‘Cuentos Rotos’, el primer libro de Camilo Fresneda Larrotta

Hablamos con Camilo Fresneda sobre su vida, cuentos y pensamientos
Sábado, 26 Junio, 2021 - 11:48

Por: Nicolás Corredor M.

El mundo está lleno de voces, de personas que tienen algo que contar a través de las páginas de un libro y de una idea que tienen en mente. En este punto, también se debe resaltar la existencia de nuevos talentos, de escritores emergentes que están trabajando en una obra o publicación que han promocionado con el paso de los años. Con ese ideal en mente, les presentamos la vida de Camilo Fresneda Larrotta y su primer libro: Cuentos Rotos.

Camilo Fresneda es un bogotano de 31 años, el cual está completamente dedicado a la comunicación social y estratégica. Una persona que se describe a sí mismo como extrovertido y que ama patinar por las calles, hacer deporte, salir de rumba y festejar la vida nocturna. Además, rescata su gran pasión por leer cualquier cantidad de libros, ya sean nuevos, prestados, viejos, piratas, originales, pequeños, complejos, simples, divertidos y oscuros.

Sus primeros pasos por el mundo de los libros, se dieron por la lectura tan consagrada de su madre. De su infancia recuerda que mientras veía series como Dragon Ball Z, Pokemon o Supercampeones, ella leía con mucho fervor su Biblia. 

Camilo dice que recuerda que ella leía por mucho tiempo ese libro, el cual le parecía aburridísimo. “Pero el hecho de verla tan concentrada y entretenida en esas páginas, despertó en mí algo muy bonito. Recuerdo que cada vez que había comerciales en mis series de la infancia, yo volteaba a verla con mucha curiosidad hacia su lectura”, afirma. 

Ese momento hizo que Camilo emprendiera en los libros, comenzando por los religiosos, los cuales lo llegaron a aburrir en cierto punto. Después siguió con los que tenía de tarea en el colegio, donde resalta el Relato de un náufrago (1955) de Gabriel García Márquez, ya que fue una lectura que le abrió los ojos en ciertos aspectos, junto a las enseñanzas de su madre.

Leer no es simplemente unir dos letras, no es armar palabras”, dice. “Tampoco es construir una oración, una frase o un párrafo. La lectura es interpretar y pintar paisajes con la voz, algo que no estaba haciendo con mi respectivo proceso. Estaba leyendo sin gracia e imaginación. Ese fue un detalle que también aprendí de mi mamá, cuando le pedía que me leyera en voz alta, siendo ella la voz de Dios y de los apóstoles. Tenía la magia para pintar paisajes con su voz, lo cual me hizo cambiar mi forma de leer. Eso convirtió mi lectura de “Relato de un náufrago” en algo muy especial, que también llegue a vivir en otros libros como los que repartían de forma gratuita en el TransMilenio. Con el paso de los años, encontré otros autores que fueron ejemplares para mi vida.  Escritores fundamentales como Mario Mendoza, José Saramago y Milan Kundera del cual soy fanático”. 

Esos mismos autores le dieron una perspectiva de la literatura, la cual construyó con el paso del tiempo y con su misma llegada a la universidad. Camilo recuerda que este punto de su vida fue difícil. Tan difícil como la de muchos otros estudiantes colombianos que llegan a un pregrado con recursos limitados. 

Por ese entonces, Fresneda arrancó su carrera profesional de Comunicación Social y Periodismo en la Fundación Universitaria Uninpahu. A parte de sus estudios universitarios, Camilo tenía un trabajo de asesor de servicio al cliente en unos horarios que eran bastante exigentes y con los cuales terminaba demasiado cansado. Era una carga enorme estudiar en la mañana y trabajar en la noche, a veces con la posibilidad de descansar los martes o miércoles, pero nunca los festivos. Además tenía un montón de gastos universitarios. 

