Electric Mistakes y 'Vicente': un disco sobre la depresión y la no defensa a la tristeza

El dúo bogotano habla de su nuevo álbum, de las influencias, la tristeza, y las consecuencias de la depresión en sus viajes artísticos.
Jueves, 2 Mayo, 2019 - 04:26

Por: Mariel Bejarano Vásquez

 

Tom (Su nombre hace homenaje a Tom Waits): Es el primer momento del disco y dice directamente: “Entiérrame con tu recuerdo” que significa básicamente que no quiero estar más aquí. Está relacionada a la pérdida de Vicente, yo me quería morir, aún me quiero morir, pero esa canción me permitió hablar de eso.
 

La depresión es una enfermedad frecuente, en todo el mundo, se calcula que afecta a más de 300 millones de personas según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es distinta a las variaciones habituales del estado de ánimo.

Una cosa es la depresión y otra cosa es la tristeza. Cristian Pineda, Médico psiquiatra, define la tristeza como una emoción que tenemos en el día a día y que “es relativa a alguna situación de dificultad, ya sea en contextos como el trabajo, la familia o las relaciones sentimentales”.

Sin embargo cuando esa tristeza es prolongada y hace parte de la vida de la persona durante mucho tiempo (más de 2 semanas) y se asocia a otros síntomas como la pérdida de las ganas o el interés de hacer cosas que antes generaban placer, además de vincular sentimientos de culpa, desesperanza, problemas para dormir e inclusive ideas de muerte, “ya estamos hablando de una enfermedad llamada depresión que corresponde a un trastorno mental”.

El 4,7 % de los colombianos padece esta enfermedad, que en el peor de los casos puede llevar al suicidio, donde las cifras son alarmantes: Cada año se suicidan cerca de 800 000 personas en el mundo (OMS).
 

La Fé: Esta canción me la digo todo el tiempo. Habla del aislamiento y la soledad, del seguir y seguir y sentirse sin fuerza para hacerlo, tanto que a pesar de lo racional que se llegue a ser, llego a un punto donde pido a gritos una medicina, un milagro, algo que me cure de esta mierda. El milagro va sobre mi relación con Dios, he intentando tantas cosas, tantos procedimientos, he sido fuerte por tantos años que digo que lo único que me falta es un milagro.
 

Juan Hernández y Laura Perilla padecen depresión, son el hogar de numerosos animales que han recogido en las calles e inspirado las portadas de cada uno de sus trabajos discográficos, y son además el corazón de Electric Mistakes, lugar desde donde acaban de lanzar un disco que puede ser escuchado como un grito, o un llamado a la no normalización de esa tristeza que termina en depresión y arrastra a quienes la padecen a lugares alarmantes. Incluso Juan, antes y después del disco que presentaron este año, Vicente (2019), padeció ideaciones suicidas que llegó a materializar atentando contra su vida.

“Nosotros hacemos música triste pero no tenemos ningún tipo de amor o afecto hacia la tristeza. Está super mal que estén tratando de normalizar e idealizar la tristeza y la depresión. Algunas bandas usan el tema de la depresión y los trastornos mentales en su trabajo de marketing, de hecho ha sido así a lo largo de la historia, pero no me gusta que sea así porque la gente que realmente sufre depresión y está hostigada por el tema no se siente identificada y es insultante.”

Es cierto que se ha comercializado la discapacidad en la música y en el arte en general, y aunque son pocos los artistas con problemas mentales o físicos que han tenido una implicación directa en el movimiento por los derechos de los discapacitados (como el caso de Ian Dury de Ian Dury and the Blockheads, que sufrió la polio en su niñez), las manifestaciones públicas de limitaciones y/o problemas han estado presentes a lo largo de la historia del arte, y la mayoría de las veces han sido difundidos con fines publicitarios, comerciales y/o mediáticos.
 

