Ilustración por Fabián Parrado

Los abuelos del cómic: ocho historietas clásicas

Más de un siglo del arte de narrar historias con viñetas. 
Miércoles, 5 Enero, 2022 - 09:03

Por: Juan Sebastián Barriga Ossa

Estar frente a un cómic es una experiencia hermosa. Disfrutar de la sutileza de los cuadros, mientras se analiza cada detalle del dibujo a la par que se imaginan los sonidos de la escena, es algo que estimula todos los sentidos. El cómic es un arte que puede ser tremendamente elaborado, lleno de colores, universos, personajes e historias fascinantes, o puede ser algo tan simple como unos cuantos trazos hechos en blanco y negro que cautivan nuestra atención y nos hacen reflexionar acerca del mundo. 

El contar historias con dibujos es algo que ha acompañado a la humanidad por siglos. Civilizaciones de todos los continentes plasmaron su historia de forma gráfica en piedras, paredes, pergaminos, pero fue hasta la invención de la litografía en 1796 que se puede hablar del inicio de la historia del cómic

Durante el siglo XVIII el arte gráfico impreso de forma masiva se usó como sátira política, sobre todo en Francia, donde se aprovechó el potencial masivo de esto para criticar al rey y promocionar las ideas que derivaron en la Revolución Francesa. 

Pero fue con la llegada de la modernidad que ya se puede hablar del cómic como lo conocemos hoy. Hacia finales del 1800, varios periódicos y revistas, sobre todo en Estados Unidos, comenzaron a publicar viñetas que abordaron distintos temas. Desde la reflexión política hasta miradas graciosas de la cotidianidad. 

Esta se convirtió en una de las primeras formas de entretenimiento masivo ya que en esa época no mucha gente sabía leer, pero los dibujos de las viñetas eran una gran estrategia para vender periódicos. 

A lo largo de los años, este arte ha evolucionado de tal forma que actualmente varias de las historias que nacieron en el papel, son la base del cine, las series de televisión y los videojuegos, más populares del momento. 

Por eso decidimos repasar un poco la historia del cómic para revisar algunos de sus títulos clásicos. Varias de estas tiras cómicas se crearon hace un siglo y son unas muestras de creatividad alucinante que vale la pena leer una y otra vez. 

Little Nemo in Slumberland (1905)

El reino de los sueños es el lugar al que el pequeño Nemo viaja todas las noches para tener aventuras alucinantes y surreales. Esta historieta creada por Windsor McCay y publicada originalmente en el periodico New York Herald, fue muy revolucionaria por sus narraciones y por su gráfica pionera en el uso de color. 

Cada aventura de Nemo, que en latín significa Nadie, comienza cuando se va a dormir y es recibido por Flip, un payaso vestido de verde que lo guía por el extraño y hermoso reino de los sueños, en donde sin importar que tan complicada se ponga la cosa, la última viñeta siempre termina con Nemo sano y salvo en su cama. En su primera edición, Nemo es convocado por el propio Morfeo y con el pasar de las entregas nos enteramos de que su visita a este reino, se da para que la princesa del mundo de los sueños pueda jugar con él.

Krazy Kat (1913)

Considerado uno de los cómics más importantes de la historia, esta serie creada por George Herriman y publicada por New York Evening Journal, cuyo dueño era William Randolph Hearst, el magnate de los medios de comunicación en el que se basó El ciudadano Kane (1941), ha inspirado a todo tipo de artistas por más de un siglo gracias a varios elementos. 

El primero es la extraña historia que abarca, la cual es una compleja relación de amor, violencia y obsesión entre un gato negro llamado Krazy y un ratón blanco llamado Ignatz. Krazy intenta de muchas formas conquistar al pequeño Ignatz, pero la respuesta de este siempre es lanzarle un ladrillo en la cabeza, lo cual es un placer para Krazy. A parte está un perro policía llamado Bull Pupp, quien ama a Krazy y trata a toda costa evitar las agresiones de Ignatz. 

Para la crítica, este universo estuvo muy adelantado a su época porque muestra muchos elementos surrealistas en su historia y trazo, además a Herriman le gustaba jugar con las posibilidades del lenguaje, la fonética, y la gramática, muy al estilo de lo que luego hicieron los dadaístas. 

A parte, Krazy no tiene género, lo cual a inicios del siglo XX era algo muy desafiante y por último, todo el éxito de esta historieta fue un acto de rebeldía debido a pesar de tener la tez clara, George Herriman era afrodescendiente, ya que fue hijo de una persona de piel negra y otra de piel blanca, algo que no se supo hasta 30 años después de su muerte. Pero a lo largo de su obra se pueden identificar personajes afros y varias reflexiones acerca de la ambigüedad que supuso para él su color de piel. 

The Yellow Kid (1895)

Este es uno de los cimientos del cómic moderno, creado por Richard F. Outcault y publicado originalmente en el periodico New York World, propiedad de Joseph Pulitzer, este está protagonizado por un niño calvo, dientón, que siempre está descalzo y viste una camisa larga llamado Mickey Dugan. Luego el personaje pasaría a las amarillas páginas del diario Journal American, de William Hearst, y ahí ganaría su apodo de Yellow Kid o El Chico Amarrillo. 

Este personaje vivía en un callejón con otros parias, y era una crítica a cómo la sociedad margina a las personas. En ese momento, Nueva York vivía una de sus primeras olas migratorias y las calles se comenzaron a llenar de extranjeros empobrecidos, estigmatizados y despreciados. Por eso Mickey Dugan hablaba en jerga y tenía una apariencia harapienta.

