Utopía sonora: Jon Hassell y la invención del Cuarto Mundo

En días pasados murió el artista estadounidense, dejando un legado profundo y asombroso que repasamos brevemente.
Martes, 29 Junio, 2021 - 01:29

Por: Juan Pablo Conto

El músico estadunidense Jon Hassell murió el pasado 26 de junio a sus 84 años. Su exploración con la trompeta, y con la música en general, deja un profundo legado en generaciones posteriores, en artistas como Nils Petter Molvaer o Arve Henriksen, en contribuciones a increíbles bandas sonoras de películas como La última tentación de Cristo (1988), de Martin Scorsese, junto Peter Gabriel, o en la creación de utopías sonoras que al entrar por los oídos nos permiten habitar mundos diferentes. 

Hassell nació en Memphis, Tennessee. Cuando hacía su maestría en la Eastman School of Music en Rochester, Nueva York, se interesó en la música serial europea, particularmente en el trabajo del compositor alemán Karlheinz Stockhausen. Por eso, al terminar sus estudios, llegó a la ciudad de Colonia, donde este último dictaba un curso sobre “Música Nueva”

Regresó a EEUU en 1967. Ahí conoció al músico estadunidense Terry Riley, quien lo invitó a participar en la primera grabación de “In C” un año después: una pieza fundamental compuesta por Riley en 1964, que suele ser nombrada por algunos como la primera composición minimalista -aunque el trabajo de La Monte Thornton Young fue anterior no gozó de tanto impacto inmediato.

Hassell hizo su doctorado en musicología en Buffalo, para luego participar del Theatre of Eternal Music, un grupo vanguardia formado en Nueva York por el propio La Monte Young, que tuvo además en su núcleo inicial al violinista Tony Conrad, a la artista de luz, pintora y cantante Marian Zazeela y al violista John Cale. Trabajan en la autodenominada "Música de ensueño", por medio de sonidos, notas o clusters sostenidos o repetidos en el tiempo, intervalos armónicos puros y la amplificación eléctrica en actuaciones que podían durar toda la noche. 

Como artista, Hassell siempre se acercó al abismo, a lo desconocido, llegó al límite tanto en sus creaciones como en su sentido crítico y hasta en su estabilidad financiera. Al regresar a Buffalo, ya en la década del 70, conoció la música del indio Pandit Pran Nath, un cantante clásico indio y maestro del estilo de canto Kirana gharana, que busca la entonación perfecta de las notas. Al promover los principios tradicionales del raga, o de los modos melódicos empleados en la música clásica de su país, Nath tuvo un importante impacto en artistas minimalistas y de jazz estadounidenses.

Fue así como Hassell, junto con Young, Zazeela y Riley, se fue a estudiar a la India con Nath. Su hambre por las músicas tradicionales se abrió, teniendo como resultado su álbum Vernal Equinox (1977), donde con su trompeta y múltiples efectos electrónicos buscó emular y explorar las técnicas vocales que había conocido por medio de Nath. 

Vernal Equinox llamó la atención del visionario y extraordinario Brian Eno, compositor, cantante y productor musical inglés. Para ese entonces, Eno estaba en Nueva York produciendo un nuevo álbum de Talking Heads. Fue a ver al grupo de Hassell en The Kitchen, un espacio de actuación experimental, y al final del show se le acercó a pedirle una colaboración. La trompeta del norteamericano estuvo presente en “Houses in Motion”, una canción del álbum Remain in Light (1980).

Además de esta colaboración con Talking Heads, Hassell trabajaría con artistas como Farafina, Tears for Fears, Ani DiFranco, Techno Animal, Ry Cooder, Moritz von Oswald o Carl Craig.

La relación del trompetista con Eno fue profunda, por momentos conflictiva, y daría paso a una utopía sonora enmarcada bajo el término del “Cuarto Mundo”. Como explica el crítico y programador independiente Loïc Diaz Ronda en el compilado La ola interior, donde agrupa el exotismo ambiental y ácido español de los 80 y 90, también influenciado por el artista nortemaericano, “para Hassell la Música del cuarto mundo es aquella que nace del tratamiento, por parte de la tecnología occidental (primer mundo), de tradiciones musicales extra-occidentales (que en aquel momento todavía eran calificadas de tercer mundo). Es la banda sonora de un mundo imaginario, reconciliado e ideal”.

Con esta apuesta que buscaba unificar la idea de lo primitivo y lo futurista, Hassell mezcló múltiples características de estilos étnicos mundiales con técnicas electrónicas. Algunos críticos también hablan de una influencia de Miles Davis en su estilo por la manera como usa la tecnología, la armonía modal y el lirismo. 

Finalmente, junto a Brian Eno, dio vida a Fourth World, Vol. 1: Possible Musics grabado en Celestial Sounds en la ciudad de Nueva York y lanzado en 1980 por Editions EG. La crítica lo festejó, varios periodistas lo consideraron como uno de mejores discos del año y, con el tiempo, fue visto como una pieza pionera en el enfoque sincrético de las músicas del mundo con el que tantos artistas experimentaron durante los años 80.

En sus dos últimos álbumes, Listening to Pictures (Pentimento Volume One) (2018) y Seeing Through Sound (Pentimento Volume Two) (2020), Hessell acude a un término -pentimento- que se refiere al cambio de idea de un artista cuando está pintando un cuadro, dejando una alteración subyacente en la obra. Este era para él su enfoque con su música: una llena de capas y retoques y arranques que construyen lo que finalmente se escucha

En 2018, le dijo a Billboard que estaba trabajando en un libro titulado El norte y el sur de ti, donde cuestionaba ese énfasis excesivo en lo racional y tecnológico y no en la emoción y la sensación. Por lo demás nos queda disfrutar de su música contemplativa y atmosférica, oscura y llena de suspenso e hipnotismo.