John  ft Camilo Maldonado: Esta canción es más directa. Yo tengo tres alucinaciones que me hacen daño, y en este disco hablo de este man al que le decimos ‘El coco’, que es la que más me hace daño. Él no tiene figura, me hace sentir sin nada, amenaza a las personas que quiero y a mí, no me puedo comunicar con nadie. Es como una sombra que me chupa todo, la felicidad, la luz, y me dice que me debo matar. Es curioso, pero él siempre aparece en momentos de crisis graves. No hay una sola vez en la que él haya aparecido que la cosa haya terminado bien. Con esta canción lo que quería era que la gente entendiera lo que me pasa, siento que desconectandolo de mi es más fácil para la gente entenderlo. Yo no quiero que me admiren por esta vaina.
 

No es un secreto que la prensa ha explotado bastante la relación entre el artista como marginado y el arte como mercancía (Kurt Cobain, Pete Doherty, Amy Winehouse), y que en la industria de la música hemos tenido casos tan riesgosos como el de la banda australiana The Vines, donde la discográfica explotó con maniobras publicitarias (entre el 2002 y el 2004) la enfermedad del cantante Craig Nicholls (Asperger) organizando incluso más giras que lo tuvieron al borde de una crisis nerviosa.

Pero respecto a lo que manifiesta Juan, también es cierto que hay un interés por parte de los mismos artistas en explorar a través de la música estados como la tristeza, sin embargo, decir que la promuevan y/o normalicen ya exigiría un análisis de contenido detenido, riguroso y particular. Lo que sí es un hecho es que en años recientes se ha comenzado a desarrollar un género musical denominado “la música marginal”, donde se incluye la música de personajes con discapacidades como Wesley Willis o Daniel Johnston, quienes padecen esquizofrenia y trastorno bipolar, respectivamente, y donde también, y sin importar el carácter comercial o independiente de la propuesta, se incluyen escenas o movimientos alternativos como el lo-fi o el antifolk.

Pero que sea o no más comercializable que otros géneros o estilos no es la única lectura que deberíamos hacer, recordemos que al grupo de personas nacidos entre los años 80 y los 90 no solo se les ha catalogado dentro de la Generación Y, sino que han sido llamados “millennials”, y la concepción del término ha sido por lo general usada peyorativamente, de hecho también son “La generación triste” y “la generación depresiva”, y no gratuitamente; pero si es cierto que los trastornos mentales aumentan en cada generación, tal como lo demuestran diversos estudios (el de la Asociación Americana de Psicología es solo uno de ellos), el arte que se produce en esta generación, y la Generación Z (también conocida como generación posmilenial​ o centenial) que incluye a quienes nacieron desde la mitad de la década de 1990​ y mediados de la década del 2000, viene siendo no sólo una respuesta, sino una forma de leer lo que ocurre con este grupo etario.
 

Dolores: Esta habla de las relaciones con los demás. Hasta acá todas las canciones venían hablando de cosas muy personales, mías. Pero en esta hablo de mi relación con los demás. A mí me cuesta mucho hacer amigos y aunque yo me considero buen amigo, me da rabia que la gente no sea buena amiga conmigo. Y eso en parte es culpa mía, trato de no ser vulnerable y ayudo a los demás, pero cuando yo necesito ayuda la gente no sabe cómo ayudarme, no entienden lo que me pasa.
 

Que los trastornos mentales aumentan en cada generación no solo ocurre en Estados Unidos, Reino Unido o España, donde se han publicado diversos estudios, Amparo Calandín, la mejor psicóloga de España (por los Doctoralia Awards), asegura que efectivamente ocurre en todo el mundo: “Somos personas que estamos acostumbradas a unas comodidades y paradójicamente, tener más comodidades en vez de influir positivamente a estar más felices y tranquilos, parece ser que está generado el efecto contrario”.

Pero no está del todo bien esa lectura, pensar y afirmar que las nuevas generaciones han tenido “las cosas más fáciles que nuestros mayores” y que por ello estamos menos preparados para enfrentar los problemas resulta simplista, la realidad es sencillamente que los contextos han sido distintos, por ende los problemas y las preocupaciones.

Según señala Amparo Calandín en un rtículo publicado en revistagq“Somos menos tolerantes a la frustración, más inconformistas que las generaciones anteriores, lo que está llevando a una mayor probabilidad de insatisfacción con la vida”, y por ello el número de casos de trastornos depresivos y emocionales va cada día en aumento. 

