Candeleros en Transmusicales / Foto tomada del Facebook de la banda

Desde Transmusicales de Rennes

Desde la capital de la Bretaña Francesa, nos llegan historias de la mas reciente versión de Transmusicales.
Domingo, 9 Diciembre, 2018 - 04:56

Por: Héctor Mora

Pocos festivales en el mundo, que no sean fiestas de folclor regional, pueden tener el privilegio de contar con cuatro décadas de historia ininterrumpida. Los cambios en la industria y el consumo de la música, los ires y venires de artistas famosos o populares y las tendencias del momento, son elementos que afectan y moldean el desarrollo de lo que generalmente hemos conocido como los Festivales musicales.

Sin embargo, es claro que nunca es tarde para darse cuenta que al final del ejercicio, lo que sostiene a cada uno de estos eventos es el repertorio y/o la experiencia que viven los asistentes. Si nos centramos en el repertorio, hay que tener presente que ese insumo es muy volátil y va muy ligado con lo que es popular en un momento determinado, de manera que un artista puede ser protagonista hoy y olvidado mañana.

Por eso es tan especial acercarse al modelo, espíritu e identidad de festivales como el Transmusicales de Rennes, Francia.

El eclecticismo propio de la cultura francesa que gusta de enriquecerse con sonidos, colores, sabores o saberes del mundo, especialmente de todas sus excolonias, permitió que se moldeara un escenario que permanentemente busca conocer y probar cosas diferentes. Es decir, hay una disposición a descubrir y un interés especial en valorar lo emergente, más no lo amateur.

Ahí radica la fuerza de Transmusicales, su ecléctica curaduría centrada siplemente en la buena música y lo que será tendencia en el futuro, son la clave de un éxito que ha permitido sobrellevar las presiones ajenas a lo que simplemente es una selecta selección musical por parte de sus curadores Jean Louis Brossard y Béatrice Macé desde hace 40 años.

También debe destacarse el alto grado de inclusión que tiene el evento, lo anterior reflejo de una premisa gala para todo su territorio y población. De esta manera niños, gente de edad avanzada, parejas adultas, estudiantes y las personas con discapacidad de algún tipo, pueden disfrutar permanentemente de lo que se considera será lo nuevo en la industria de la música.

Para Daniela Herrera, colombiana residente en la ciudad de París y quien estudió en Rennes hasta hace un año, "Transmusicales hace parte del patrimonio de la ciudad, incluso el ayuntamiento apoya con el transporte público para que todo el mundo pueda ir. Viene gente de todas las regiones, es un festival muy conocido y lo divertido es que se trata de descubrir. Viene gente de todas las edades, parejas de viejitos, niños, etc… se involucra todo el sector público y privado".

Así mismo desde el punto de vista de las bandas es claro que Transmusicales es una plataforma a tener en el radar si se quiere entrar a Europa. Para Sergio y Andrés de la agrupación Colombo Venezolana de fusión Caribe y psicodelía Candeleros, "Es un festival que funciona como catapulta para llegar a otra nivel, y con Candeleros estamos comprometidos a representar nuestra música en todo lugar. Esto ha sido maravilloso y estamos muy contentos con la experiencia".

 

 

Vamos por la mitad del festival y aunque el resumen de lo destacado será muy nutrido, no podemos dejar pasar el momento para recomendar algunas propuestas importantes de lo que ha sido el evento:
 

Dizis La Peste

 Propuesta de Electro Hip Hop que se encuentra de moda en listados underground e incluos a un nivel un poco máspopular. El artista presentó en el escenario su nuevo álbum Disizilla, muy bien recibido por el público y la prensa especializada.

 


 

Dombrace

Su verdadero nombre es Bertrand Lacomde y su propuesta viene desde la ciudad de Bourdeax (un vastión del buen vino en Francia) y se centra en sonido electropop con un gran ambiente de música disco moderna.

 


 

MadMadMad

Cuarteto de punk funk comformado por tres franceses y un inglés que se encuentran radicados en Tottenham, al norte de Londres. Su sonido evoca el espíritu punk de finales de los años 70 e inicios de los años 80.