Odio a Botero: “Este concierto está dedicado a un desastre llamado Colombia”

La banda bogotana mantuvo la vigorosidad e irreverencia de siempre, y puso además a poguear el Movistar Arena.
Sábado, 7 Septiembre, 2019 - 03:31

Por: Juan Pablo Conto

"Les tenemos dos noticias, una mala y una buena. La mala es que se acabó Odio a Botero ¿se acuerdan de Odio a Botero? pues se acabó, y la noticia buena es que... se acaba Odio a Botero...chao amiguitos".

Estas fueron las palabra que pronunció René, vocalista de esta legendaria banda bogotana de hardcore y punk, en el año 2015 en medio del sudor y el estupor alcohólico que invadía Latino Power aquella noche. Para ese entonces, la agrupación ya llevaba catorce años de crudeza e importaculsimo en medio de "este lindo potrero llamado Colombia", como lo ha dado a llamar René. 

Cuatro años después, en el Concierto Radiónica 2019, en el Movistar Arena, los micrófonos esperaban los alaridos de un proyecto que dio vida al entrañable Reggaeman, aquel alter ego proveniente de San Andresito Island, o que lanzó como presidente vitalicio a su vocalista. El que Odio a Botero se mantenga en los escenarios garantiza que exista en la escena musical colombiana una mirada irreverente que se atreve sin pelos en la lengua a caricaturizar este país. Sin miedo a sentir rabia, a escupir la estupidez y la pretensión. 

Entonando un canto infantil, René abrió la presentación: “¿buenos días amiguitos cómo están?”. Y el público contestó. Luego, fiel a esa línea estética que empezó a formar desde los tiempos de la banda de punk Basura y posteriormente con el hardcore no militante de Defenza, el vocalista declaró: “Este concierto está dedicado a un desastre llamado Colombia”.

Empezó así una descarga en el escenario que mantiene la vigorosidad que los llevó, hace varios años, a resistir un intento de callarlos en Medellín por considerarlos anti paisas al cuestionar la figura de Fernando Botero -hecho que fue revertido gracias al mismo público que los sigue en esa ciudad. Vimos un concierto que tuvo la misma beligerancia que los instó a sacar en un Rock al Parque una bandera con la sentencia “Sayco apesta". O con la misma propuesta humorística con la que presentaron en su momento los Premios Odio a Botero, un concierto-parodia realizado anualmente para seleccionar lo peor de la música en Colombia.

Arrancó con 255 Pasajeros, actualizando la letra para mencionar algunos hechos recientes del país, como “La Nueva Marquetalia", declarada y liderada hace unos días por Iván Márquez, Santrich, el Paisa y Romaña. Siguió con Do Re Mi del disco Bardo (2017) para luego dar paso a El punk, siempre con una base rítmica sólida y unos golpes de batería contundentes que hacían que la caja toráxica retumbara. Mientras tanto, René se mantenía caminando en círculos, con esa mirada de delirio sensato que lo caracteriza. 

Agradeció, claro, a Radiónica, pues siempre ha habido una complicidad de por medio, y pasó así a interpretar dos clásicos: Mr. Marshall y No importa, contando como introducción a cada tema historias a las que luego quitaba importancia porque no importa,"y si importa, tampoco importa..."; citando una filosofía que René desarrolló en Los Diálogos del Señor Plátano años atrás. Y claro, invitó al pogo para la canción Lechoneria Manson, cosa que el público aceptó a placer. Luego de hacer referencia a una charla con Iván Márquez fue dando cierre al concierto. 

Con cinco producciones entre discos y EPs, Odio a Botero es una de las bandas más poderosas que ha visto en vivo este país, dándonos, con un sonido aparentemente adolescente, fuerzas para afrontar la adultez. Y René dirá que en su momento solo regresaron porque se sintieron tan innecesarios como antes, pero el hecho de que disfruten rasgando sus instrumentos y gritando por el micrófono, que renieguen sin temor del contexto en el que vivimos, que alimenten su sonido de la propia basura mediática -sin la corrección política obligada de hoy-, hace que su presentación en el Concierto Radiónica sea memorable al sumarse a esa rebeldía desde el arte que nos deja respirar a muchos.