Una de las conclusiones de quienes padecen la enfermedad, es que en busca de las posibles soluciones o tratamientos a la depresión, es clave quitarle la etiqueta ‘Tabú’. El ideal es que las enfermedades mentales sean tratadas con la responsabilidad y la sensibilidad que estas nos exigen, abriendo el debate y dándole forma a la búsqueda concreta de soluciones y tratamientos. Y en ello Vicente (2019), el nuevo disco de Electric Mistakes, nos da muchas luces sobre cómo desde la música, y relatando asuntos cotidianos, se pueden abordar temas de interés general que trascienden el arte y tocan otras esferas de la vida, en este caso, “Una enfermedad mucho más frecuente que la diabetes o la hipertensión, que se puede instaurar en una persona y llevarla al suicidio”.
 

Elliott: Está construida a partir de muchas cosas que me ha dicho la gente y está relacionada a cómo ve la gente la depresión y cómo creen ellos que es la forma adecuada de afrontar la enfermedad, y dan consejos tontos que no me sirven para nada.
 

Tampoco es que sea la depresión un tema nuevo dentro de la música, hay múltiples canciones, de diversos géneros y desde varios puntos de vista, que abordan asuntos como el suicidio o la tristeza, Suicide de Dust (Del álbum Hard Attack de 1972), Fell On Black Days de Soundgarden (Del álbum Superunknown de 1994), Nutshell de Alice in Chains (Del álbum Jar of Flies de 1994), Over and Over de Black Sabbath (Del álbum Mob Rules de 1981) y hasta Pennyroyal Tea de Nirvana (Del In Utero de 1993) por mencionar algunas.

De hecho Electric Mistakes no es la primera vez que lo hace, en sus trabajos anteriores también encontramos canciones con referencias claras y concretas a la depresión, pero Vicente (2019) marca un precedente, es un álbum conceptual que de principio a fin, gira en torno a un mismo tema, hay una línea narrativa en este disco que nos presenta la depresión como enfermedad, y que da luces de todo aquello que desde afuera, como actores externos, no deberíamos hacer cuando nos enfrentemos a alguien que padece la enfermedad.

Vicente (2019) y sus canciones hablan de todo lo que rodea a la enfermedad: tristeza, desasosiego, miedo y muerte, y en ello las historias personales de Juan tienen todo que ver: sus problemas psiquiátricos, su relación con la pérdida y la muerte, las alucinaciones, los medicamentos, la gente y su ignorancia respecto a la depresión, sus causas y sus efectos.
 

Intoxicado: La letra me gusta mucho, hablo de mi relación con eso de estar medicado, y sobre esa sensación que percibo en la gente que piensa que soy mejor por el hecho de estar medicado, intoxicado, lleno de medicamentos que van a reducir mi vida potencialmente ¿Para que me quiera la gente? ¿Para poder ser útil en esta sociedad y no ser diferente? Si no los tomara estaría mejor mi hígado y mi salud estaría bien, pero no tendría a nadie cerca mío y todo ese cuento. En esta canción hablo de esa relación de amor y odio que tengo con los medicamentos. Creo que la gente no la ha entendido mucho.

Vicente (2019) nació tras la muerte de uno de los perros de Juan y Laura, un perro ya ‘viejito’ con un tumor en un pulmón, un cáncer que nunca evidenció ningún síntoma y se llevó al animal en un paro respiratorio sin ningún tipo de aviso o señal previa.

“Fue súper difícil de lidiar lo de Vicente porque la idea después de Chavela (primer disco de la banda cuyo nombre también hacía homenaje a otro animal fallecido) era irnos por el lado de ‘Enamorado’ y hacer un disco agresivo, pero cuando murió Vicente dije ‘No quiero hacer eso’, también dejé de oír la música que estaba oyendo y empecé a oír muchísimo más a Él Mató…, The War on Drugs (A Deeper Understanding, 2017, fue súper importante), y dije que quería hacer otra cosa; empecé a componer sin tener todavía concepto, pero con una idea diferente de lo que quería como canciones."

