"No me gusta Pink Floyd: ¿Mi eterno 'karma'?"

Esta es la historia de un rockero al que no le gusta Pink Floyd.
Martes, 20 Noviembre, 2018 - 11:55

Por: Manuel Carreño

El siguiente es un escrito donde comparto algunas de las experiencias de toda mi vida al hacer público el hecho de que no soy fan de la banda británica. Y lejos de generar polémica lo que busco al escribir esto es exactamente lo contrario: generar respeto y tolerancia en los no gustos por más 'extraños' que ellos parezcan

Lo que voy narrar a continuación me ha sucedido en muchas ocasiones, y con la visita de Roger Waters a Colombia, ha sido mucho mas fuerte. 

La situación es la siguiente: estoy sentado en una reunión con varias personas (generalmente gente de mi edad, no siempre) y eventualmente surgen los conciertos como tema de conversación:

- ¿Ya compraste la boleta de Roger Waters?
- No
- ¿Por qué? ¿está muy caro?
- No, no es por eso.
- ¡Ah! Pero te la van a regalar...
- No. No voy a ir.

Y entonces la gente ya deja de hacer cualquier cosa que esté haciendo y me mira con más atención y sospecha. Alguien en un tono menos casual y más serio me pregunta:

- ¿Por qué?

A lo que yo, al no tener otra opción de alargar hacia otro lado el tema, contesto con un tono de honestidad y resignación porque ya sé qué es lo que viene:

- No me gusta Pink Floyd.

Y entonces después de un pequeño silencio, comienzan una serie de preguntas que pueden variar de tono dependiendo de quienes preguntan, del grado de indignación que les produce la revelación.

Aquí haré un resumen del interrogatorio y las preguntas que con los años he aprendido a contestar:

La pregunta más común es la más difícil es “¿Por qué?" a veces formulada con un poco de curiosidad, y muchas otras veces con tono de incredulidad. La verdad a estas alturas no tengo nada por decir distinto a que no me conecto con la banda a pesar de mis múltiples esfuerzos por hacerlo. Más que cualquier explicación racional, la cosa pasa por un tema netamente subjetivo. No me mueven el piso. Simplemente no pasa. Y aunque también puedo tener gustos racionales, Pink Floyd no está entre ellos.

Después vienen más preguntas que se mezclan con afirmaciones de un talante fuerte como por ejemplo:

- Pero entonces no te gusta el rock.

- Pero entonces tienes un pésimo gusto en música.

- Pero entonces no sabes.

¿Y qué contesta uno ante ese tipo de cosas? El rock me gusta mucho y quiero creer que el que no me guste Pink Floyd o cualquier otra banda no imposibilita que me siga gustando en género. En cuanto a si tengo mal gusto músical... puede ser, la verdad el término “buen gusto” siempre me ha parecido antipático y nunca me pregunto por él. Y en cuanto el “no saber”, contrapregunto: “¿Saber qué?” ¿Qué es aquello que yo tristemente desconozco por no gustarme X o Y banda? Y mas aun ¿Por qué el gusto musical debe obligatoriamente generar conocimiento o aprendizaje?.

Con todo y lo que me gusta averiguar sobre cosas de rock no creo “saber” nada porque nunca he creído que ese sea el punto. Pero de pronto aquellos que me lo han dicho lo tienen claro: al no gustarme Pink Floyd, yo, simplemente no sé.

Algunos en mejor actitud asumen que el tema tiene que ver con las bandas quesí me gustan, “Claro, es que tú eres ramonero y te gusta el punk, entonces Ramones y Pink Floyd no combinan”. La verdad es que mi no gusto por Pink Floyd no es ningún statement de otro ritmo. A estas alturas de la vida generar antagonismo entre géneros me parce absurdo. Muchos amigos míos son fans del punk, y les gusta Pink Floyd y el progresivo en general, lo cual está muy bien porque expandir gustos es expandir universos.

Ojalá Pink Floyd me gustara tanto como los Ramones o The Clash; seguro que mí experiencia musical mejoraría. Simplemente no es el caso.

Otros me cuestionan por mi capacidad para hacer una afirmación tan tajante:
- ¿Tu sí los has escuchado lo suficiente para afirmar eso? 
La verdad es que aunque no me he sentado a escuchar la discografía en orden, sí llevo muchos años escuchándolos en casas de amigos y sitios especializados para poder decir que los he escuchado lo suficiente para poder dar una opinión.

Después llegan inquietudes más específicas, como si me he visto The Wall (muchas veces y me encanta), que si acaso no he oído cuando Pink Floyd se pone rockanrollero (Los he escuchado y me gustan, pero el problema no es ese), que si me gusta alguna canción (me gustan varias, siendo Comfortably Numb mi favorita) y que si tengo conciencia de la importancia de la banda en la historia del rock (totalmente y la respeto mucho, pero el que la respete no hace que me guste).

Ya al final me preguntan por el concierto, “¿Sí te regalan la boleta irías?”, a lo que contesto que difícilmente me negaría a semejante regalo tan generoso, pero que estoy seguro que siempre habrá algún fan (Bogotá está llena de ellos) al que le podría estar quitando el puesto. Y finalmente alguien me pregunta si soy consciente del espectáculo que me voy a perder, a lo que contesto con un poco de tristeza que sí pero que esos son los sacrificios que debo asumir al ser uno de los pocos rockeros a los que no les gusta Pink Floyd.

En medio de todo, también aparecen voces que simplemente me dan un abrazo y me dices “Bueno. Son gustos”. Y ese es el mensaje que vengo a dejar hoy: la música nos permite agarrar y soltar lo que queramos, las emociones que eso nos produce hace que cada experiencia sea única y qué bueno que eso suceda. Respetemos los gustos y del mismo modo los no gustos. A mí no me gusta Pink Floyd, pido disculpas por mi atrevimiento y espero que los que me quieren, lo sigan haciendo a pesar de eso.

Suerte a todos en el concierto. Sé que será increíble. Me cuentan.