Con todo eso encima, llegó un momento en el cual Camilo noto una gran oportunidad para sacarle provecho a sus habilidades de leer y escribir. Gracias a una materia universitaria, un amigo cercano tenía que realizar un informe de un libro que había leído Fresneda. Esta persona decidió que lo mejor era pedirle ayuda a Camilo, el cual terminó haciendo un excelente trabajo por el cual le pagaron, lo que le abrió cancha a otros estudiantes con problemas similares. Fue un tiempo de mucho esfuerzo y dedicación. Pero al final del día, siempre sacaba todo adelante y con muy buenas notas para sus clientes.

“Sin saberlo, ese negocio me estaba formando en la escritura teórica y académica. Cada uno de los trabajos me moldearon en ciertas bases que son necesarias en un país como este y en elementos que debe tener todo profesional. Todos tienen que aprender a escribir, a justificar sus ideas”, recuerda. 

Después de eso, comenzó una etapa en la cual escribía por gusto y por despecho. “Junto a un grupo de amigos, creamos un blog donde subíamos cuentos. Las reglas eran muy claras, semanalmente, cada uno debía publicar un cuento bien escrito y con algún acompañamiento gráfico. En el camino me enamoré de alguien que también hacía parte de ese blog, una persona con la cual también compartía mucho ese amor por la escritura. Las cosas iban muy bien hasta que en cierto momento todo cambió. Yo tenía que estar pendiente de otras obligaciones, algunas que estaban más dedicadas a lo laboral”. 

La experiencia laboral de Camilo nació por su amor a la radio, un mundo que lo ha transportado por diferentes emisoras a lo largo de su vida. Recuerda con afecto como arrancó con la emisora de su colegio, un puente que le abrió las puertas a la radio comunitaria y universitaria, entre otras propuestas en las que soñaba trabajar.

“He estado haciendo radio desde el colegio, me enamoré tanto de esa labor que pasé a hacer radio comunitaria. Recuerdo que un tiempo después de eso, en la universidad y junto a unos compañeros, iniciamos el proyecto de la emisora virtual de la Fundación Universitaria Uninpahu, de donde soy egresado de Comunicación Social y Periodismo. Fue tanto el amor que hasta nosotros llegamos a hacer una maratón de 15 horas seguidas en vivo, colocando música y hablando de literatura. 

Tiempo después y de manera más seria, Fresneda trabajó en 1430 AM Radio, la antigua y conocida Emisora de Kennedy. Un espacio donde realizó labores como productor y periodista. Esas experiencias le ayudaron a interesarse por escribir en radio, algo que para él es muy valioso e interesante en su carrera. 

“Hay una gran preocupación en varios estudiantes de comunicación por llegar a ser las voces o las caras de las noticias. Algo que provoca que mucha gente se olvide del trabajo tan bonito que hay detrás de ello, de esa labor por investigar y redactar una propuesta creativa para el lugar que representas”, dice. 

Con ese ideal en mente, Camilo incursionó en diferentes terrenos radiales como la emisora La Voz de Bogotá, Radio Cordillera, las desaparecidas Radio Continental y La 92, entre otros medios de Todelar Radio como La X Más Música. Actualmente, se dedica a otros ámbitos de la comunicación completamente diferentes a los de la producción de emisoras.

“Yo tenía un trabajo de tiempo completo, en el cual tenía que ser muy responsable con cada una de las tareas que me ponían. Por cosas de la vida, llegó una semana en la cual tenía un cuento para el blog llamado “El día que murió”. Lastimosamente, no tenía una pieza gráfica para este cuento. Le pedí ayuda a esta persona que me gustaba, pero no me colaboró por las reglas que teníamos en el grupo”, recuerda. 

Y agrega: “Yo no quería pelear más con esa persona y deje de lado la conversación. Después de eso, cuando llegue a mi casa, agarre mi computador, y cree un blog propio en Wordpress, el cual bauticé como Cuentos Rotos, en memoria de ese despecho”. 

