Skate

"¡No somos vagos ni viciosos ni rompemos todo!" y otras reflexiones del Día Mundial del Skate

Hablamos con varias personas que participaron de la rodada masiva para ahondar en lo que significa ser skater en Colombia y aspirar a vivir del deporte.
Jueves, 24 Junio, 2021 - 03:02

Por: María Claudia Dávila

Son apenas las diez de la mañana y ya hay más de mil patinetas rodando por el Parque Santander. Se escucha la fricción áspera de varias ruedas intentando deslizarse por el curtido y agujereado suelo del centro bogotano. También hay hip hop a todo volumen que hace retumbar los pies y vibrar las maderas de las tablas de quienes montan. Pica el sol. Unos ocho policías que están justo al frente de la oficina de la DIAN miran la escena fijamente mientras sostienen sus bolillos. Varios gritos de quienes alzan sus patinetas, fuman marihuana o simplemente están con su grupo de amigos anticipan los trucos de quienes ante la multitud, como en un espectáculo, saltan andenes y escaleras de más de quince peldaños, se deslizan por los tubos y hacen girar su patineta mientras levitan con el cuerpo durante un par de segundos para volver a aterrizar al piso con un “tas” que corta de tajo la demostración. 

“Acá no hay miedo o hay muy poco”, dice Andrés Contreras, quien comenzó a patinar hace más de veinte años, en el 99, y quien fundó SkateCol, una de las marcas audiovisuales más reconocidas entre los skaters en Colombia y que sirve como una plataforma para difundir vídeos y podcasts sobre esta cultura divergente cuyo estilo de vida y estética ha permeado todo el país.

Mientras Andrés explica esto, hay quienes después de intentar un truco ruedan como dando un bote mientras caen, quienes evadiendo ese bote se apoyan con las manos en el piso para caer de frente y quienes saltan varias veces luego de perder el equilibrio para amortiguar la caída. “Yo no le puedo explicar a alguien que no sabe de esto por qué después de intentar saltar unas escaleras, uno se cae y quiere volver a hacerlo. Hay que entenderlo, hay mucha adrenalina de por medio”, agrega Contreras. 

Por su parte, Nicolás Cubillos, quien tiene 13 años y está buscando ser profesional en el skate dice que lo que más lo emociona de esta disciplina son “las vibras de la gente” y cómo entre skaters se apoyan para lograr nuevos trucos. Para Valentina Díaz, líder de Sobre Ruedas Girls, un colectivo que busca empoderar a las mujeres a través de la patineta, lo más importante es la diversión: “más que competir, para mi el skate es salir de mi casa, llegar a un lugar, hacer nuevos amigos y que me tiren la energía por un truco que llevo haciendo todo el día”, explica.

Diego Hernández, quien fundó uno de los colectivos de más vieja data en el país, llamado Los Angeles Team, dice que el skate “es un arte, una familia, es estar con los amigos”. Y explica que aunque el día del skate se celebre todos los 21 de junio en todo el mundo, el día del skate ocurre todos los días. Y agrega que la vida de quienes se hacen llamar skaters “es rodar por todo lado”. 

Las etiquetas que se le ponen a quienes patinan

“Cuando patino, saco un truco y además estoy con mis parceros, siento que me libero de todo, pero dejé de practicar por un año porque en mi casa no me apoyan. Dicen que eso es puro vicio. Mi familia es muy chapada a la antigua”, afirma Valentina Sánchez, quien tiene 18 años y aprendió hace unos tres años a montar tabla. 

Su mamá, explica la joven que está con otra amiga skater, piensa que ella fuma solo por rodar en su patineta. “Me dice que eso me va a volver viciosa, que la gente que hace esto es vaga y que no hace nada por la vida”, agrega. 

El prejuicio no solo la toca a ella, ha tocado a varios que hoy le apuestan a distintos proyectos para intentar desmontar poco a poco esas etiquetas. “Como pasamos tanto tiempo en la calle, piensan que somos vagos o que hay drogas solamente y no: hay más cosas”, explica Diego Hernández, quien dice que en muchos ámbitos “hay drogas y gente mala”, pero que lo importante es la juntanza que surge de todo esto. “Lo bonito del skate es que se convierte todo en una familia”, puntualiza. 

Por su parte, Diana Avila, quien es conocida en el mundo del skate como Merly y quien junto a Valentina Díaz fundó Sobre Ruedas Girls menciona que desde el 2011, cuando conoció el skate, descubrió que este es un estilo de vida, una forma de desahogo y tambiénuna manera de quitarle a los chicos el vicio, la delincuencia, porque realmente cuando asumen este deporte se ve mucho el cambio en la vida de ellos”. 

