Así fue la Parada Juvenil de la lectura en Medellín
Antes de salir para el lugar del evento, la expectativa era encontrarnos un recinto caracterizado por de conferencias y talleres donde se expusiera la importancia de leer y lo rico que es el universo literario.
Pero al traspasar las mallas del Aeroparque Juan Pablo II, lugar ubicado al lado del aeropuerto Enrique Olaya Herrera, al suroccidente de la ciudad, y que albergó este evento, nos encontramos con un universo donde artes como el baile, la música, el teatro y el cine, se pusieron al servicio de las letras y de los mundos que ellas encierran.
Fueron 16 horas continuas, desde las 2 de la tarde del sábado, y hasta las 6 de la mañana del domingo, en las que se dispusieron alrededor de 20 carpas y stands al aire libre, con diferentes experiencias que, más que inculcar a los asistentes la importancia de leer, les mostraron las ventajas de crear, de imaginar, y de sumergirse en nuevos mundos a través del conocimiento.
Para destacar, el componente musical durante las 16 horas, en el que se dieron cita artistas como Calavera y la Popular Independiente, Niquitown y el Jam Latino, allí, la gente bailó y se gozó el sonido de esta Parada juvenil.
Así nos lo afirma Guillerno Cardona, asesor académico de los eventos del libro:
Pero todo esto, no tendría sentido si los jóvenes, los grandes invitados de esta parada, no se hubiesen acercado a cada una de las actividades preparadas con cuidado. Sobre la asistencia y la respuesta de los asistentes, Kelly Rodríguez, quien hizo parte de la logística del evento, nos dio su parte:
Y es que cada actividad estaba planeada cuidadosamente para cautivar a cada uno de sus visitantes. Jessica Cano, coordinadora de la carpa Cartas de vida:
Y los jóvenes cumplieron la cita, y han adoptado este espacio como suyo
Y de todos los espacios que se encontraron, estos fueron sus favoritos:
La cita, más allá de enseñarnos el hábito de leer, se convirtió en una excusa para que los más de 1500 asistentes a la Parada Juvenil de la Lectura en Medellín, disfrutáramos de crear y de imaginar en convivencia con los demás.
En Señal Radiónica vivimos los libros.