Bajo un aguacero de Marzo: Totó en el FEP 2017

Bajo un aguacero de Marzo: Totó en el FEP 2017

Hacia las 5 de la tarde de la última jornada del Festival Estéreo Picnic 2017, diferentes generaciones se dieron cita para hacer un culto a la tradición musical colombiana, tradición sin la que, seguramente, no estaríamos presenciando un festival como este.
Domingo, 26 Marzo, 2017 - 11:40

Por: Juan Jaramillo

El concierto fue un recorrido por la historia de la música colombiana desde sus raices tradicionales hasta diferentes fusiones con instrumentos eléctricos que le dan un carácter novedoso y actual a la propuesta de Totó y otros representantes de la herencia ancestral del país.
 
A lo largo de su presentación, Totó se manifestó en contra de las injusticias sociales que aquejan a los colombianos, y es que más allá de brindar un espectáculo, la musica y el arte en general han sido una plataforma de denuncia y lucha por un mundo mejor. Totó demostro que ser artista no significa alejarse del pueblo y sus realidades, su discurso socio-político es mucho más fuerte que el de muchas bandas de rock, folk, e incluso, de punk.
Baile, sonrisas y amor desbordado, que parecía escurrirse en cada uno de los corazones presentes, fueron constantes durante un concierto que tuvo bolero, currulao y cumbia, pero sobre todo respeto y unión alrededor de la celebración de la vida en medio de las montañas que cubre el Parque deportivo de la 222.
 
A diferencia de lo que se pueda pensar, la lluvia fue un valor agregado que incluso conectó más a la gente con la música. El agua es lo que nos permite vivir, nunca está demás bailar, cantar y gozar mientras la misma nos cae del cielo y nos hace sentir vivos.
 
Desconcertante parece ser relegar este tipo de sonidos y tradiciones dando prioridad a expresiones culturales de otras latitudes, que aunque han nutrido nuestra cultura y nos incluyen en las dinámicas mundiales e industriales de una expresión artística como la música, desplaza nuestras raíces. La música, nuestra música, hace parte de la memoria social de este país, apreciar lo nuestro, valorar lo de acá y trabajar por su consolidación y difusión (como los estadounidenses han hecho con el blues) significará dar un paso gigante en la consolidación de una país íntegro, con identidad y un futuro donde prime la cultura, la nuestra, porque no podría ni debería ser otra. 
 
El profesionalismo y la búsqueda por entregar siempre lo mejor al público son las enseñanzas que Totó y su banda le dejan a la escena musical colombiana. En el arte son inaceptables las zonas de confort, el hacer por hacer, tocar por tocar, ése no es el camino y la diosa colombiana de la cumbia nos lo deja claro. Larga vida a Totó la Momposina, y a la tradición musical colombiana, sin ella el futuro de nuestra industria no sería tan prometedor.