Tom es el corte que abre el álbum, y además fue el primero en ser compuesto, como resultado no solo de la muerte del perro que da nombre al disco, sino como respuesta a una depresión profunda de Juan que ‘sirvió’ como detonante para la creación del álbum en su totalidad, que además está lleno de álter egos (Tom, Elliott, Dolores).
 

7 de marzo: Antes se llamaba ‘La Rabia’, y tiene ese nombre por la influencia tan grande que tiene La Síntesis O'konor de Él Mató… en este disco, por lo importante que fue conocerlos en el proceso del disco (El 7 de marzo de 2018 Electric Mistakes le abrió a la banda Argentina un concierto en Bogotá), también por el sonido de la canción, que tiene incluso cosas de Cerati en Dynamo. La letra en cambio habla sobre la rabia y trata sobre sentirse totalmente sobrellevado por todos estos problemas y rendirse. Por eso hablo de que la rabia lo ayuda a uno también para sacar más energía y sobrevivir. Hay algo de esperanza en ella, de alegría, alguien dijo que era como de barrista (risas).
 


(Foto: Juan Ramirez)

Vicente (2019), el arte (todo a cargo de Laura), y en este caso la música, no solo sirvieron para que Juan se detuviera a pensar y analizar todos esos momentos, estados y episodios de la depresión; como álbum también le sirvió de plataforma para hablar de lo que representa, significa y se siente vivir con una condición mental de este tipo.

“Habían canciones, tanto en Chavela (2017) como otras que no entraron al disco, que a mí me deprimía cantarlas y oírlas, y no quería que eso pasara con Vicente, quería que con ese disco el proceso de hacer las canciones fuera de sanación”, y si bien hay quienes se pueden identificar con algunas historias y canciones sin relacionarlas directamente con una enfermedad mental, el proceso de realizar el álbum no fue tan sanador como se esperaba: “El proceso del disco fue un proceso que no sé si vuelva a repetir por lo que fue nocivo psicológicamente hablando. Me encerré durante algún tiempo perdiendo contacto con todos porque necesitaba transportarme a cada uno de esos mundos a los que pertenecían las canciones, aislarme para que todo sonara más sincero, más real”.

Para Juan todo lo relacionado a su salud mental es complejo de explicar, y aunque podría hablar de ello horas y horas, sigue pensando que la mejor forma de hacerlo comprensible para los demás es a través de sus canciones, “pero viviendo la vida de músico es difícil porque eso genera que ciertos espacios que uno como músico tiene que habitar sean muy difíciles para mí. Estar con gente alrededor es muy difícil para mí, soy una persona asocial, siempre llega un punto en que las personas me cansan y necesito alejarme de todo, y en esa medida mi relación con los demás se vuelve distante, pero a pesar de necesitar esa distancia también quiero tener alguna cercanía”.

Sin embargo los conciertos son momentos y espacios ideales, la tarima le da esa sensación de cercanía y lejanía a la vez, mientras que en la vida cotidiana, fuera de los escenarios, se le hace mucho más complejo todo, estar solo significa estar consigo mismo, y según cuenta, es él su peor enemigo: “Estar sentado hablando con uno mismo puede resultar muy nocivo porque no siempre se quiere el bien para uno. El problema de estos trastornos y de estas condiciones es que hay un desequilibrio y en esa medida uno no está pensando todo el tiempo en estar bien y en hacer lo mejor para uno. Esos espacios de soledad hacen que uno se quiera hacer daño sin darse cuenta y uno sigue porque es su voz interior, es uno mismo.”

Además de tener un trastorno depresivo mayor, Juan estuvo diagnosticado durante ocho años con esquizofrenia paranoide, pero recientemente lo re diagnosticaron con Síndrome del Savant, conjunto de síntomas cognitivos que detonó ciertas sensibilidades en él que lo hicieron muy vulnerable en su infancia a trastornos psiquiátricos. Actualmente, si bien no padece una esquizofrenia tradicional tiene un trastorno esquizoide de la personalidad, y las características de quienes lo padecen son la falta de interés en relacionarse socialmente, y una restricción de la expresión emocional.
 