Además, cree que el estigma poco a poco ha cambiado. “Antes se veía al skater más como el vago, el que rompe todo, el que daña, pero ahora nos estamos convirtiendo en deportistas realmente, incluso es un deporte olímpico”.

Y sí, tal como explica Diana, el skateboarding es uno de los cinco nuevos deportes que han sido introducidos al programa Olímpico de Tokio, el cual constará de dos subcategorías a ser calificadas: street, cuyo recorrido será similar al de un skatepark y park, que tiene sus raíces en las piscinas sin agua que los skaters utilizaban en Venice Beach, en los Ángeles para practicar este deporte en sus orígenes.

Jhan Carlos González, el primer colombiano que va a representar a Colombia en los Juegos Olímpicos de Tokio este año y a quien nos encontramos en la rodada del lunes también reconoce que en este ámbito hay droga, pero dice que eso es un asunto de cada quién y que él no lo juzga a quien decide fumar. El que fuma, fuma y ya, pero hay gente que fuma y es abogado o jefe bancario. Lo mismo pasa acá”. Y agrega que el hecho de que este deporte se reconozca como olímpico puede ayudar a que los skaters no solo sean vistos como “vagos”. 

Diana Avila también explica que siendo mujer puede ver las etiquetas específicas hacia las patinadoras.Muchos piensan que somos “marimachas” o que todas las chicas que practicamos somos lesbianas. Sin embargo, eso ha cambiado mucho dentro de la comunidad, pero afuera se sigue viendo. Sobre todo antes, se pensaba que el deporte es mucho más de hombres, pero cada vez cambia más la perspectiva. Nosotras con los eventos y la escuela que hacemos, por ejemplo, vemos como los papás cambian su visión de las niñas y el skate”, cuenta. 

Ser profesional y vivir del skate 

Nicolás Cubillos tiene 13 años y comenzó a montar tabla gracias a un programa de la alcaldía de Bogotá. Le gustó tanto hacerlo que desde hace un año y dos meses decidió hacerlo todos los días. Se empezó a destacar entre otros niños y hoy una marca de tablas colombiana llamada Skate Terror lo patrocina. Él tiene claro que quiere vivir del deporte. 

“Desde que conocí el skate comencé todos los días con una rutina. Ya después empecé a sentir que me tocaba salir por lo menos un día, dos horas a la semana. A veces salgo con gente de mi edad y con gente mayor. A veces los mayores sí pueden tener vicios y todo eso, pero a mi eso no me influye. Yo lo que quiero es ser profesional. Quiero llegar a viajar gracias al skate. Mi familia me apoya y me dicen que todo está bien con tal de que no me descuide en el estudio y ya. Eso es lo único que me exigen, de resto puedo salir con quien sea, a donde sea”. 

Los Angeles Team, un colectivo que se fundó hace más de diez años y del cual Diego Hernandez hace parte, justamente apoya jóvenes que le apuestan al skate como deporte. “Este grupo comenzó a través de un grupo de amigos: hacíamos eventos y montábamos en las calles. Poco a poco, empezó a crecer y la gente nos empezó a conocer. Empezamos a hacer eventos, concursos y ya hoy estamos apoyando gente con productos como tablas, ropa y la idea es intentar ayudar tanto como podamos este deporte. Como sabes, no hay tanto apoyo, pero hacemos lo que podemos”, cuenta Diego. 

La falta de apoyo que menciona Diego podría tener que ver con el prejuicio que hay en torno al deporte, explica Andres Contreras de SkateCo. Aunque hoy en día hay mucha gente viviendo del skate, es difícil para alguien que no conoce el deporte ver que esa persona se ensucie o esté en la calle. Les cuesta pensar que se pueda sobrevivir con esto, pero sí se puede. Conozco a muchos profesionales muy infelices y que lo único que quieren es rodar. Y lo grave es que esos estigmas hacen que muchas personas no puedan profesionalizarse por la falta de apoyo”.  

De hecho Andres nos contó que en uno de los episodios del podcast de SkateCol llamado Carreta y Patineta en el que conversó con Diego Hernandez y Mauricio Corredor sobre Los Angeles Team hablaron de cómo ese prejuicio trunca esa posibilidad de ser profesional. “Me contaron que como patrocinadores, a un joven del barrio le dieron una patineta porque era muy bueno, pero fueron a visitar a la mamá para decir que lo querían apoyar como marca y que a futuro si las cosas iban bien, él podía vivir de eso. Y ella no quiso, no lo apoyó, entonces prácticamente tuvo que dejar de patinar”.  