Sin saberlo, Camilo crearía los cimientos de lo que sería su primer libro. En este blog propio de WordPress, subió el cuento que le habían rechazado. Fue la primera historia de varias que fue publicando con el paso de los meses y los años. Hubo momentos en los cuales sintió mucho miedo por lo que pensaran de sus historias, pero siempre estaba abierto a que la gente le diera su opinión del trabajo en el blog que estaba construyendo por sí mismo.

En el camino, Fresneda encontró comentarios de amigos y cercanos, los cuales lo impulsaron a construir más y mejores cuentos. Además, debemos recordar que él también es una persona apasionada por la radio y las plataformas digitales que ofrecen un algún servicio de podcast. Ese detalle hizo que Camilo construyera sus historias a través de pequeños audios, los cuales llegaban a acompañar los textos de su blog, Cuentos Rotos.

Aquí puedes escuchar uno de los cuentos de Camilo: 

El proceso del primer libro de Camilo se dio gracias a los comentarios de sus amigos. “Empecé a relacionarme con personas que tenían mis mismos gustos, gente que me leía o sugerían algún tipo de lectura. Y en esos momentos a uno lo empiezan a comparar con ciertos escritores y libros que significan mucho para las personas, hasta que llega un momento en el cual una persona te dice algo como ¿Cuándo vas a publicar tu libro? Ésa era una palabra enorme, la cual da miedo cuando eres una persona que está aprendiendo a tener su propia voz para narrar. Este mundo está lleno de tanto talento y de autores tan reconocidos e instituidos. Todo ese ruido provoca que uno se sienta con una voz chiquita. Todo ese ruido provoca que uno se sienta con una voz chiquita, en medio de tanta propuesta. A parte de ello, ese sueño de que esté disponible en todas las librerías, en todos lados y con la ayuda de una editorial reconocida… ese siempre fue un pensamiento muy lejano hasta que en una charla cualquiera tomando cerveza, me volvieron a preguntar por ese famoso libro inexistente. Recuerdo que mi respuesta para ese momento fue algo como “cuando yo llegué a un número importante de cuentos en mi blog, lo voy a hacer. En ese momento, voy a comenzar a creer en la palabra del libro físico en papel”.

El blog llegó a albergar más de 40 cuentos durante este tiempo, con sus errores y aciertos de narración, estructura y técnica. “En ese punto me empezaron a hablar de la autopublicación y como buen periodista, empecé a investigar. Además de ello, me llegó información segmentada sobre lo bueno que era autopublicar. Todo eso me hizo notar que no tenía que descartar esa idea, de que había otras formas de compartir lo que yo quería decir, sin la necesidad de una gran editorial. Fue un momento en el cual reconocí que la persona que quería apoyarme haría todo lo posible por adquirirlo y leerlo”, afirma Camilo. 

Además recuerda que un día, su querido amigo Andres lanzó su libro de poesía. “Creó sus poemas en medio de la pandemia y publicó su poemario. Volví a investigar y encontré la plataforma para la distribución de mi libro de impresión por demanda. Es una opción muy buena en donde debo cumplir algunos requerimientos como proteger la obra de usos legales, cumplir con las indicaciones de la Cámara colombiana del libro en el país o en cualquier otro lugar del mundo, con el código ISBN”, afirma.  

Fresneda dice que el libro está hecho como el Spider-Man que se señala a sí mismo. Yo soy el diseñador, diagramador, escritor, el de publicidad, el de relaciones públicas. Soy todo. La autopublicación es exigente, no es fácil, pero cuando ví el resultado con todas las fallas de diseño y diagramación, me sentí muy feliz. sentí que ese era mi hijo. Con el paso de las siguientes impresiones, noté que esto ya tenía cara profesional. Ya no había excusa para no hacerlo, decidí sacar mi libro en medio de una pandemia y de tantas noticias horribles. La estrategia para el libro era una voz que quería contarle algunas historias en medio de tanto ruido, cuentos con los cuales se puede relajar, identificar, molestar y cuestionar”. 