Yo: Es la única canción en el disco que habla abiertamente de mí. Es una especie de autobiografía sobre lo peor de mí, hablo de todo eso que me avergüenza, por eso dice que culpo a mis raíces. No me gusta oírla con mi familia porque hablo de las cosas que más me persiguen y me hacen sentir mal conmigo mismo. También hay mucha gente que se puede identificar con ella, somos muchos los que percibimos, a la luz de nosotros mismos, lo más oscuro que tenemos.
 

Juan tiene alucinaciones desde pequeño, pero no fue sino hasta los 20 años que se enteró de que no eran sueños repetitivos sino alucinaciones, según recuerda, “fue mucho más manejable entender que tenía esquizofrenia o que tenía un problema psiquiátrico con delirios y de no entender muy bien cómo funciona la realidad, que saber que tenía depresión, que es lo que pasa con mucha gente”.

La depresión representa para muchas personas vergüenza, incluso resulta más fácil para muchos aceptar que tienen un trastorno múltiple de personalidad, esquizofrenia o saber que tienen un trastorno obsesivo compulsivo que enterarse que tiene depresión. “Hay un estigma muy pesado alrededor de la depresión que hace que uno se sienta como menos cosa porque a uno le enseñan toda la vida que tiene que ser fuerte, y ese tipo de lucha con estar bien es algo que avergüenza mucho a las personas, como el no poder ser feliz, que es el consejo de muchos”.

Fue después de irse a vivir solo, en el 2014, que Juan comenzó a padecer la depresión, el vivir lejos de su casa y de sus hermanos menores (6) coincidió con la muerte de Chavela y todo ello lo llevó a una depresión.

“Empecé a tratar con medicina mis alucinaciones y cuando eso ocurre cambia mucho la química del cerebro, y yo me había acostumbrado a funcionar con mi cerebro tratando de manejar mis alucinaciones, entonces era un poco insensible a muchas cosas, como que siempre que pasaba un evento desafortunado en lo primero que pensaba mi cerebro era en ser agresivo o explosivo o estar en un estado constante de rabia, y en el momento en que empecé a tratar las alucinaciones empecé a entender las cosas como una persona común y corriente, empecé a sentir tristeza cuando pasaba algo desafortunado, no me ponía agresivo sino que empezaba a sentir un dolor muy profundo, me sentía menos que los demás, sin ganas de levantarme porque no podía dormir en las noches. Una de las cosas más peligrosas para la depresión es el insomnio, estar cansado mentalmente y estar deprimido es muy muy muy peligroso porque el cerebro no piensa claramente. La depresión comenzó como una espiral de caída de la melancolía, ya no eran tristezas de un día sino tristeza permanente que es lo que realmente es la depresión, un dolor y un duelo constante.”

El primer paso para afrontar la depresión fue ir a psicologo, y por esos momentos estaba muy agresivo, le molestaba el ‘tono condescendiente’ que dice tienen los psicólogos, así que buscó psicólogas, pero todas, de inmediato, le decían que tenía que ir al psiquiatra. Consultó con aproximadamente 30 psicólogas y todas le dijeron lo mismo, pero encontrar un psiquiatra adecuado fue un proceso largo, “Tardé mucho en encontrar uno, luego fuimos mirando medicamentos y analizando cada cosa. Un buen psiquiatra particular es muy costoso, y los buenos de EPS son muy pocos.”
 

Los Puñales: Trata de la autolesión psicológica, es una respuesta al odio del ‘Yo’. Desde que murió Lola (la gata de Juan que murió luego de Vicente) siento que el disco empezó a tener más sentido; después de la muerte de Lola siento que me odio, que no me gusta nada de mí y que todo lo que me gusta de mi no es mío en su totalidad. Ni la banda es mía porque también es de Lau, Lau no es mía porque no me pertenece, mis hermanitos no son míos, mis animales son son míos, todo lo que me gusta de mí no me pertenece. De mí, de mí mismo, nada me gusta, y las cosas que deberían gustarme, no me gustan. Hay cosas que me gustan, claramente, me gusta hacer música y hablar de esto. Por todo eso quería que esta canción tuviera eso que para mí es muy Nine Inch Nails en su primer disco, Pretty Hate Machine (1989), donde se habla mucho del tema. Yo quería que las baterías fueras super comprimidas, dos voces al tiempo, no que se escuche que lloro, pero sí que fuera una voz muy inestable.
 

