Fotos cortesía de Lia Zafra (@lasfotosdezafra)

YOKY BARRIOS: EL SUEÑO DE SER UNA FIGURA PÚBLICA

“Un pájaro no canta porque tiene bonita voz, un pájaro canta porque tiene algo que decir”
Lunes, 5 Diciembre, 2016 - 04:28

Por: Simona Sánchez

LA HISTORIA DE LA R

Yoky Barrios no fue precisamente el más vivo de su “ghetto”. En Usme, el barrio en el que creció, ubicado en la localidad cinco (5) al sur de Bogotá, se burlaron de él por tonto, noble, “lenguisopas” y negro. Y en el ghetto o se es vivo o se es tonto. Allí no hay puntos medios.
 
Su poca viveza no le alcanzó para ser ladrón y por el contrario, su nobleza le dictaminó que podía conquistar el mundo con un arma más efectiva y letal, su voz. A ella la venía cultivando en soledad y silencio desde tiempos inmemorables. Aquella época en donde aún se llamaba Luis Yilder Rueda y vivía en alquiler con sus hermanas y su madre, quien los sostenía limpiando casas al norte de Bogotá mientras él se refugiaba en el baño de su casa para componer canciones románticas como verdaderas obras cinematográficas.

Al mejor estilo de Leonardo Favio (uno de sus héroes de infancia) creaba letras para conquistar y generar conmoción entre sus fanáticas imaginarias. Yilder, quien más adelante se convertiría en Yoky, cantaba todos los días “hasta en el inodoro” y soñaba que con su voz lograría algún día ser alguien respetado por la fuerza de la palabra.

El “pop de baño” terminó convirtiéndose en rap de barrio. Años después sin necesidad de instrumentos y perfeccionando su habilidad para contar historias, se autoproclamó rapero aunque no pudiera pronunciar bien la primera letra de su género.

- Venga chino ¿Usted qué canta?
- Brrrrap
 

Yilder tenía problemas con la R. Un defecto físico en su boca llamado “frenillo” (la tira que está debajo de la lengua está mucho más pegada y algo salida) no le permitía pronunciar bien y lo que podía ser peor, no tener novias duraderas. Más de una lo dejaba por no poder sacar bien la lengua. Pero lo que empezó siendo un problema se convirtió en una fortaleza y además de inventarse una manera de pronunciar bien, desarrolló la habilidad de recitar a toda velocidad versos completos y convertir aquella particularidad en parte de su estilo.

 
 

EL SÍ Y QUÉ!

Para ese entonces ya había conocido a Juan Pablo Barragán, otro joven rapero de la localidad, que no era de familia afro sino de Boyacá. Juan Pablo también había tenido un intento fallido de ser 'malo' pero, al igual que Yilder, su nobleza y en este caso, su histrionismo, inteligencia y buen humor, lo habían salvado. Fue él quien, sin quererlo, llenó de valentía a Yoky retándolo desde el comienzo con su problema de dicción y también con la manera tan particular de rapear y hacer improvisación.

Juan Pablo y Julio César Hurtado (de raíz más indígena y con espíritu rastafari) venían pensando en armar un grupo de rap debido a la fuerte influencia de los procesos musicales de la década con agrupaciones como La Etnnia y Gotas de Rap (en el centro de Bogotá), y artistas como Bongo Man (un joven afrocolombiano que había llegado a Usme a “encuartelar” artísticamente a muchos jóvenes a través de su proyecto musical Blanco y Negro y su discurso rapero rastafari). Corrían los años 90 y Usme, uno de los barrios con más población desplazada por la violencia en Bogotá, empezaba a vivir procesos sociales y culturales para mejorar la situación de muchos niños y jóvenes que pasaban el día entero en la calle.

Por esa época se editó el primer cassete de la localidad llamado El sí y qué (gracias a la ayuda del Centro de Expresión Cultural “Fé y Alegría” bajo el liderazgo de la Hermana Pilar que empezó con 17 jóvenes y terminó con 2000 y cuatro casas satélites de arte) con la participación de grupos como Golpes de Ritmo, Arawak y Zumbi, quienes le seguían los pasos a la emblemática banda Gotas de Rap y su álbum Contra el Muro.

El parche del centro de Bogotá era mucho más combativo, le cantaba a la realidad de la calle, a la falta de oportunidades, a la inequidad social, a la violencia y al desamparo de la ciudadanía. El parche del sur (Usme) aunque tenía las mismas influencias que llegaban desde Buenaventura y Cartagena tenía un discurso parecido pero menos citadino. La localidad crecía rápidamente pero el hacerse más grande dentro de lo urbano no la hacía menos rural.

La población de Usme en su mayoría era producto del desplazamiento. Comunidades afro, campesinas e indígenas se encontraban en el mismo territorio, dejando atrás por diversas razones su tierra natal. Por ejemplo el barrio en el que vivía (y sigue viviendo) Yilder, Compostela (al lado del parque Entre Nubes, por la vía Yomasa, como quien va para Juan Rey), no tenía servicios públicos (todo era de contrabando) y no había asadero, ni colegio, ni droguería, ni iglesia, ni mucho menos estaba pavimentado. Para llegar, tocaba subir en unos carritos y luego caminando. En ese contexto cantaba y componía Yilder. Con el tiempo se dio cuenta que su rap no era entonces tan combativo y agresivo, que era rap “preventivo”.

