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Sting en Bogotá, caminando sobre la luna

El británico, eterno bajista de The Police, le ofreció a los capitalinos una noche inolvidable con sus mejores canciones.
Lunes, 22 Octubre, 2018 - 04:25

Por: Andrés Salazar

El 2018 ha sido un año redondo para Colombia en cuando a conciertos se refiere. No solamente por los artistas y agrupaciones que han pisado nuestro país sino por la calidad y nivel de sus shows. Queens of the Stone Age, Radiohead, Gorillaz, Deftones, Los Fabulosos Cadillacs, Damian Marley, Depeche Mode, Vetusta Morla, Love of Lesbian, Ibeyi, Rata Blanca, Pennywise, Tokyo Ska Paradise Orchestra, Draco Rosa... La lista es larga y eso sin contar con las bandas colombianas.

Artistas de diferentes partes del mundo han hecho de este un año próspero, no solo para empresarios, sino para las miles de almas que han vivido sus canciones favoritas en vivo, las han cantado a todo pulmón (algunos por primera vez), han llorado de la emoción, han gritado hasta quedar sin voz, han mandado notas de voz con canciones especiales a personas especiales, se les ha llenado la memoria de celular con fotos y videos, y han sido felices con su banda legendaria y favorita al frente.

La noche bogotana del 21 de octubre de 2018 entrará a ser parte de las doradas páginas musicales que se han escrito este año pues una leyenda viva del rock hizo lo propio ante más de 10.000 personas en el recién inaugurado Arena Movistar de la ciudad. Sting, eterno bajista y cantante de The Police, nos trajo por primera vez algunas de las inolvidables canciones que hizo con su banda en los años 70 y en solitario en los años posteriores.

Como buen británico su show inició a la hora puntual. Englishman in New York de su álbum '...Nothing Like the Sun' (1987) fue la encargada de darle apertura a las 2 horas de show. El público, de 3 y hasta 4 generaciones, entró en extasis con el primer acorde de la canción que sonó tan igual al disco pero con la mística y dinamismo que da el en vivo.

El bajista de 67 años hizo un afinado recorrido por parte de su discografía con The Police y en solitario. Every Breath You Take, Shape of My Heart (con las escenas de 'El perfecto asesino' (1994) en la cabeza de los amantes del cine), Every Little Thing She Does is Magic, Roxanne, So Lonely, Walking on the Moon, Message in a Bottle, If You Love Somebody Set Them Free, Fragile (el cierre), entre otras, intercambiadas con uno que otro éxito del jamaiquino Shaggy (además de las de su más reciente ábum en conjunto ‘44/876’), inicieron de este "nuevo" escenario una máquina del tiempo llena de nostalgia, historia, experiencia, rock and roll, pinceladas de cinematografía, versos de poesía, cortes de protesta, ratos de tristeza, momentos de alegría y amor a la música bien hecha y sobre todo, interpretada con profesionalismo.

Dos guitarristas, un teclista, un baterista y dos coristas acompañaron a Sting y Shaggy en uno de los conciertos del año en Bogotá. Con las luces bien puestas y un sonido que por fin los oídos agradecen (por lo menos en la parte de abjo del lugar), el dúo inglés-jamaiquino aprovechó cada segundo de tarima, casi que sin pausas y con la potencia al tope.

¿A mejorar? En cuanto al show nada, ni siquiera la altura pudo con los rangos de voz del británico (ni del dueño de canciones como Angel o It Wasn't Me). ¿Los músicos? Claramente no son Andy Summers ni Stewart Copeland, pero son virtuosos y no desentonaron. ¿En cuanto a la organización?, tampoco. Horarios cumplidos, buena logística y ningún percance sobresaliente. ¿En cuanto al lugar?, a pesar de las múltiples críticas sobre su arquitectura y demás (que no entraremos a discutir), el Arena cumple con la calidad acústica necesaria para recibir un show como este y sus espacios, además de cómodos, son estéticamente apropiados.

El concierto de Sting y Shaggy en Bogotá puede perfectamente entrar en los conteos que a final de año leeremos en varios medios haciendo un resumen de lo mejor del 2018 en cuanto a shows en vivo se refiere. El inglés que en los años 70 con su banda enamoró a esa generación (y a las venideras) de un sonido propio; que llenó estadios por todo el mundo; que se hace extrañar en formato trío; que entendió el paso del tiempo y las dinámicas de la industria; que sigue perfeccionando sus técnicas vocales; y que nunca ha sobrestimado su presencia en la tarima, nos cumplió una cita que tenía pactada con nosotros desde hace mucho tiempo, y como en las buenas citas, nos dejó con ganas de más.