La música ha sido permanente en la vida de Juan, sus ganas de hacer música es de esas pocas cosas que recuerda haber sentido y deseado siempre, sin embargo también sus procesos artísticos se han visto interrumpidos, y las razones tienen sus raíces en la muerte de seres queridos, amigos y animales, que terminan generando grandes y profundas crisis

“Cuando murió mi perrita Chavela viví un dolor muy fuerte, la banda se acabó y también comenzó, estuve como seis meses sin hacer música y todo se paró. Habíamos grabado un EP que nunca lanzamos porque yo no quería hacer nada a causa de la muerte de Chavela.”

El EP (Gatos) salió, lo lanzaron el 22 de mayo de 2015, casi un año después de haber sido grabado, pero salió a causa del interés y el propósito de Laura por dar continuidad a un proyecto en el que ella se embarcó a causa de Juan, quien además la ha guiado en todo lo relacionado con la música, especialmente con tocar la batería: “Laura casi que me obligó a levantarme y salir adelante, lanzar ese material y volver a tocar en vivo, pero yo no hallaba por mi propia cuenta cómo salir, y me daba pena decir que me sentía terrible, que tenía una ansiedad tenaz, que me sentía solo por las noches, que tenía pensamientos de muerte continuamente y eso finalmente llevó a que hubiera un intento de suicidio y tuviera luego que afrontar el tema con la gravedad del asunto.”

¿Qué papel juega el arte en procesos de estas características? Fabiola Lozano Martínez, directora ejecutiva de la Asociación colombiana Contra la Depresión y el Pánico (ASODEP), asegura que el arte como medio de expresión -independientemente de su forma- sirve para que las personas expresan allí sus sentimientos, “es un medio al que las personas acuden y recurren para expresar ya sea sentimientos de soledad, tristeza o desamor. El arte ayuda a expresar todas esas emociones sin siquiera saber con exactitud qué es lo que se siente”.

Pero la relación de la depresión con el arte no solo se analiza desde la producción artística, también desde el consumo: “para una persona que tenga un cuadro de depresión y se refugie en la música y el contacto con la música le genera sentimientos de tristeza y de soledad, no es nada favorable. Lo recomendable es identificar antes las situaciones que generan tristeza y tratar de evitarlas, hay que buscar todo lo que genere las sensaciones contrarias, buscar contacto con la gente, estar con amigos o familiares, buscar espacios que le permitan estimular sentimientos de bienestar. Si la música o alguna otra expresión artística contribuye a que la persona se aísle, se sienta más sola o más triste, no es favorable”.

Juan ha tenido una relación bastante estrecha con el arte, con el dibujo, y con la música particularmente, no solo la consume, sino que ha encontrado en ella un lugar para mirar hacia dentro y expresar luego: “La música me ha ayudado a entender la tristeza, si no oyera a Elliot (Smith), o a Tom (Waits) que también tienen canciones muy tristes... si no oyera a Interpol que tiene momentos duros, si no oyera a todos estos músicos que de alguna forma empujaron hacia adelante la composición del disco y mi vida como músico, Radiohead particularmente, no tendría la capacidad de entender por qué estoy mal y por qué me siento mal, tampoco sabría que no soy el único. Siento que lo más lindo es ver hoy por hoy que la música me ha hecho entender eso que aparentemente es mi problema”.
 

Resucitar: Es una canción negativa y a la vez positiva. Habla de la cotidianidad, hace parte de ese grupo de canciones agresivas, pero habla de que lo único que se puede hacer después de los días negativos es levantarse y seguir. La letra es difícil porque habla de lo terrible que es sentirse frágil y débil. Tiene una sensación de paranoia y persecución. Habla mucho de la fragilidad y la sinceridad.
 

