[Reseña] Pickpockets: maestros del robo

Luego de haber sido estrenada en la edición 58 del Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI) llegará a las salas de cine de nuestro país el próximo jueves 12 de abril el largometraje Pickpockets: Maestros del Robo (2018) del director de cintas como La Joven del Arete de Perla (2003), Peter Webber. 
Viernes, 23 Marzo, 2018 - 11:49

Por: Camila Rivas Estrada

La cinta cuenta la historia de Fresh (Emiliano Pernía) y su mejor amigo Doggy (Duban Prado), quienes se encuentran envueltos en el mundo de robos de celulares y billeteras, problemática que en Colombia registra cifras abrumadoras: a diario, según Asomovil, se realizan más de 3.000 hurtos que equivalen a un promedio mensual de 103.000.

Estos números nos ubican como el país latinoaméricano con más robos de celulares al año, aún por encima de México y Brasil, quienes tienen cifras similares. Esto de entrada quiere decir que la temática de la película resulta interesante por ser una apuesta que coquetea con el género cinematográfico de acción e incluso con el thriller; géneros, que si somos sinceros, no han sido explorados ampliamente en el cine colombiano, lo que hace que Pickpockets: Maestros del Robo (2018) se destaque.

Para hablar del cine de acción colombiano debemos recordar a realizadores como el caleño Alexander Giraldo y a los hermanos Juan Felipe y Carlos Esteban Orozco, quienes con sus largometrajes 180 segundos (2012) y Saluda al diablo de mi parte (2011) respectivamente, le apostaron a esta dinámica tan popular del cine mundial con historias que aunque no arrasaron en cartelera aún son recordadas por el público. 

En este sentido entendemos que la de Peter Webber es una apuesta válida e interesante. Él, que trae consigo el universo del cine británico y hollywoodense aterriza en un país como el nuestro en el que la vida de muchos en sí misma es una película de acción, así que materia prima es lo que hay.

Sin embargo, lo que distingue a una cinta tipo 'heist' o atraco es el carisma de sus personajes (en especial los protagónicos) y el vínculo que pueden establecer con el público que hace que incluso nuestras líneas morales se desdibujen a lo largo de la película. Algunos ejemplos de esto son películas como Inside Men (2006) de Spike Lee, Nueve Reinas (2000) de Fabián Bielinsky o series como La Casa de la Moneda (2018), pero este no es el caso de Pickpockets: Maestros del Robo (2018). 

La construcción de los personajes, en especial la del protagonista, no es fuerte, no tiene motivaciones sólidas ni explícitas y de hecho resulta bastante ingenua. El personaje no conecta con la audiencia en un sentido en el que quienes ven la película se sientan sus 'aliados'. Adicionalmente la película cae en algunos clichés acerca de lo que es la vida de los delicuentes, mirada que se ha plasmado en el cine adecuadamente en cintas colombianas como Matar a Jesús (2018) y La Sociedad del Semáforo (2010), donde incluso como espectadores logramos sentir empatía con la personalidad de sus personajes.

Ni siquiera el desasociego o el 'no futuro' que ha hecho parte del universo de los jóvenes en el cine mueve a los personajes de Pickpockets: Maestros del Robo (2018) de Peter Webber, quienes parecen por momentos ubicados en un contexto al que no pertenecen, lo que hace que sus emociones y acciones no parezcan genuinas. 

Por otro lado, otro de los elementos que le hace falta a esta cinta son los giros narrativos o plot twists ingeniosos que dada la vasta oferta de películas de este tipo en el séptimo arte hace que requiera cada vez más creatividad para resolver las historias de robos, estafas y engaños. Los de esta cinta colombiana no sorprenden. 

Cabe destacar la interpretación de Carlos Bardem, hermano de Javier Bardem, quien ha participado de producciones como Escobar: Paraíso perdido (2014), Alacrán enamorado (2013), Celda 211 (2009), Días de gracia (2011) y Perdita Durango (1997). Carlos interpreta a Chucho, un hombre que viigla el centro bogotano y que domina, al parecer de manera solitaria, gran parte del centro de la ciudad. Aunque quedan en el aire algunas preguntas acerca del conexto que rodea a este personaje, sus motivaciones y problemáticas humanas son evidentes. 

De igual manera, la actriz Natalia Reyes interpreta bastante bien a Juana, una joven de clase alta que hace de los muros de la ciudad sus lienzos y espacios de expresión, con su historia se plantean algunas reflexiones interesantes como el de los venados de los cerros bogotanos y el silencio en el que se extinguen de la geografía de la ciudad. 

Después de verla, queda la sensación de que estamos frente a una mirada inocente de una problemática cotidiana tan latente como como la del 'cosquilleo' y la falta de oportunidades laborales. Inocente porque no evidencia las dualidades humanas y los vacíos personales y sociales que rodean esta situación, sin embargo, están invitados a ver y a analizar con sus propios ojos esta historia de un par de amigos que se dedican a robar en las calles de Bogotá.