Una cita con Andrea Echeverri

Recorremos junto a una de las artistas más importantes de Colombia las historias del álbum "La Pipa de la Paz" de Aterciopelados.
Domingo, 12 Diciembre, 2021 - 06:49

Por: Álvaro González Villamarín

Viajemos a 1996 e imaginemos que alguno de ustedes toca en la agrupación más importante de su país, un año antes, su álbum El Dorado (1995) se convirtió en un hito, no solamente en Colombia, sino en Latinoamérica y ahora tienes la responsabilidad de grabar un nuevo disco, que logre confirmar el éxito del anterior y crear también una historia propia y poderosa.

En 1996 Andrea Echeverri y Héctor Buitrago lograron presentar La Pipa de La Paz un disco con una personalidad y con muchas pistas de lo que sería el sonido de Aterciopelados a finales del siglo XX e inicios del siglo XXl. Bajo la producción de Phil Manzanera la agrupación logró hacer una obra maestra de la música colombiana, son 15 canciones, que tienen invitados especiales como Enrique Bunbury y lo que significó Londres en ese proceso creativo.

En este episodio de Una cita con el Profe nos acompaña Andrea Echeverri, una de las artistas más importantes en la historia musical de Colombia, junto a ella vamos a conocer las historias detrás de La Pipa de La Paz (1996) y el significado de este disco en la carrera de Aterciopelados

Andrea, ¿Qué pasó en 1996 con ese reto de La pipa de la paz? Porque sin duda el primer y el segundo disco de Aterciopelados son muy importantes, pero el tercero, de ese disco dependía yo creo de toda la carrera de lo que ustedes desarrollaron.

¿Qué hay? ¿Qué más? Es que eso fue una época muy tremenda, y La pipa de la paz (2021) tuvo que ver directamente con que nosotros le abrimos conciertos a todo el mundo, fuimos teloneros de Soda Stereo, de Caifanes y luego de Héroes del Silencio, entonces estábamos buscando un productor para La Pipa y don Phil Manzanera, que además de ser músico de rock y de tener un estudio en Londres, hablaba español, porque es hijo de una señora pereirana; fue a Madrid a escucharnos cuando le abrimos a Héroes

Ahí se arregló toda la idea de grabar ese disco con don Phil, porque pues imagínese, nosotros salimos de tocar por ahí como en un lavadero y después nos fuimos a grabar un disco a Londres, o sea, esto era como una locura. En ese entonces el mercado del disco estaba bien y mandaron a toda la banda a Londres, nadie conocía, nosotros estábamos absolutamente felices allá, cambiamos nuestro vestuario, íbamos a conciertos, yo vi a Bjork  por primera vez en vivo, fue una época súper bonita y don Phil es el mejor de los productores, es un bacán y él no es muy técnico, sino que nos daba mucha confianza, de hacernos sentir bien, de hacer las cosas relajados. 

Hay muchos recuerdos super bonitos de La pipa de la paz, de don Phil Manzanera de Virginia Waters, que era el lugar donde estábamos y de ahí cogíamos el tren, íbamos a Londres, más chévere. Esa Pipa de la paz fue cheverísima.

Nosotros estábamos en un apartamento y teníamos un horario de trabajo y los fines de semana salíamos de paseo, imagínense a Londres, estábamos todos así súper felices, íbamos caminando y de pronto vemos en una pared, un afiche que dice “Festival Colombiano” con Totó la Momposina y Cimarrón, o sea, estaba todo el mundo allá en Londres, por eso, en La pipa de la paz está esa fusión con lo colombiano, toca Cimarrón y los vallenateros de “Baracunatana”; cogimos un teléfono, conseguimos a los músicos y fueron al estudio de don Phil, fue una coincidencia cheverísima. Irse usted por allá tan lejos sentirse tan exótico y mire, ahí estaban todos los compas, pasamos buenísimo, memorable totalmente.

A comienzos de los 90, Phil Manzanera acompañó procesos creativos de Fito Páez, Draco Rosa, Héroes del Silencio y llegó por supuesto a Aterciopelados. Esta relación colombiana de él, de sus orígenes, ¿Qué significó para ustedes en su proceso?

Don Phil era como todo relajado, para él teníamos era que pasarla bueno y nos contaba anécdotas de otros artistas famosos, que uno pensaba que eran más o menos los inalcanzables, y él decía no pero tal persona medio desafinadita, como para hacerlo sentir a uno bien. Además él estaba rodeado de un equipo de gente tremenda porque en esa época todo era análogo y no había todas estas cosas de ahora, tenía varios ingenieros y entonces mientras uno iba y dormía los chicos pulían y no sé qué, lo que uno había hecho de pronto estaba en un nivel así súper elegante y todo sonaba increíble, todo era buenísimo, pero a la vez él lograba que uno se sintiera cómodo, creo que después de haber trabajado con una cantidad de productores todos diferentes, esa es la virtud de don Phil y yo hace como unos cuatro años o tres tal vez estuve con él en Italia y seguía siendo el mismo man, como que uno lo que tiene que estar es contento y pasarla bueno y disfrutar,  pues porque en el mundo de la música hay mucha gente que está pensando en otras cosas, yo misma, soy lo menos disfrutona del mundo, soy toda histérica y quiero que todo esté perfecto y me oigo desafinada y doy alaridos.

