Lo que creamos mientras dormimos: el poder narrativo de los sueños

En el marco del Festival Gabo en Medellín, Santiago Gamboa (COL) y Sidarta Ribeiro (BRA) conversaron sobre este suceso por el que pasamos todos.
Viernes, 18 Octubre, 2019 - 10:49

Por: Mariana Vélez

La palabra ‘sueño’, según la Real Academia Española, hace referencia a los ‘sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme’. Todos soñamos, sí, solo que en ocasiones unos los recuerdan más que otros, sin embargo, es su interpretación, recreación y producción, la que define y sirve para ser una pantalla al plagio creativo, tal y como lo afirma Santiago Gamboa, periodista, escritor, columnista y corresponsal colombiano. 

Afirmaba Gabriel García Márquez en una entrevista en 1954 para radio HJCK, Colombia, existían tres tipos de sueños, las pesadillas terroríficas, las absurdas, y las absolutas, siendo esta última categoría la preferida del escritor, pues son casi imposibles de definir y, sus diferencias con los sueños más indescriptibles solo pueden establecerlas los expertos. 

Sidarta Ribeiro, profesor del Instituto del cerebro de la Universidad Federal de Rio Grande en Brasil, cuenta que los sueños nos permiten hacer casi todo, por ejemplo, simular nuestra propia muerte, esto, debido a nuestras viejas y nuevas memorias. Lo más interesante es que el sueño es un tipo de oráculo probabilístico que permite construir una idea de lo que está pasando ahora en nuestras vidas, y, de cierta manera, conducirnos a una mejor conducta el día de mañana. 

En la literatura del siglo XIX, el sueño era considerado como un segundo plano de la vida, un suceso que serviría como presagio para muchos líderes y pensantes de la época, ya que la memoria del pasado modificaría los actos del futuro, o así, lo plantean estos dos expertos, Sidarta y Gamboa.

Un disparador de la imaginación, una máquina creadora de historias pasadas y futuras, un espacio de premoniciones, eso es un sueño, tal y como Santiago Nasar lo presenció en Crónica de una muerte anunciada (1981), cuando soñó que atravesaba un bosque de higuerones y que al recorrerlo era feliz; esto, sin imaginar que este relato, representaría su muerte al siguiente día. 

Por otro lado, el sueño es una propiedad de nuestro cuerpo que genera una conexión entre la narración y la ilusión, un momento que puede ser usado como insumo para la creación de nuevas obras; “La literatura toca ciertos temas que después la ciencia acercará en un futuro” afirma Gamboa. 

Asi mismo, Graham Greene, escritor y guionista británico, escribió Un mundo propio: diario de sueños (1998), un libro de ecos y de reflejos, en el que el autor muestra con ironía y humor, su catálogo de obsesiones en torno a las cuales vivió y construyó su literatura basada en sueños: el espionaje, la política, la guerra, el conflicto religioso, la enfermedad, la ciencia, el amor y la felicidad.

De esta manera, lo sueños son considerados como una forma de narración dentro de la literatura, una idea de hiperconciencia que sirve como elemento para crear y producir nuevos relatos, novelas, cuentos e historias, en los que no solo el autor y/o autora se expresan sino también los escritores, los libros, las películas, las canciones, las personas, que han conocido, mejor dicho, un sueño, es un espacio donde esa multitud se expresa.