100 años del cómic en Colombia: 5 hitos que marcaron su historia | Imágenes tomadas de Comfandi y El Espectador

5 hitos que marcaron la historia del cómic en Colombia

Este 2024 el cómic cumple 100 años de haber empezado a hacerse en Colombia y la FILBo lo celebra. Te contamos 5 acontecimientos que han marcado su historia.
Miércoles, 24 Abril, 2024 - 09:26

Por: Michel Cárdenas Feria

La Feria Internacional del Libro de Bogotá, en su edición número 36, creó la iniciativa Año 100, con el fin de reunir a varios personajes de la industria del cómic para conmemorar los 100 años de Mojicón, el primer personaje de cómic colombiano.

El cómic se caracteriza por combinar imágenes y texto, además de tener viñetas, que son recuadros delimitadores de cada escena que cuenta una parte de la historia. El texto mayormente se presenta en globos de diálogo, que son burbujas con texto ligadas a un personaje, similares a las onomatopeyas, que son otros espacios de texto con palabras que intentan imitar sonidos como explosiones o golpes.

Y es que el cómic no se reduce solamente a aquellas historietas de superhéroes de las que popularmente se ha hablado en todo el mundo, sino que tiene algunas clasificaciones no oficiales que lo hacen muy diverso. Por ejemplo, manga, humor gráfico, tira cómica, revista de historietas y novela gráfica.

Te contamos 5 hitos que marcaron la historia del comic en Colombia, según el caricaturista Jorge Grosso y Ricardo Rodríguez, experto de Clan Cómics, quienes hablaron con Radiónica sobre la historia del cómic en nuestro país.

1. La aparición del primer cómic colombiano: Mojicón por Adolfo Samper

Es justo comenzar, valga la redundancia, desde el inicio, con la creación y distribución de Mojicón, el primer personaje de cómic del que hay registro en el país. Su primera publicación fue un 19 de enero de 1924 en el diario Mundo al Día.

Adolfo Samper ya hacía caricatura en varias revistas, hasta que en el diario Mundo al Día, su propietario, Arturo Manrique, vio que en Nueva York las tiras cómicas estaban teniendo éxito, por lo que le pidió a Samper hacer una especie de réplica que es lo que conocemos hoy en día como Mojicón.

Dentro de la tira se trataron temas que resaltaban los valores, la amistad, la familia y la cotidianidad del bogotano, todo con humor. Sus personajes tenían nombres de dulces como Gelatina y Bizcochito, entre otros. Su última publicación fue en 1938 a causa del cierre del periódico durante la Gran Depresión.

2. Primera aparición de un stand de cómic en la FILBo a inicios de los años 90

Según los caricaturistas Bernardo Rincón y Jorge Grosso, para las primeras ediciones de la Feria del Libro de Bogotá los integrantes del Círculo de Periodistas de Bogotá tenían un pabellón. Deciden entonces invitar a algunos caricaturistas a participar de la feria, ya que ellos también aportaban a las revistas y periódicos. 

Inicialmente, solo era una mesa, pero a inicios de los años 90 ya tenían su propio stand, que posteriormente creció más y más, hasta lo que hoy en día conocemos como el Pabellón del Cómic en la FILBo, un pabellón completo y bastante concurrido.

3. La realización del primer Festival Internacional del Humor en Calarcá, Quindío (1989)

Para que se realice un festival se requiere primeramente de un equipo que lo quiera hacer, ese era el Taller del Humor. Este nació como resultado de una clase universitaria, pero se extendió para hacer parte de la historia.

Inicialmente, se reunieron jóvenes interesados en hacer humor gráfico y cómic a realizar una pequeña revista que se llamó HumorUN, con la que se dieron a conocer dentro de la Universidad Nacional de Colombia, y luego el grupo se expandió mucho más. 

Dentro de los integrantes de este taller había un interés en hacer un salón del humor, ya que eran muy populares en Europa. Finalmente, se logró hacer en la Casa de la Cultura de Calarcá, Quindío, en 1989. Allí, además de estar la mayoría de caricaturistas que asistían a la FILBo, hubo otros participantes interesados en hacer humor. En este evento se expusieron sus trabajos en tiras cómicas, y cómic en general.

4. El comic recibió los mismos beneficios tributarios que los libros

Esto se podría llamar más concretamente como la aparición y modificación de la Ley del Libro. En 1993 surgió la Ley 98 de 1993 que busca promover la venta de libros y, por consecuencia, la lectura en Colombia. Una manera de fomentarlo es reduciendo o eliminando impuestos a la producción, distribución y venta de libros.

El inconveniente surgió cuando, dentro del concepto de libro, no se incluía al cómic (tiras cómicas o historietas gráficas), los horóscopos, las fotonovelas y las revistas de contenido para adultos. 

Lo más relevante en esta ley ocurre con la Sentencia C-1023 de 2012, que consideró las fotonovelas, tiras cómicas e historietas gráficas dentro del concepto de libro que amparaba la ley para la reducción de los impuestos.

Gracias a esto se logró fomentar la compra y, así mismo, la producción de cómics en el país. Ese cambio en la ley se logró tras una larga e insistente lucha de quienes hacían parte de la industria del cómic.

5. La participación activa del público y de los medios

Si bien históricamente las caricaturas y tiras cómicas se han publicado en los periódicos y revistas, hubo un momento en la historia en el que se pasó de publicar una historieta, un día a la semana, en la última página, a publicarse más de cinco tiras cómicas en una sola edición. Algunas de estas tiras se alojaron en las secciones de crítica y opinión de los periódicos y, hoy en día, es prácticamente imposible no ver al menos una tira cómica en un periódico de circulación diaria.

Eso, sumado al apoyo que le ha dado el público (en especial los jóvenes) a los realizadores y vendedores de cómic en los últimos años, pasa a ser un hito que aunque no tenga una fecha exacta en el tiempo, sin duda es parte fundamental de la historia del comic en Colombia. Es justamente gracias al público que las cosas logran grandes alcances.

Un ejemplo de apoyo al cómic que comentó el maestro Grosso en entrevista con Radiónica, es que hay asistentes a la FILBo (y demás eventos que se relacionen con cómic), que van a los eventos a buscar quién les haga una caricatura. Se convierte entonces en una especie de colección personal de los asistentes, quienes siempre buscan que un artista diferente los dibuje, o que uno mismo los dibuje al pasar de los años.

Además, cada vez hay más artistas interesados en hacer cómics con los que los colombianos se puedan familiarizar e identificar. Basta darse un paseo por el Pabellón del Cómic en la Feria del Libro para encontrar varias historias contadas en lugares comunes del país, o relatos de nuestros antepasados hechos cómics.

Ahora lo que le queda al cómic es adaptarse a las nuevas tecnologías y maneras de hacer y contar historias con imágenes. Lo que sí es seguro es que 100 años son un largo camino y, que muy seguramente, esperan más años para seguir haciendo historia e historietas.