belleza y la dignidad de envejecer, sea el programa más antiguo de Netflix".

Aquí les contamos tres razones más para ver esta gran serie.

Ser gay en la vejez.

En los últimos años las personas LGBTI han tenido cada vez mayor protagonismo y visibilidad en las películas, en las series y en las producciones audiovisuales. Esto ha hecho que la representación de la comunidad sea frecuente y así sus necesidades y realidades diversas puedan inspirar o ser un referente para muchos que otrora no tenían esta posibilidad. Sin embargo, aunque este es un hecho positivo muchas veces la inclusión de personajes LGBTI no tiene mayor intención que cumplir con una “cuota diversa” y como resultado vemos hechos poco verosímiles, personajes que no aportan demasiado al entramado de la historia, personas de la comunidad interpretadas por actores cisgénero y la mayoría de veces la homosexualidad se representa unicamente por experiencias de vida de personas cronológicamente jóvenes. 

Muy al contrario, en “Grace and Frankie” la pareja homosexual coprotagonista de la serie, está compuesta por personajes redondos que nos narran a lo largo de la serie cómo es ser un hombre gay viviendo la vejez. El argumento de la pareja que avanza, a veces dando tumbos y otras veces con éxito, se va fortaleciendo y refleja con veracidad y humanidad encuentros intergeneracionales entre los hombres gays de diferentes edades; las dinámicas que van surgiendo con la época y la apertura cultural a la aceptación. Y todo esto afecta y beneficia en diferentes grados a los protagonistas, que siendo hombres octogenarios deciden vivir su amor con libertad y con gran valentía pasar juntos los años que les queden. 

El amor y el sexo no tienen edad

Se podría decir que es un tabú hablar sobre la idea de que un adulto mayor viva con desparpajo su vida sexual y romántica, pues normalmente esas facetas se las atribuimos a un limitado número de personas dependiendo su edad. En este sentido, mientras más avanzamos en el camino de la vida se nos va limitando esta libertad e incluso a una persona de edad avanzada se le llega a sancionar socialmente debido a la búsqueda de vivir su vida íntima. 

Sobre este aspecto, “Grace and Frankie”, aunque seguramente no es la única producción que ha tratado el tema del amor en la vejez, sí es de los pocos proyectos que logra normalizar la búsqueda de sentirse bello y deseado a cualquier edad. En esta serie las protagonistas reanudan su vida íntima y vuelven a sentir anhelos por vivir la historia de amor de sus vidas. Esto se muestra de una manera tan natural y digna que lejos de escandalizar y caricaturizar, es tratado con tal respeto y con una crítica implícita tan audaz que sin darnos cuenta nos hace querer ser los cómplices de estas mujeres que desafían aquellos “debería ser” de la sociedad. 

¡Sin fecha de caducidad!

Tras el retiro o la jubilación, las capacidades de las personas tienden a ser puestas en duda y muchas veces empiezan a ser subestimadas o infravaloradas de acuerdo a las percepciones, a los prejuicios y a la generalización que muchas veces hacemos. Es claro que biológicamente los seres humanos vivimos un deterioro inevitable, pero esto no significa que no podamos seguir construyendo un proyecto de vida, que no podamos ser activos, que no tengamos anhelos en el futuro o que nuestras capacidades deban ser medidas al tener o no un oficio tradicional. 

En la serie, este es un tema coyuntural, pues las protagonistas se confrontan todo el tiempo con percepciones de ser irrelevantes, de ser incapaces y de ser dependientes debido a su edad. No obstante, estas mujeres crean sus propias opciones de vida y rompen esos lugares comunes en los que se retrata a la tercera edad con romanticismos, a la edad avanzada como garante de sabiduría, en los que se muestran a la mujeres de adultas con la única alternativa de fungir como abuelas vehementes. 

Grace y Frankie nadan contracorriente y muestran que su edad no les impide cometer errores, que no son seres infalibles, que aunque aman a su familia no viven para cuidarlos, pero más que todo nos prueban que podemos ser lo que queramos a cualquier edad; en sus caso, ser un par de empresarias activistas que sin miedo a que las tilden de impúdicas emprenden una lucha por atender sus propias necesidades ante el escaso mercado para mujeres de su edad.