Foto tomada de Facebook: Organización Femenina Popular

La Organización Femenina Popular: cuatro décadas empoderando a las mujeres

En Barrancabermeja, Santander nació hace 45 años la Organización Femenina Popular con el ánimo de brindar herramientas a las mujeres para defenderse de la violencia intrafamiliar, el sometimiento y la falta de oportunidades.
Jueves, 8 Marzo, 2018 - 03:58

Por: Laura Contreras

Yolanda ríe cuando le pregunto por qué hace lo que hace. Es casi como si no fuera consciente de su papel, del símbolo que representa en la lucha por la igualdad de género en Colombia. 

A orillas del Río Magdalena, una joven inquieta de padres campesinos, se unió a un proyecto de la comunidad eclesiástica que pretendía enseñar modistería a amas de casa con la intensión de darles herramientas para que no dependieran tanto de sus esposos. Comenzó así, como una invitación casual, sin comprender que este paso la acercaría a crear una de las ONG de mujeres más antigua de nuestro país.

Corría el año de 1972 cuando Yolanda Becerra se unió a un grupo de amigas en Barrancabermeja, Santander y formó la Organización Femenina Popular. 45 años después el papel de la OFP sigue más vivo que nunca.

“La OFP surge como una realidad que en ese momento padecíamos nosotras las mujeres. La realidad de las mujeres era muy dura dentro de la casa, no tenían las condiciones para reclamar sus derechos, para ser ellas. De ahí empieza todo un proceso de organización de la mujer, respondiendo no solo a sus necesidades sino al de su entorno social y familiar”, cuenta.

De ser un lugar de encuentro para unas pocas mujeres que hacían cursos de modistería y manualidades, el discurso evolucionó a temas más profundos. Denunciaron la violencia en sus hogares, se sumaron a protestas y también encararon la violencia. Tanto, que Yolanda y sus amigas, que ya se contaban por centenares, tuvieron que enfrentar amenazas de las Farc, el ELN, el EPL y los paramilitares.

“El conflicto nos afectó mucho como organización, pasamos por todo tipo de hechos dolorosos. Fuimos víctimas de asesinatos, persecución, estigmatización, destierros”, comparte con nostalgia Yolanda.

Los años 2000 al 2006 fueron los periodos más difíciles. Sin dejarse amedrentar, Yolanda seguía como líder impulsando a las mujeres a mantenerse unidas, mientras veía cómo su colectivo vivía más de 150 agresiones y el homicidio de tres de sus integrantes: Esperanza Amaris, Diofanol  Sierra y Yamile Agudelo.

Una vez superado este episodio, la Organización Femenina Popular logró recuperarse y ahora vive un proceso de reparación colectiva.

 “Somos un sujeto de reparación colectiva porque el Estado colombiano reconoció todas las afectaciones que ocurrieron por acción o por omisión en cuanto a nosotras y estamos trabajando para darle una vuelta a la página en ese capítulo y continuar construyendo la paz desde nuestro trabajo con las mujeres y sus familias”.

El trabajo que inició Yolanda en su juventud, ya no es suyo. Ahora es responsabilidad de decenas de mujeres que organizan y disfrutan de las capacitaciones, incentivos económicos, acompañamiento legal y cómo no, apoyo emocional. Su historia es solo un ejemplo de la importancia que tenemos las mujeres en la construcción de la paz.

“En esta lucha de transformación de la realidad ganamos todos, los hombres también ganan porque la vida se les convierte también en una vida más humana, más justa, más feliz y yo creo que necesitamos construir sociedades felices. Esto solo lo trabajamos trabajando hombre y mujeres, juntos”, concluye.