Andrés además explica que es clave tener esa apertura cultural al deporte para que otros se motiven viendo a los profesionales como referente. “Si ves un profesional acá en tu país, te das cuenta que puedes llegar hasta allá. Por ejemplo, si eres joven y te gusta el fútbol y ves a un profesional colombiano de fútbol, vas a querer ser como él. Lo miras y lo aprendes, pero sin apoyo es difícil que esto ocurra”. 

Si esto es difícil para los hombres, puede serlo más para las mujeres, explica Valentina Diaz, de Sobre Ruedas Girls. Dice que el reto más grande es que haya más mujeres patrocinadas por igual como los hombres, que se apoye más el talento de las chicas por como son, por su energía, su estilo y que haya una comunidad más fuerte. Además pone sobre la mesa lo que ella llama “el círculo vicioso del fracaso” y es que “el gran talento termina teniendo que trabajar porque no tienen los recursos para poder patinar. Mientras la persona va y trabaja, pierde el tiempo que podría estar gastando haciendo su deporte y profesionalizándose y al final tiene una tabla perfectamente nueva y con todos los juguetes, pero no tiene el tiempo para practicar”. 

A falta de apoyo: autogestión 

La rodada del skate no es solo una rodada, es un espacio autogestionado en donde la gente pasa vendiendo cerveza, tienen puestos de sánduches, stickers, calcas y en el que se toman fotos y videos para autopromocionar su talento en redes sociales. No hay un organizador oficial, simplemente el parche sabe la información básica. Se empieza en el Parque Santander, un punto que los skaters fueron cooptando para montar, hay una parada obligatoria en el Parque Nacional, desde donde se botan desde la circunvalar, y hay una ambulancia abajo esperando en caso de que ocurran accidentes. Terminan por la noche, en el Parque de los Hippies, donde no solo montan, sino que parchan con música y más cerveza. 

Así, todo lo autogestionan. Sus parques, espacios, eventos y competencias. Varias de las personas con las que conversamos nos dijeron que hay buenos espacios, pero que no son suficientes y que además, ellos mismos han tenido que gestionar todo para que destinen presupuesto público a los mismos. 

“Los parques de rampas y espacios de patinar, eso no ha llegado a la alcaldía por interés propio. Ellos son ciegos ante eso. Nosotros mismos hemos gestionado eso, tocado puertas. A la gente le incomoda porque estamos usando el espacio público que no es necesariamente para eso, pero que se usa para eso. Ya hemos logrado que los recursos públicos se destinen para ese objetivo. Hacemos escuelas, campeonatos, eventos de inauguración”, nos dijo Andrés. 

Ante necesidades concretas, también se han creado proyectos con enfoque social muy claros. Sobre Ruedas Girls es un ejemplo de ello: la falta de espacios femeninos hizo que se gestara este proyecto con un enfoque de género explícito. “En 2017, nos reunimos tres compañeras para crear un colectivo que ayudara a las chicas a ser visibilizadas y apoyadas en la escena del skateboarding. Con el tiempo nos dimos cuenta que no solo el skate necesitaba apoyo, sino el rollerblade, el scooter, el bmx, el longboarding, el rollerskate. Hemos tratado durante estos años de apoyar todos estos movimientos y modalidades, pero el skate es el corazón de Sobre Ruedas”, nos explicó Valentina Díaz. 

En estos cuatro años en el colectivo han participado alrededor de mil mujeres en todo Colombia. “Ha sido muy bonito el proceso, cada vez hay más chicas y cada vez son más originales, auténticas, rudas, echadas para adelante, sin perder su esencia. Prácticamente durante cuatro años hemos activado a las mujeres para que se den cuenta que sí son capaces, de que pueden y que el skate es para todas las personas que quieran divertirse. Los skaters somos una fraternidad y una hermandad”. 

Antes de que se acabara el evento, cuando ya el frío bogotano se empezaba a hacer más agudo y cuando ya no sonaba tanto el “tas” de las tablas aterrizando en el suelo, sino el bullicio de las risas, las cervezas abriéndose y el punk que salía de una carpa en una de las esquinas de Hippies, entendimos lo que muchos nos habían estado explicando antes: puede ser difícil de ver o entender, pero más allá de las etiquetas que puedan existir, el skate es juntanza, familia, celebración. Es una oportunidad más para sentirse cerca a otros y festejar la vida.