Él tiene otra onda, súper bonita y súper relajada y eso logró que en un momento como el de La Pipa, que como sumercé dice, era un momento muy exigente porque habíamos salido de “Florecita Rockera” y no sé qué, y ahora bueno muestre a ver…, y él logró que el momento no fuera difícil, hay otros productores qué lo hacen sentir a uno mal e inseguro, pero con Don Phil era todo lo contrario, cada uno disfrutaba del momento, de sus capacidades y de pronto de sus limitaciones, pues ahí entre todos los técnicos y maravillosos músicos, aquí las disimulamos, fue realmente muy chévere.

Aterciopelados era una banda que alternaba con Caifanes, Café Tacuba, Soda Stereo, Molotov, o sea el War Tour y todas estas cosas, ¿el proceso de composición qué tan fácil fue? Entre el 95-96 éramos el centro del mundo y Andrea era la única mujer de todo el parche, ¿cómo fue ese acercamiento de composición? 

Después de El Dorado (1995) no parábamos, también estuvo Comfort y música para volar (1996), y pues lo compusimos por ahí en los huequitos, no éramos de componer en hoteles, sino más bien en espacios que teníamos en la casa.

Recuerdo ensayar con toda la banda, cuando llegábamos a tocarlo donde don Phil nos lo sabíamos perfecto, porque eso depende. Hay discos que sumercé no toca, en general uno no toca los discos, sino hasta después de hechos, porque muchas veces son como un experimento de estudio, entonces pues sumercé ahí tiene unas ideas y prenden todos los aparatos y empiezan a pasar cosas, cómo fue por ejemplo con Caribe Atómico (1998). La Pipa tiene mucho de esa banda que está tocando todo el tiempo, estábamos todos con un nivel de entrenamiento duro. Los demos, lo que llevamos nosotros a donde Phil ya estaba súper armado y ya todo el mundo se sabía sus partes muy bien; de hecho, pues eso de mandar a toda una banda Londres es una locura si uno después lo piensa, porque en la mayoría de los álbumes van sesionistas, qué sé yo, pero eso fue el viaje de todos para allá que fuera parte del encanto del disco.

Es un disco que tiene joropo, vallenato, música indígena. Escuchar un disco tan amplio y que salía tan natural, es precioso, es muy completo con un muy buen sonido, creo que ahí dieron muchas pistas de lo que podría ser el rock colombiano no solamente esos 90, sino de lo que estamos viendo en el siglo XXI…

Sí, uno de los chicos que trabajaba con don Phil, porque él tenía muchos músicos amigos entre el parche, de hecho, algunos de los que tocan en la Pipa son músicos de Draco Rosa, el trompetista, el percusionista; y uno tenía una banda y fue el que hizo esos episodios electrónicos en “La culpable” y luego también hubo unos remixes muy chéveres, hechos también por él, de “Baracunata”, toda electrónica. La pipa de la paz (1996) es uno de los favoritos de mi hija Milagros, mío no tanto, porque desde que llegué me decía don Phil: “más actitud”, y ese disco digamos que tiene esa vuelta, es cosita seria.

Entonces yo lo oigo y no me gusta, siento que yo ya tengo suficiente actitud, a mí me toca es controlarla, qué fue lo que pasó por ejemplo en Caribe qué es un disco elegante y yo elegante sueno re bien, de pronto porque me sobra actitud; creo que ese disco tiene full actitud rebelde que a unos gusta como le digo a mi hija, a mí no tanto, pero imagínese, “Cosita seria” sí me parece que es un clásico, además es como el jingle de Mitú y de todas esas cosas que están pasando ahora, ese “Cosita seria” es tremendo, yo me acuerdo de que hubo un periodista gringo por ahí que dijo que nunca en su vida había oído tantos no en un disco, estábamos arrevolverados. 

Uno de los hitos más grandes de la historia del rock colombiano es tener a Andrea en Comfort y música para Volar y en el homenaje a Queen con “Play the game” ¿Qué significa ese momento en la vida de Andrea?

En ese entonces todos los días había algo, también era una trabajadera muy brava porque uno lo menciona y suena como un jardín de rosas y no, era mucha presión, mucho trabajo, viajes, entrevistas. Me acuerdo como con horror de esas tandas de prensa que se hacían, eso era salvaje porque sumercé toca, pasea y eso es chévere, pero hacer prensa por 15 días seguidos y después siga en otro país, eso es duro, pero fue una época súper increíble y de hecho La pipa de la paz (1996) es el primer disco de un artista colombiano de cualquier género que se nomina a los Grammy gringos, entonces eran cosas y cosas todo el tiempo. Uno se sorprende de todo lo que pasaba y había momentos que uno se sentía como muy encima de todo, en la bola empoderado y había momentos en los que uno quería, no sé…, tirar la toalla e irse para la casa a estar tranquilo un rato.

Uno de los grandes misterios del rock colombiano y uno de los momentos más hermosos fue el MTV Unplugged qué realizó Aterciopelados, ¿qué recuerdo tiene Andrea de los nenes, músicos venezolanos que estaban en la percusión, el rey vallenato que también estaba acompañándolos en ese momento?

Eso fue chévere, sino que no sé, yo recuerdo a Don Rafa decir que ese repertorio era casi el mismo de La pipa de la Paz (1996) y que teníamos que impulsar era La pipa, creo que fue algo así no sé, pero si es que claro que era una bandota y cómo estábamos toque que toque, pues esta uno súper bien, sonando bien y con los nenes esos son muy chéveres y pues claro los Alejos también, buena época esa.