Vicente (2019) fue en principio un disco doble, Electric Mistakes hizo 28 canciones con la idea de publicar un disco que tuviera un lado oscuro y uno luminoso, pero por el elevado costo de los discos dobles, y también por la lectura que se hace a nivel industria del consumo y los tipos de consumo de música, optaron por declinar la idea. En ello también tuvo que ver la percepción del productor del álbum, Mauricio García (Monitor), quien según la banda, además de ajustar asuntos técnicos o conceptuales respecto al sonido, cumplió la función de explotar al máximo las fortalezas de Juan y Laura como músicos.

Junto a Mauricio, quien también estuvo involucrado en el más reciente lanzamiento de Diamante Eléctrico, Buitres (2018), Electric Mistakes procuró ser mucho más delicada con los ambientes, “queríamos generar ambientes que dieran un espacio adecuado para que las letras resuenen mucho más en la cabeza de la gente.”

Para Álvaro González Villamarían, Vicente (2019) es un álbum profundo que evidencia el crecimiento de Electric Mistakes como compositores: “El disco tiene muchos contrastes y en los mismos se expresan diferentes estados de soledad, introspección y una que otra euforia. Es un disco sincero, una gran colección de historias vertiginosas, memorias de una extraña segunda década de siglo XXI”.

Además del trabajo de escritura donde se destacan canciones honestas y profundas con historias que hablan de miedo, dolor, sufrimiento, muerte, adicciones y enfermedad, hay finalmente en esta obra conceptual algo de luz y esperanza.
 

Feral Ft. Soy Emilia: Esta termina siendo una canción de aceptación hacia los demás. La canción dice ‘Acéptame como soy, no voy a cambiar’. Es linda. Hay mucha luz en ella, hay algo de calma y aceptación.
 

Si bien el cierre del disco no tiene ese carácter fuerte pero equilibrado entre la distorsión y riffs con melodías características del indie-rock que caracterizan el grueso del álbum, la inclusión de una voz femenina refresca la propuesta e impacta positivamente al escucha.

El álbum a nivel general logra eso que Juan y Laura tanto buscaban con Electric Mistakes desde los orígenes de la banda, generar identificación con quienes los escuchan. Y ese es el verdadero impacto de Vicente (2019), que le habla a quien está del otro lado invitándolo a reflexionar sobre asuntos puntuales de la vida, sobre el ser joven, ser joven en esta era que no nos dio tiempo para pensar en el cómo debimos afrontar las nuevas dinámicas sociales y culturales con Internet y la hiperconectividad como grandes protagonistas.

Para Fabiola Lozano, la depresión es una enfermedad multifactorial y son muchos los factores que pueden desencadenar un cuadro de depresión, y entre esos ella tiene en cuenta el cambio social, que tiene que ver con los cambios que se ven a nivel global: “La tecnología que en últimas trajo muchas ventajas y beneficios, pero también trajo consigo cosas que han generado cambios en las situaciones que tienen que vivir los jóvenes, disminuye el contacto personal y no todos reaccionan igual a eso. Las generaciones pasadas tenían menos expectativas que ahora, hoy por hoy a la juventud se le exige más cosas, y el afán por cumplir con todas esas exigencias sociales termina perjudicando”.

Hay efectivamente muchos vacíos a nivel social y cultural respecto al acompañamiento que debió y debe hacerse frente a la impactante llegada de la tecnología, que directa o indirectamente ha cambiado hasta las estructuras de la familia, desde donde poco se enseña sobre inteligencia emocional, y por ello cada vez es más difícil que la gente identifique por sí sola sus emociones para tratarlas por lo que son, ya sea miedo, rabia, tristeza o frustración.

A Juan y a Laura la música de otros les ha permitido mirar hacia adentro y explorar sus propios sentimientos, se han escarbado y conocido a sí mismos. Ahora, con la música que hacen, buscan tocar a quienes los escuchan esperando miren hacia dentro, quizá también puedan materializar luego todo eso que llevan dentro y hacer arte. Finalmente, mientras exista la música, habrá esperanza.