Una manzana parlante que recorre las calles de Medellín
Radio y experimentación son la columna vertebral de Manzana radio, un colectivo que se toma Medellín haciendo radio ambulante e itinerante.
Si hay algo que la tecnología ha permitido es cambiar algunas reglas de juego en la forma de hacer las cosas. Una de ellas es la radio: ahora se puede hacer radio desde cualquier lugar con pocos elementos. Una consola, dos micrófonos, un computador y un transmisor o una señal de transmisión para la red con conexión a internet y listo: puedes arrancar a emitir, lo demás es ingenio. Este sencillo proceso de producción ha sido implementado por el colectivo Manzana Radio, solo que en su caso, quisieron sacar la radio de un cuarto y llevarla a las calles para caminar con ella contando historias a su paso.
La curiosidad, la experimentación, las ganas de hacer periodismo y de contar historias desde la fuente, la cotidianidad, movió a un grupo de gomosos de la radio y de las narrativas a pensarse la manera de llegar al ciudadano de a pie de otra forma: "Nos interesa entender cómo funciona el espectro electromagnético, la radio libre en internet, jugar con la creación de contenidos sonoros que pueden mezclar el ruido, la literatura y el periodismo, aprender a construir con nuestras propias manos el esqueleto que nos permite deambular por el espacio público y hacer una radiografía sensible de lo que somos con historias de la gente”, nos cuenta María Isabel Naranjo, quien hace parte de este colectivo.
A partir de esta curiosidad, y luego de investigar cómo hacer posible ese contar historias desde las calles con los recursos que podían implementar, comenzó en 2016 la construcción de los elementos que conforman el aparataje técnico que sustenta Manzana Radio: un carro en madera que permite alojar los dispositivos requeridos para transmitir de forma ambulante (e idearse su funcionamiento en movimiento). En su página web incluso tienen detallado cada elemento utilizado en el dispositivo rodante con la intención que cualquier radio aficionado replique este experimento.
Pero lo importante no es hacer el carrito, sino ver -o mejor, escuchar- qué hacen con él. Y eso se puede resumir en una sola palabra, experimentar: “por eso las actividades que tenemos por el momento son muy orgánicas y van surgiendo en la medida que tengamos tiempo o que queramos desarrollar algunas preguntas o inquietudes de alguno de los que hacemos parte del proyecto”.
Para ellos, todo está de una u otra manera relacionado con una pregunta que, en palabras de María Isabel Naranjo, "ya no nos hacemos mucho porque estamos invadidos de imágenes y es: ¿para qué la radio hoy?”. Y aunque ellos no tienen la respuesta, la buscan en la calle cada que tienen la oportunidad de salir: “nos interesa el pasado, el presente y, por qué no, imaginar el futuro de las personas que nos encontramos caminando. Detenernos a escuchar atentamente lo que el otro tiene para decir. Hacer la radiografía de una manzana en un barrio o un parque cualquiera, con las voces, las emociones, los recuerdos y los sonidos de la gente que lo habita”.
Sus transmisiones itinerantes están llenas de paisajes sonoros, historias de venteros, transeúntes, relatos cortos inventados por parroquianos desprevenidos y, en general, de todo aquel que, premeditado o no, tiene algo por contar. Por ello Manzana Radio sirve de amplificador a otros colectivos que, desde la construcción de eso que llamamos ciudadanía, generan una iniciativa. Así, en sitios públicos como el Parque del Poblado o la Plaza Botero, alrededor de un radio y sentados en las bancas o en escaleras de edificios, se han sentado a conversar de las libertades en espacios públicos y los estereotipos de género.
Ya se han tomado parques, plazas y bancas (en 2017 junto a otro colectivo llamado Proyecyo NN hicieron talleres de radio comunitaria desde la banca de un parque en el barrio San Joaquín de Laureles), se sumaron a un concierto con audífonos realizado por el Parque Explora en la Semana de la Escucha, y hasta viajaron a Cali donde, junto con otras radios “locas y experimentales" armaron verbena al borde del río Pance. Ahora, sueñan, junto con otros proyectos de radio ambulante y colectivos de creación de contenidos sonoros, subirse a un barco en Panamá y emitir desde el mar, “esperamos que la onda nos alcance hasta allá”, comenta María con ilusión.
¿Por qué creen ellos que es importante la experimentación dentro de algo como la radio? María Isabel, en nombre de Sofía, Juan Fernando y Mónica -quienes conforman junto a ella este colectivo de experimentación sonora, afirma que “hay que experimentar con todo, no solo con la radio, porque nos hace falta experimentar las cosas por nosotros mismos. Estamos convencidos que hay que dejar la timidez del pensamiento, en nuestras manos está aprender a usar la tecnología con creatividad y usar otras formas para su uso. Experimentar es equivocarnos muchas veces para poder descubrirnos a nosotros mismos y, en este caso, descubrir la radio, sus límites, y hasta dónde puede llevarnos esta tecnología para acercarnos a otros”.