Porque como años después afirma él en el ghetto no todo es pobreza, ni violencia. Cada contexto dentro del mismo territorio afecta lo que se cuenta. Por ejemplo, en el lugar más pobre que exista, hay uno que tiene una tienda y ese, desde ahí, ya vive otra realidad que afecta lo que piensa, lo que siente, lo que habla y por lo tanto, lo que canta. En ese entonces para cantar, lo más fácil era crear un grupo de rap. Y si uno cantaba rap tenía que tener una “chapa” (apodo o a.k.a)”.

Luis Yilder Rueda, aquel joven afrocolombiano nacido en Bogotá y que nunca conoció a su papá, pasó a llamarse Yoky Barrios, por aquel que doma caballos y el Joker de las cartas de poker.

Julio Cesar Hurtado también modificó su nombre. El parche empezó a llamarlo Thomas Lion. Y ellos dos, junto a Juan Pablo Barragán decidieron crear Ares del Asfalto.
 
Las historias que cantaban las componían sobre las cuatro pistas de Cypress Hill que conseguían más o menos por 100 mil pesos (traídas a Bogotá por la gente de “Ayara”, el colectivo de Hip Hop liderado por Don Popo quien hacía parte de Gotas de Rap) y terminaban siendo las mismas que la gran mayoría de raperos usaban en toda la ciudad. Por eso en los primeros festivales de rap (en Usme y La Media Torta) las mismas cuatro pistas sonaban una y otra vez sin parar.

 

“SÚPER MC”

El circuito del rap bogotano, sin importar el barrio y el estrato, cumplía una cita religiosa todos los viernes en la noche. La Radiodifusora Nacional de Colombia  amplificaba la voz profunda del rapero y locutor Caoba Nikel dándole vida al “Reino Clandestino”. La voz de los barrios, de las esquinas y de la calle se hacía sentir y cada rapero que sonaba por unos minutos se convertía en un “Súper Mc”. Ares del Asfalto llegó con su canción Limpieza Social. Yoky se escuchó por primera vez en la radio pública y en la primera entrevista de su vida reaccionó afirmando:

- Noooo a nosotros nos falta mucho! Un MC es un man que hace todo el trabajo y tiene que ser muy recorrido, a nosotros todavía nos falta mucho

Sí. Su respuesta directa y sin pretensiones en el Reino Clandestino ponía en evidencia que aún faltaba kilometraje para coronar el estilo que lo diferenciara de los demás.
 
Tiempo después el grupo se acabó. Pero Juan Pablo Barragán y Yoky decidieron seguir trabajando juntos. Encontraron que eran el complemento perfecto. Una sumatoria de energías de un par de personajes que lo último que querían era hacerle daño a alguien. Peligrosos con micrófonos y balas profundamente literarias, uno rapeaba de manera fría y melancólica con una clara influencia española, de ranchera y hasta de carranga. Mientras el otro dibujaba con su registro boricua soñado, el calor del color de su familia impregnada de ritmos bailables y música romántica.

Al improvisar lograban convertirse en ritmo y melodía. Coro y pregón. Cadencia e improvisación. Acción y pasión. Gestión y composición. Y lo más importante, lograban ser más vivos que los vivos del barrio, empezando a ganarse con mucho trabajo el respeto y el status soñado.
 
 

¿QUÉ ES UN PADRE?

En Colombia, según las cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 408 niños nacen diariamente con padres entre los 10 y los 19 años. La cifra de embarazo adolescente es muy alta y se registra sobre todo en los estratos socio-económicos más bajos. Juan Pablo Barragán fue padre a los 12 años y Yoky a los 17 (según él, ya estaba demorado). “En el barrio es vida loca, nadie planifica, se dejan llevar por las ganas y pues en la adolescencia esa responsabilidad no es clara. Los papás no se ponían a decirle a uno cómo es la vuelta. Ese es un problema cultural general” Asegura Yoky, quien así como con la música, aprendió a ser padre en la práctica “¿Qué es un padre? Cada uno entiende lo que es ser padre a su manera. Yo por ejemplo no tuve papá, yo entiendo la función de padre a mi manera. Lo que yo no tuve era lo que yo quería dar. Y yo no soy de lujos sino de cosas que tengan sentido y que ellos entiendan el valor de esas cosas. Porque uno no puede darles todo. A veces entre menos es más. Uno ahí va aprendiendo” .
 
Aprendiendo a ser padre y a ser músico por encima de ser rapero, Yoky ha logrado cantar en diferentes lugares de la ciudad y del país con sus canciones condensadas en su disco: Figura Púbica. Todo el trabajo de producción y gestión ha sido de la mano de Juan Pablo Barragán, su hermano, su amigo, su compañero de misión, quien desde su profesión y trabajo como actor, ha logrado aportar mucho más al movimiento del rap y del barrio en el que crecieron. Porque el sueño de este par de músicos es vivir de lo que hacen, seguir ayudando y trabajando con y por “el parche”. Intentar sacar el género de la calle. ¿Cómo? Estudiándolo, entonándolo, construyéndolo, profundizándolo, y eso sí, nunca subestimándolo. Darle colores, más mensaje y a través de él lograr empoderar a una nueva generación para que siga encontrando en el rap una forma eficaz de voz, diálogo, reconocimiento, amor propio y comunicación.
 
Él es Yilder, quien soñó su figura pública y así se encontró como Yoky el que canta y fluye como el agua. Como el mar en el que no creció, como el sabor de sus ancestros que no conoció. Yoky Barrios y su voz, para ser  y permanecer. Para que no sobresalga únicamente por su color de piel. El que cuando no canta, calla porque su voz y su lírica dispara y es más efectiva que una bala.