Y agrega que la poesía es muy grande y bella para él, “es tan masiva que siento que mis brazos se quedan muy cortos para abrazarla”. Requiere de mucha habilidad de lenguaje, de dominio del idioma, dice. “De corazón admiro a quien crea poesía. A veces, me robó algo de ella para plantear ciertas cosas con otras palabras. Por otro lado, una historia completa es algo que quiero contar en algún momento, en mi cabeza tengo una idea más larga y extensa que me gustaría publicar. La cosa es que eso me demanda mucho tiempo, habilidades de relación y técnicas que aún no creo tener, pero apenas las vea en mi ser, haré una historia más compleja”.

Al final, dice, abrazó los cuentos porque su blog daba para que una persona se sintiera cómoda al leer mi contenido. “No es algo parecido a un PDF de un montón de páginas que nos molesta observar. Me di cuenta que mi blog era un espacio para crear historias de un mínimo de tres cuartillas, lo cual me generó un proceso de práctica para construir historias complejas en pocos caracteres. Los cuentos tienen la posibilidad de no tener tantos personajes, lo cual hace que la narración sea un poco más sencilla en su técnica, con un interior muy profundo y amable. Es algo que se puede leer en un Transmilenio o en un taxi. Es una historia que se puede retomar cuando tengas el tiempo para hacerlo”. 

Camilo afirma que el proceso de escritura tuvo sus días complejos. “Todos los momentos de escritura fueron difíciles, no me encontraba bien emocionalmente o estaba perturbado por alguna idea. Ningún cuento fue fácil de contar, por eso creo que es un acto de meditación: de llegar y coger todas esas cosas que te presionan y arrastran hacia un pozo sin fondo. Es un momento en el cual debes aterrizar con tantos pensamientos e ideas en la mente. Escribir me ayuda a aclarar muchas ideas, superar situaciones y dejar de vivir en el pasado. Es una gran herramienta para dejar ir las molestias que hay en nuestro mundo interior”, reflexiona. 

El libro explora historias melancólicas y muy reflexivas, con las cuales Fresneda ha tratado antes en su blog. “Encontrarán realidades que se narran por medio de los ojos de personajes que no son tan comunes como un marihuanero, alguien depresivo o que simplemente le gusta la lluvia porque de alguna forma le ayuda a tener viajes introspectivos. Hay historias de locura y lucidez, según como la vea la gente. Hay interpretaciones de objetos cotidianos y de cosas tan simples como el significado de un color”.

El mayor deseo del escritor es que la gente disfrute el libro, que puedan encontrar algo valioso que complemente su visión del mundo. Hay momentos, dice, en los que necesitamos lanzarnos a hacer algo para inspirar a otros. “Desde el primer cuento y hasta mi más reciente libro, la gente puede encontrarse con mi historia personal de seis años de cuentos. Espero que los pueda inspirar un poco con lo que quieran lograr en sus vidas, que tomen la iniciativa para darse cuenta que se pueden hacer muchas cosas desde cero. No soy una persona que cuenta con una gran editorial, las habilidades o una plataforma de publicidad, pero al final del día, siento que uno puede hacer cosas enormes, si se propone a hacerlo”.

Camilo Fresneda Larrotta es el autor del libro Cuentos Rotos, un compilado de textos cortos que narran diferentes historias alrededor de las experiencias de personajes ficticios en ambientes reales o en los que sus protagonistas son personas reales en ambientes imprevistos. Son historias mezcladas con locura, melancolía, urbe, amor, sexo, alcohol, introspección, poesía y mucha lluvia. 

Pueden adquirir el libro por medio de su página web  o contactando a Camilo en sus redes sociales (@cfresneda). ¡Las y los invitamos a darle la oportunidad a este proyecto emergente y lleno de amor por la literatura!