Girardota, un recuerdo de por vida

Cada ocho días recorremos los municipios del Valle de Aburrá buscando sus sitios turísticos más importantes para que los vayan a visitar, sin embargo, en esta ocasión les contaremos una anécdota cotidiana del municipio de Girardota.
Martes, 20 Marzo, 2018 - 09:43

Por: Mariana Vélez

De pequeña mi familia me llevaba de paseo mínimo una vez por mes a pescar, nadar y montar en lancha, recuerdo que en ese entonces vivíamos en el Barrio Prado de la ciudad de Medellín, una zona patrimonial de la capital de la montaña ubicada en el centro de la ciudad. De allí bajábamos caminando hacia la estación Prado del Metro que queda más o menos a unas 10 cuadras de distancia de la casa y en ese lugar tomábamos un bus que decía Girardota.

Emprendíamos este viaje y recuerdo que el trayecto siempre se me hacía eterno, supongo que era por lo pequeña que estaba que todo se hacía más largo y lento. Después de casi 1 hora y un poco más de recorrido veía una gran pared con adobes grises en plena autopista que me indicaban que habíamos llegado

Risas, amarguras, tristezas y más, fueron los sentimientos que transcurrieron durante mis visitas a este municipio antioqueño. Toboganes llenos de felicidad y goce, lagos repletos de peces que evidenciaban la majestuosidad de la naturaleza y piscinas llenas de niños alegres fueron los escenarios de los que fui testigo cuando era niña.

Sé que gran parte de mi infancia la pasé en este lugar, del colegio me llevaban cada semestre de paseo y para acabar de ajustar mi familia cada mes. De estos encuentros familiares aprendí a amar la pesca, los momentos en familia y el disfrute de la simpleza de la vida. Actividades que podían realizarse sin problema a unos pocos kilómetros de Medellín. 

Cuando fui creciendo cuando me hablaban del municipio de Girardota yo sólo recordaba el parque de la caja de compensación familiar que visité tantas veces. Así que decidí indagar acerca de los lugares más importantes y destacados del pueblo; en primer lugar me encontré con Inverlagos, un sitio de pesca y recreación que después de más de 10 años de servicio cerró sus puertas.

En el pueblo también se encuentran la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, El Señor Caído que es un icónico lugar de peregrinaje para los paisas, los senderos ecológicos de la vereda San Andrés, la Casa de la Cultura Pedrito Ruiz, los caminos de Piedra de la Vereda la Matal los tradicionales trapiches paneleros y los charcos de la vereda El Barro.

Alguna vez escuché decir a la algunos familiares de mi mejor amiga que debían ir caminando hasta Girardota  para pagar unas promesas que anteriormente habían realizado y preguntando me encontré con que esta es una práctica común entre los más creyentes, y hace de este municipio un lugar de interés para los católicos. Cada año el municipio recibe cientos de personas que llevan a pie, de rodillas o en silla de ruedas.

Hoy por hoy, este pueblo es un gran referente del norte del Valle del Aburrá e invita a las personas a crear recuerdos, como los míos, con sus calles, sus iglesias y su gente.