El músico farandulero al que le gusta farandulear

El músico farandulero al que le gusta farandulear

Algunas veces cuando cubro un concierto o voy a un festival, me tropiezo con algunos personajes que andan en estado de levitación.
Viernes, 1 Junio, 2012 - 04:13

Por: Dahiana Rodríguez

Cuántas veces cuando tengo que cubrir un concierto o festival, me he tropezado con el músico que anda en levitación, que exige a los señores de logística su paso a backstage porque es músico y en vez de ser educado y por lo menos ver la banda que está en escenario, se empeña en buscar la mesa, la chica guapa o el licor gratis que justifique su ida al evento para así poder gritar a los cuatro vientos que es un artista que apoya la escena nacional.

Lamentablemente nunca sobran tanto las caras nuevas como las recurrentes de estos  “músicos” que han descubierto en su pequeño cuarto de hora que solo logran ver en su reloj la posibilidad de no solo gorrear entrada si no que también intentan meterse a la fuerza a los camerinos para lograr foto con el artista que sí se presentó y de paso convertirse en su nuevo mejor amigo.

Músicos que si acaso hicieron una canción y con eso tienen cubierta la cuota del año, músicos que les da pereza seguir el proceso de creación, ensayo y grabación de su trabajo. Músicos que hace 3 meses tenían un grupo y que ahora han decidido experimentar con nuevos sonidos que ni ellos mismos conocen. 

Respeto a los que sí se encierran a crear, a los que pagan sus entradas para los eventos, los que hacen el deber de oír y aprender y así mismo enriquecer su música. Los que llegan sobrios y recuerdan al otro día lo que vieron. Los que no exigen pero sí ofrecen, de por dios de cuando acá el “es que usted no sabe quién soy yo” es el santo y seña para hacer su recorrido farandulero por las zonas VIP de escenarios y eventos.

Está saliendo una nueva generación de músicos que aún no han sido tocados por el bicho farandulero, y que espero se mantengan en su disciplina, que disfruten los eventos, que sigan trabajando en sus sueños y que nunca dejen de ser espectadores como lo hemos sido todos nosotros.