A parte de plantar la semilla del cómic moderno y ser un fino crítico de su contexto, Outcault masificó el uso del globo de diálogo, ya que al inicio el chico amarrillo no hablaba, sino que tenía frases escritas a su camisa, luego con la introducción de un loro, el chico empezó a hablar. 

Algo curioso de este cómic es que también ayudó a dar concepto a lo que se conoce como periodismo amarillista, ya que el tipo de reportajes sensacionalistas, exagerados y frecuentemente mentirosos eran los que se publicaban en los diarios en los que se encontraba esta historieta. 

Ally Sloper (1867)

Este personaje creado por Charles H. Ross e ilustrado por su esposa Émilie de Tessier para la revista británica Judy, es considerado el primer personaje recurrente de la historia del cómic. Ally Sloper era un vagabundo desempleado cuyo nombre hacía referencia al acto de escaparse por el callejón cuando el casero venía a cobrar la renta. 

Este fue un personaje humorístico y satírico que también fue el primero en trascender el mundo de las viñetas para también hacer publicidad e incluso cortos animados en los primeros años del cine y su icónica imagen llegó a inspirar a artistas como Charlie Chaplin. 

Flash Gordon (1934)

El cómic Buck Rogers es considerado como el primero de ciencia ficción, pero su rival Flash Gordon fue el primer gran personaje de este género que se instauró en la cultura popular. Este fue creado por el dibujante Alex Raymond, quien se inspiró en el libro When the Worlds Collide (1933), en el que un planeta se acerca a la tierra y amenaza con destruirla. 

Pero en Flash Gordon, la trama es más atrapante, ya que Flash es un atleta de la Universidad de Yale que mientras viaja con la periodista Dale Arden, sufre una accidente aéreo causado por un meteorito que golpeó su avión. Ambos sobreviven y llegan a una isla donde se encuentran con el doctor Hans Zarkov, quien descubrió que un cometa se acerca a la tierra. El científico, a punta de pistola obliga a la pareja a subir con él a un cohete con el que pretende desviar el curso del cometa, pero al acercarse descubren que es un planeta llamado Mongo

Este lugar está regido por el tirano Ming el Despiadado, quien planeaba conquistar la Tierra. Gordon, Arden y Zarkov deciden evitar esto y empiezan a combatir al malvado Ming. Buena parte del éxito de Flash Gordon, no solo se debió a su atrapante trama, sino a su estilo de dibujo. Hecho a color y muy detallado, este trazo era un goce estético que atrapó al público, por su estilo sensual. 

La Familia Addams (1938)

Antes de convertirse en una de las familias más icónicas del cine y la televisión, los Addams fueron una popular viñeta de la revista The New Yorker. Su creador Charles Addams, fue un popular caricaturista y esta serie plasmó su gusto por lo tétrico, fantasmagórico y gótico. 

Durante su vida creó 58 tiras cómicas protagonizadas por esta familia, las cuales eran de una sola viñeta llena de humor negro, en el que mostraba a los personajes envueltos en divertidas y absurdas situaciones. Antes de que los Addams llegaran a la televisión en 1964, los protagonistas no tenían nombres y sin duda, estos simples pero divertidos dibujos, ayudaron a crear parte de la estética gótica y oscura del presente. 

El Eternauta (1957)

El viajero de la eternidad, o El Eternauta, es el protagonista de una de las novelas gráficas más representativas del cómic latinoaméricano. Este personaje cuyo nombre es Juan Salvo, es probablemente el único sobreviviente de una invasión extraterrestre quien ha viajado por varias realidades hasta materializarse en la casa de Héctor Germán Oesterheld, guionista argentino creador de esta historia que originalmente se publicó en la revista semanal Hora Cero

La historia sucede en Buenos Aires, ciudad que donde luego de que cayera una tormenta de nieve que mata a quien la toca, es asediada por una serie de extraterrestres los cuales luchan contra los pocos humanos sobrevivientes, entre ellos Juan quien después de lograr entrar en una de las naves enemigas es transportado por distintas realidades. 

Esta es una historia de culto de la ciencia ficción latina y para muchas personas es una creativa y mordaz crítica al totalitarismo, la guerra y a cómo quienes la causan, no luchan en ella sino que manipulan al resto para morir en el campo de batalla.

El Eternauta ha tenido múltiples reversiones y se ha adaptado a todo tipo de formatos, desde la radio hasta el teatro, y es tan importante para la literatura argentina, que forma parte del pensum escolar. 

Superman (1938) 

Action Comics #1 es un nombre que todo fan de las historietas reconoce, es el santo grial de los coleccionistas y la cuna del superhéroe más famoso de la historia. Superman no necesita presentación ya que la historia del periodista Clark Kent, cuyo nombre de nacimiento es Kal-El, el niño sobreviviente de Krypton, ha tenido incontables adaptaciones a todos los formatos posibles. Pero más allá de ser una de las franquicias más conocidas y lucrativas de la historia, la importancia de Superman recae en que formó el concepto de superhéroe y todos sus elementos. La vestimenta, la capa, los poderes, todo esto fue producto del trabajo de Jerry Siegel, guionista, y Joe Shuste, ilustrador.

Ambos tardaron cinco años en vender a este personaje inspirado en seres mitológicos como Hércules y en personajes de cine y de la cultura popular estadounidense, y cuando lo lograron crearon toda una revolución narrativa que sigue alimentando el imaginario colectivo del planeta.