Colores liberadores: mujeres en el arte urbano de Barranquilla
La región Caribe, como el país, tiene múltiples formas de verse. Los colores que la habitan están fuertemente marcados por la calidez de su clima, por el incandescente sol que se posa sobre las cabezas de sus habitantes, por el mar que la rodea y los ríos que la bañan. Barranquilla, como epicentro de las distintas miradas de este territorio nos lleva a visitar su policromía y las formas de expresión de las mujeres en el urbano, a través de sus colores liberadores.
Es importante, observar el desarrollo de los espacios intervenidos por los y las artistas urbanos, lugares transformados por vívidos colores, con las emociones de las comunidades y la cooperación de ellos mismos. Al darle una imagen propia a una localidad se estimula no solo el sentido de pertenencia, sino que se logra unir a las comunidades en la búsqueda de bienes comunes que pueden comenzar por cuidar sus propios espacios.
Y es así como comenzamos a recorrer las paredes de Barranquilla que se han convertido en lienzo de distintos artistas que han llegado a la ciudad, gracias a festivales o encuentros grafiteros en los que persiste la brecha de participación entre mujeres y hombres.
La representación importa
Pero, ¿por qué es importante hablar de las mujeres en el arte urbano de Barranquilla? ¿Por qué hacer notar al género como un elemento relevante en el trabajo artístico de un grupo de personas?
A nivel global, se han publicado libros, se han organizado exposiciones y se han escrito artículos sobre “mujeres en el arte callejero” y “mujeres que hacen grafiti”. Estos son esfuerzos que ponen la luz sobre mujeres que destacan en un campo donde históricamente han predominado hombres, donde subsiste la imagen de un muchacho rebelde con capucha y aerosol en mano como el estereotipo del artista urbano. Y es que, aunque hay muchas mujeres activas y talentosas en el grafiti y en el arte urbano en general, esta subcultura ha sido históricamente dominada por hombres.
Y esta predominancia no es exclusiva del street art. El ámbito de la ‘industria cultural’ ha sido, hasta el momento, poco explorado desde el marco de la representación femenina.
Históricamente, la representación femenina ha carecido de difusión en las artes plásticas, a nivel nacional, se incrementa el vacío si se observa en la lupa barranquillera. De hecho, en 2020, el Banco de la República, comenzó una serie de exposiciones, para resanar la deuda histórica a nivel de representación. Inició una labor para acuñar su importancia e indicó que "de las casi 6.000 obras que conforman la Colección de Arte del Banco de la República solo el 8% fueron hechas por mujeres: conocemos apenas el trabajo de 512 artistas, ninguna anterior al siglo XIX. ¿Por qué? Las causas son muchas y la desigualdad histórica que las mujeres tuvieron –y tienen- respecto a los hombres (en acceso a la educación, en reconocimiento público, en participación política, etc.) es sin duda una razón relevante".
Brecha de género
A pesar de no contar con una estadística oficial sobre la participación de mujeres en espacios al aire libre, es evidente la abismal diferencia en número de artistas femeninas en las calles. Por ello, es necesario visibilizar, una vez más, la persistencia de brechas de género.
“El Festival Killart, siempre ha tenido muy presente la participación de las mujeres. Si bien es cierto que es el género masculino, tiene mayor participación en este movimiento también hay un movimiento importante de mujeres haciendo arte urbano, Street art, y para nosotros es muy importante, poner el foco sobre ellas, como festival. Entonces, siempre procuramos tener mujeres invitadas en el evento. Al principio, por ejemplo, teníamos una representante que es una de las caras más visible de la ciudad, que es Joyce Obregón. A nivel nacional e internacional hemos contado con la presencia de diversas artistas. Pero, es verdad que, en términos de proporciones, la diferencia es muy grande. Siempre son muchos hombres y dos mujeres o una mujer”, comenta Jorge Ferreira, director del festival de arte urbano Killart.
Sin embargo, diversos factores inciden en la baja participación de mujeres muralistas en las calles de Barranquilla. La inseguridad rampante en la capital del Atlántico, el alto índice de acoso callejero y diversos tipos de violencias que se manifiestan en la calle como espacio de expresión cultural, así como la invisibilización de los aportes femeninos en el arte mural, son aspectos de significativa influencia para reducir la participación activa femenina.
“Tenemos miedo de salir a la calle, pero mi respuesta a ese miedo es a través del arte” indica la artista Azahar de Amaranta.
Voces femeninas
Deberíamos preguntarnos cuáles son las condiciones que necesita una mujer para crear y participar en los escenarios artísticos en Barranquilla. Preguntas tan importantes, para cuestionarnos como sociedad, que investigadoras se han planteado a lo largo de los años, como ¿por qué las mujeres no están en los libros de historia del arte?
Hace algunos años se veían ilustraciones de artistas como Creciente y Besa calles. A ellas han seguido artistas como Joyce Obregón La siempreviva, ella es un gran referente del grafiti en la capital del Atlántico, feminista, antirracista y autogestiona pintadas en la calle Murillo, está en constante movimiento desde diferentes áreas como la música y pintura colaborativa con fundaciones. También figuran nombres como Linda Montoya Azahar de amaranta, quien con meticulosa sensibilidad refleja las emociones femeninas y visibiliza la voluntad del ejercicio de las libertades. Artistas como Panda Natural, con un personaje que la distingue y a través del lettering, hace parte de un colectivo llamado Colorbia. Mar, aparece en las calles con una margarita rebelde y todo un universo de personajes. Andrea Benitez del colectivo Eclipse, Norella McDaniels con sus ilustraciones sin cabeza para arrancar el ego y llegar directo al corazón, Roskolora remembrando a Marvel Moreno y a la mujer afrocaribeña, son algunas artistas que, hacen parte del itinerario histórico de artistas urbanas de la ciudad. Algunas de ellas continúan plasmando sus coloridos y liberadores diseños en este gran lienzo soleado de escasas sombras arbóreas que es Barranquilla.
Pero en la región Caribe, algunas voces -con sus pinceles, esténciles y aerosoles- se destacan por la potencia de su influjo en las comunidades. En Santa Marta, por ejemplo, Law Carvajal, visibiliza su trabajo en Minca y pueblos vecinos a través de un trabajo que representa naturaleza en una explosión de color y formas. Mientras tanto, en Cartagena, se destaca Sanjuan, feminista, ilustradora y muralista con un trabajo muy pulido y que refleja identidad de Cartagena, apoya causas sociales colectivas con sus creaciones.
El festival de arte urbano Killart adelanta algunas estrategias para estimular la participación femenina en el evento artístico: “tuvimos la particularidad que en un año no hubo participación femenina dentro de la convocatoria. Entonces eso nos puso a nosotros a replantearnos la forma en que estábamos comunicando la convocatoria y cómo hacíamos para que participaran más mujeres. Lo que hacemos ahora es que de los cinco cupos de los artistas locales que hacen parte del festival, dos ya están garantizados para mujeres que tengan experiencia en las pintadas en las calles” puntualizó Jorge Ferreira.
Quizá se señala a las mujeres en el arte, en general, porque no se ha alcanzado una paridad de manera natural y orgánica. No es una situación suficientemente equilibrada como para que deje de ser un tema relevante a discutir, y hablarlo es un primer paso para cambiar las cosas.
En Chévere pensar en voz alta, conocemos las voces de sus protagonistas.